Villancicos.
Los villancicos suponen un adorno musical de la Navidad, podríamos incluirlos como parte del tinglado que se monta. Los hay para todos los gustos, antiguos y modernos; de ritmos pausados y rápidos; que invitan a la alegría, a la reflexión, a la fiesta o a la quietud. Nos acompañan en las compras y en casa. Van horadando nuestra cabeza y al llegar la noche uno puede evitar oír cascabeles antes de dormir.
Y es que un experto en música sentenció que una canción para ser villancico debe incluir un acompañamiento de cascabeles. Creo que no es necesario, pero no soy un experto en música. Casi aseguraría que para ser villancico una canción debe ser oída unas trescientas veces en Navidad y terminar siendo aborrecida por el oyente. Que al oírla por tricentésima primera vez uno exclame con lágrimas en los ojos ¡Ya no más por favor! El villancico, en este caso, puede ser tan perjudicial como un maratón de sálvame.
Independientemente de la exageración anterior, ya viene desde lejano la idea de recopilar los villancicos ya conocidos para evitar que se repitan, así tenemos selecciones desde antiguo, que se han hecho hasta nuestros días por los medios de reproducción disponibles en cada momento. Los villancicos han evolucionado con los gustos de la época y con los medios disponibles, hoy no se componen para clavicémbalo ni con ritmos gregorianos. Cada época tiene sus modas y maneras. Hoy es más fácil que el público escuche una canción de Navidad en reggaeton que una del siglo de oro, aunque nada impide que las dos acaben con la paciencia del oyente cuando se escuchen trescientas una veces.
Pero para gustos los colores... y los villancicos. A mi me gustan los calmados, prefiero el archiconocido “Noche de paz” al famosísimo “Jingle Bells”, cuestión de preferencias. Pero hace tiempo descubrí una canción en una recopilación de villancicos suramericanos, el argentino se llamaba “La peregrinación (a la huella)” y me gustó mucho, es parte de la obra “Navidad nuestra” de Ariel Ramírez y Félix Luna. Comparto mi descubrimiento con ustedes. Disfrútenlo, pero no les recomiendo escucharlo más de trescientas veces.
1 comentario:
Lo conozco. Es precioso. Un beso
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