19 diciembre 2024

LAS LÍNEAS ROJAS

 Las líneas rojas.

Duelo a Garrotazos. Francisco de Goya.
Museo del Prado

Hoy bien de mañana he leído algunos artículos, me  gustaría destacar el que escribe Antonio Naranjo en ElDebate.com titulado “O España acaba con Sánchez o Sánchez acaba con España”, ya se podrán imaginar que no habla muy bien del presidente, el artículo enumera lo que el autor ha considerado todas las tropelías cometidas por el personaje en cuestión. No se trata de darle la razón o no, cada lector tiene su criterio, pero si de la consideración de que se han cruzado lo que se dio en llamar líneas rojas. Creo que es un error el recurso a las líneas.

Y creo que es un error, en primer lugar, porque una linea roja tiene que estar establecida de antemano. No sirve de nada declarar que se ha pasado un límite si éste no estaba establecido, o sea que lo que puede ser una cacicada, despotismo, corrupción o autocracia no implica pasar una línea roja, o un Rubicón, si no hay una idea clara de cuando se es un cacique, un déspota, un corrupto o un autócrata. Tampoco sirve establecer este límite, si una vez sobrepasado no hay una reacción creíble, si un partido declara “Si el Presidente hace esto tendrá al PP en contra”, podríamos pensar en la poca calidad de una oposición que sólo está en contra de un presidente cuando hace “esto”.  Si no hay reacción, no hay línea roja.

Todos podemos poner líneas rojas, un padre le puede decir a su hijo que si no aprueba no sale con sus amigos, y si es serio su hijo sabrá a qué atenerse si no aprueba, si no es serio su hijo repetirá curso. O sea, al poner la línea roja el padre se condena tanto como el hijo. Y, a pesar de todo, no es una garantía para que su hijo apruebe, ni siquiera para que haga lo posible por aprobar. También influye lo que el que pone las líneas rojas está dispuesto a hacer cumplir su amenaza, puede ir desde el farol hasta la acción automática y contundente. Cuestión de credibilidad.

En el ámbito internacional hemos podido ver muchas líneas rojas anunciadas. A nadie ha podido extrañar la ofensiva de Israel contra Hamás e Hezbulá, puede escandalizar la contundencia e indiscriminación, pero no la reacción de Israel. Rusia va señalando sus líneas rojas en cuanto a la focalización de la guerra contra Ucrania, si se lanza el ATAMCS dentro del territorio ruso, se envía otro misil más destructivo y con más alcance, como queriendo decir que el primer misil no garantiza alcanzar a todo tipo de lugares de lanzamiento, queda por ver la respuesta que de Rusia a los atentados perpetrados en Moscú. Otro ejemplo de línea roja anunciada y de poca efectividad son las sanciones económicas a Rusia. En resumen es como un patio del colegio, cada uno sabe quien es un fanfarrón, lo que puede o no puede hacer, y parece que nosotros, la Comunidad Europea, nos quedamos sin bocadillo.

Y en el solar patrio las líneas rojas son muy flexibles, se establecen después de que alguien de una tendencia o de otra actúe de acuerdo con una decisión y no pasa nada. Para muestra ahí tienen el golpe de estado en Cataluña, Tanto Arturo Más y Puigdemón por un lado y Mariano Rajoy por otro se estuvieron acusando repetidamente de cruzar líneas rojas. Hasta que al final hubo un referéndum ilegal, una declaración de independencia de unos segundos y un artículo 155. ¿Se podía haber evitado antes esta situación? Que cada uno traiga sus conclusiones.

Desgraciadamente la sociedad no puede poner líneas rojas a sus gobernantes. O no estamos maduros para ello, o no hay la unidad necesaria. Tampoco es que los gobernantes hagan mucho caso, casi un 40% de abstención en las elecciones es bastante significativo, Pero nuestros representantes están convencidos que la culpa es de los votantes.

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