10 diciembre 2024

PERSPECTIVAS RELIGIOSAS (CINISMO NACIONAL)

 Perspectivas religiosas (Cinismo nacional)

Fuente: ElDebate.com

Hoy los medios se siguen planteando la necesidad o no de una representación oficial española en la reapertura de Notre Dame. La ausencia, como ya dije, no creo que haya sido muy tenida en cuenta por las instituciones francesas. No creo que los príncipes de Gales hayan preguntado por sus primos lejanos de España, ni que artistas o representantes de la cultura hayan notado la ausencia del ministro de cultura español. Nadie se ha sentido ofendido y nadie se ha sentido menospreciado. Y eso que se nos ha invitado a ir. Una decepción parecida ha habido en el funeral de Valencia, la presencia de los representantes del Gobierno ha sido testimonial y la ausencia del presidente del Gobierno notoria.

En este sentido se despacha ElDebate.com titulando una galería fotográfica como “Familias dolidas, políticos increpados y el consuelo de los Reyes: las imágenes del funeral por los fallecidos de la DANA”, Don Alfonso Ussía, en tono jocoso, escribe el artículo “Todos con Marisú”, en el que ridiculiza la actuación y actitud del Gobierno en general y de su presidente en particular. Don Daniel Martín informa que “Los políticos entran por una puerta secundaria de la Catedral de Valencia y evitan ser abucheados”, como un indicativo de lo que hoy piensan los ciudadanos de sus representantes. La editorial de ABC.es indica que “Había que estar en Valencia, sentenciando que si doscientos muertos no justifican la presencia del Presidente del Gobierno en el funeral éste tiene un problema de percepción. En Larazón.es Don Jesús Rivasés nos escribe de “El lado correcto de la historia y <<París bien vale una misa>>” donde denuncia la falta de coherencia de lo dicho por Pedro Sánchez en el 41 Congreso del PSOE “Ser socialista es estar en el lado correcto de la historia”, pero no haber estado en él cuando se reabrió Notre Dame, se escapó en la visita a Paiporta o no asistió al funeral de las víctimas de la DANA. De la lectura de todos ellos podemos llegar a muchas conclusiones, pero todas ellas preocupantes.

La primera de ellas es la aparición de una brecha más: la que hay entre los políticos y los ciudadanos, grave dado que los primeros dicen representar a los segundos. Desgraciadamente los ciudadanos no pueden destituirles por falta de confianza, y los dirigentes no se dan por aludidos. Hasta el punto que se esconden de, o evitan a, los que les eligieron. Y es difícil discernir si el deterioro es de sus personas o el de la institución que encabezan, lo uno es malo, lo otro peor.

La segunda es qué valores decimos defender, no hay nada positivo en ausentarse de un acto de reconocimiento o de celebración de un esfuerzo, de un sacrificio o de dolor. No sirve decir que se celebrará otro acto laico en homenaje a las víctimas que todavía no tiene fecha. La renuncia a participar en un homenaje a las víctimas, por muy religioso que sea, deja más en evidencia la falta de empatía que la militancia en el ateísmo o laicismo. Falta, sobre todo, ejemplaridad. El estar donde hay que estar en los momentos críticos. Falta voluntad, el no saber ceder a lo que hay que hacer en beneficio de la conveniencia. Falta saber conectarse con los ciudadanos, atenderlos y sin insultar, una protesta no tiene porque indentificarse con elementos ultraderechistas. Y falta valor, no temeridad ni desesperación, el suficiente como para no enterrar la cabeza y no ver el peligro, el suficiente para enfrentarse a él y no acudir a una puerta secundaria o alejar una grada para evitar, o que no se oigan, los abucheos.

Y la tercera es que la nace España va a la deriva entre discusiones, más bien bizantinas, entre unos partidos y otro; sobornos de unos partidos a otros; y posicionamiento de unos y otros partidos ante cualquier situación. Y siempre pagan los mismos, los ciudadanos. Ningún político se ha llenado de barro, ningún dirigente ha sudado, los que han asistido al funeral por las víctimas ha sido por obligación, y peor si era impuesta. Nadie se impuso como deber no ir a Notre Dame y lo de Valencia, más que unfuneral, para muchos de ellos ha sido un trámite. 


1 comentario:

Trecce dijo...

Los políticos viven en su burbuja y ahí se sienten cómodos, porque a ella solo acceden quienes les adulan, contribuyendo así que su percepción del entorno se aleje cada vez más de la realidad.