CARLISMO.
Les ruego que no comentan el error de interpretar que este artículo sea una crítica o alabanza al Carlismo, una desavenencia dinástica que terminó siendo un movimiento político. Les sugiero que lo tomen como un divertimento a favor del rigor histórico y protocolario.
Hemos vivido casi cuarenta años de reinado de Juan Carlos I y doce años del papado de Francisco, no de Francisco I, uno de los dos no atiende al protocolo y es... Juan Carlos I, el ordinal es una referencia, no es parte del nombre. No hay más Juan Carlos que el emérito y podríamos referirnos a él como el primero cuando haya otro Juan Carlos, que será el segundo. De hecho cuando el Rey sanciona una ley su rúbrica es su nombre seguido de Rey, sin ordinal. Nos parecerá bien o mal, pero de esta manera el protocolo hace que firme el cargo y no la persona, no puede alegar el hijo del rey no haberlo firmado. Hablaremos también del Papa Francisco I, cuando haya otro papa que se llame Francisco y será el segundo. El ordinal es una ayuda, si me refiero al Papa Benedicto lo más sencillo será asociarlo al XVI de su nombre y si me refiero al Papa León la asociación lógica será al actual. Si me refiero a una encíclica o periodo determinado será de gran ayuda el recurso al ordinal.
En España tenemos un caso muy particular, me refiero al Rey Carlos, que con este nombre fue el primero de España y el quinto emperador de Alemania, del Sacro Imperio Romano Germánico para ser exactos. La preminencia de los emperadores sobre los reyes hace que muchos historiadores se hayan referido a él como Carlos V, incluso en España resulta más familiar como Carlos V. Tremendo error, ya que Carlos V es el nombre que se atribuyeron los carlistas el hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro, en sus pretensiones al trono. Veo hoy una foto en El Debate que hace referencia al discurso del Rey en la entrega del premio europeo Carlos V, haciendo referencia al emperador que antes fue Rey de España. No creo que el Carlos V de los carlistas sea una referencia europea. Pero si queremos dar un premio promocionado por España, entregado en España y con la presencia de la monarquía española, haciendo referencia, quiero pensar, a un español que fue emperador de un imperio que ya no existe, creo que sería más digno referirse al premio europeo como Carlos I, que resulta menos foráneo.
No deja de hacerme cierta gracia la idea de considerar el monasterio de Yuste como el lugar de retiro de un jubilado alemán que se llamaba Carlos en vez de la última residencia real de un Rey de España, que era ya emérito.
En fin, ya sabemos que nos gusta saltarnos el protocolo. A ver como lo solucionamos si uno de los descendientes de Leonor resulta ser un príncipe llamado Carlos.
2 comentarios:
Primero habrá que arreglar que reine una mujer. Un beso
Ya ha habido dos Isabeles,,, y cuatro Carlos Un saludo
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