24 diciembre 2024

CRÓNICAS NAVIDEÑAS (III)

Nochebuena.





La Nochebuena es una reminiscencia de la pascua judía original, la cena que hicieron los judíos antes de su partida de Egipto, se describe en el Éxodo 12 (43,50):  “«Esta es la ley de la pascua: ningún extranjero la comerá.  Circuncida a los esclavos que te hayas adquirido y solo entonces podrán comerla. Ni el emigrante ni el jornalero la comerán. Se ha de comer en una sola casa: no sacarás fuera nada de la casa y no le romperás ningún hueso. La comunidad entera de los hijos de Israel la celebrará. Y, si algún emigrante que vive contigo quiere celebrar la Pascua del Señor, se circuncidará y solo entonces podrá participar en ella, pues será como  un indígena; pero ningún incircunciso podrá comerla. 49 La misma instrucción vale para el indígena y para el emigrante que vive con vosotros». No la seguimos, afortunadamente, al pie de la letra. No circuncidamos a los esclavos ni a los emigrantes. Se celebra en casa y en familia y posteriormente, el que tiene ánimos y es creyente, se asiste a la misa del gallo.

Es también una cena especial por lo nostálgica, los adultos tienden a recordar las cenas pasadas y es triste constatar que faltan comensales con el paso de los años. Como en todo, hay nuevas costumbres, la forma de cocinar(si se cocina), la forma de comer y la forma de disponer la mesa. También hay hay costumbres inamovibles, como lo llega a ser sentarse en el mismo lugar, el recurso al cordero o al que se recurre cada año y que, en teoría, gusta a todos. En fin, perviven las viejas maneras, con nuevas formas.

Entre los nuevos invitados a la cena hay unos indeseables, que esclavizan y van aislando a cada uno de los participantes. Son los móviles, que acompañan la tarde y la noche con una incesante cacofonía de tonos, y es que los amigos no dejan de enviar buenos deseos, sitiéndose cada uno cerca de ellos se aleja de los familiares que le acompañan. Mi mujer ha decidido, y yo estoy de acuerdo con ella, disponer un lugar en una mesa alejada donde cada uno de los invitados deje su móvil, por lo menos mientras se está cenando. Mi nieta adolescente, acata a regañadientes esta medida, pero no disfruta de la cena, está tensa y parece que le falta algo. Si Ortega y Gasset decía que “yo soy yo y mis circunstancias”, mi nieta lo traslada a “yo soy mi móvil y yo”.

También hay otro suceso indeseable, aunque se intente no hablar de política siempre acaba derivando la conversación y la discusión insana aparece. Se puede estar en desacuerdo con muchas cosas siendo necesario hablar pero no discutir. Las sesiones del Congreso se trasladan a la cena y entonces uno se da cuenta de cómo la política ha contaminado a su familia. Intento entonces derivar la conversación hacia el fútbol, soy el único atlético y me enfrento a una unanimidad merengue, empieza una discusión más sana. Sobre todo porque no me va la vida en que el Atlético de Madrid gane o pierda, como buen atlético entiendo que una derrota en un partido no es el fin del mundo.

La cena de nochebuena es un buen referente para examinarnos y comprobar cómo ha evolucionado nuestra familia. Podemos y debemos recordarlas como otros tiempos, ni mejores ni peores, sólo diferentes.

Feliz Navidad.  

1 comentario:

Susana Moreno dijo...

Lo peor entre parientes no es tanto lo que se dice sino lo que se insinúa,. Por eso es mejor no escuchar. Un beso