Miguel Hernández
En un panorama informativo salpicado de Siria (parece que en lo que se refiere al exterior sólo podemos dedicarnos a un escenario) y acusaciones corrupción y rifirrafes locales, me ha llamado mucho la atención el artículo que escribe Mario de las Heras en ElDebate.com y que explica “Cuatro razones por las que la izquierda actual rechazaría a Miguel Hernández”. No me gusta que sea noticia un artículo de ficción, el “que pasaría” no deja de ser un ejercicio de imaginación, interesante y útil para elaborar argumentarios y teorías. Pero, en mi opinión, no aporta información. Creo, también, que Don Mario podría aportar muchas más razones para alegar que la izquierda actual rechazaría a la izquierda del pasado, de hecho ya vemos las desavenencias entre los socialistas de hoy y los de la década de los noventa.
Miguel Hernández es un personaje producto de su tiempo y comprometido con una causa, la republicana, y con unas ideas sociales que le hicieron denunciar en un Madrid las fiestas que daba Rafael Alberti con el enemigo a las puertas, “aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta” dijo el poeta. Pese al pasado que tuviese antes de la guerra, fue condenado por su militancia en la izquierda, no cabe duda. No sabemos, ni podemos saber, cual habría sido la evolución de Miguel Hernández si no hubiese fallecido de tuberculosis en la cárcel en 1942. Podemos imaginarla en un ejercicio tan interesante como inútil.
Uno de los pocos fallos que tuvo la Transición, sigue siendo mi opinión, es que las diferentes facciones hicieron militar en sus ideales a diferentes artistas que ya habían fallecido y que no podían opinar ni matizar su postura política. Otros, simplemente, fueron desterrados por no adaptarse a una ideología. Es, por ejemplo, el caso de José María Pemán, de él me dijo un profesor de literatura que tuve que “piensa como piensa, pero qué bien escribe”, y para muestra un botón de discrepancia en pleno año 1970 defendiendo el uso del catalán “El catalán: un vaso de agua clara” . Hoy su figura es la de un facha trasnochado y sumiso al franquismo. También se le ha querido dar un pasado de izquierdas a la Generación del 98, haciendo de Pío Baroja un exiliado y de Unamuno un perseguido. A poco que investiguemos y que leamos no descubriremos a políticos sino a artistas que decidieron entre las diferentes, y también complicadas, opciones que le presentaban los tiempos convulsos en los que vivía la España de la primera mitad del siglo XX. Pocos están dispuestos a disfrutar de la lectura de unos autores que elevaron la calidad de la literatura española al mismo nivel que la del siglo de oro. Una casta política que ha hecho de nuestros mejores artistas del pasado de derechas o de izquierdas y ha obligado a los artistas actuales a destacar más por su militancia que por su obra.
Y, volviendo a Miguel Hernández, de él nos queda lo que escribió,La Elegía a Ramón Sijé se considera la segunda mejor elegía de la lengua española. Las Nanas de la Cebolla, a las que ya dediqué un artículo, escritas desde el sentimiento. Vientos del pueblo, en mi opinión la mejor definición de España y los españoles. Son sólo una pequeña muestra de su obra. Y ahí está para disfrutarla y para inspirar a otros, no para hacer propaganda de una política que, afortunadamente, fue superada. Podemos unirnos en el gusto de su lectura, en el debate de su obra, pero nunca enfrentarnos por su militancia. El rechazo o afición de la sociedad hacia los artistas puede ser debatido, su obra gustar o no gustar, pero debe considerarse como un patrimonio de todos del que podamos disfrutar nosotros y las próximas generaciones.
1 comentario:
Yo tampoco estoy de acuerdo en lo que algunos denominan "contrafactual", es decir, qué hubiera pasado si Fulanito no hubiese muerto joven o si Alemania hubiese ganado la primera guerra mundial (y lo mismo con la segunda).
El problema de la Transición fue extender un manto de silencio sobre todo lo que había pasado antes. El otro día estaba leyendo un libro que decía que Alemania y Francia reunieron ¿en los años 60? un comité de historiadores de ambos países para redactar un manual de Historia común para los instituto de enseñanza de ambos países.
Esto en nuestro país es todavía una tarea pendiente...
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