EL SISTEMA A EXAMEN
Aunque hoy es el día del trabajo, o del no trabajo como nos dice en ABC, Puebla en el Sacapuntas, la festividad esta oscurecida por el apagón.
No nos debe extrañar y, creo, es bueno seguir insistiendo, como hace J.M. Nieto en la sección Fe de Ratas en el ABC.
Aunque no se saben todavía las causas, los técnicos se aventuran a apuntar algunas, los políticos se apresuran a desmentirlas aunque, oficialmente, siguen sin saber las causas. Lo que si se sabe seguro son ciertas declaraciones hechas en el pasado, entre ellas cabe destacar las de Pedro Sánchez en el sentido de que la posibilidad de un apagón era un alarmismo apocalíptico de la extrema derecha y ultraderecha. También han entrado en la palestra las pasadas declaraciones de Beatriz Corredor asegurando que la Red Eléctrica Española era la mejor del mundo y las de ayer insistiendo en que sigue siendo la mejor. No hay muchas garantías de ello cuando el apagón fue peninsular, no debe ser muy fiable cuando Portugal se ha desconectado de España. España se mira en el espejo y sus dirigentes le aseguran que tiene la mejor red eléctrica del mundo, pero desde hace dos días la realidad le dice que ya no lo es.
Lo que también podemos constatar es que como fichas de dominó cayendo se van nombrando responsables, y como los niños que han roto una ventana todos alegan que "yo no he sido". Insisten estos supuestos responsables en su esencia progresista, asociándola al progreso y éste España. Pero más que constatar mejoras parecen recordarnos que la descomposición es otra forma de progreso.
Viendo los toros desde la barrera podemos confirmar, teniendo en cuenta que las causas en un primer momento fue algo secundario, que nuestros dirigentes estuvieron seis horas desorientados y sin saber cómo proceder. Desatendieron su función principal en ese momento: dar instrucciones y coordinar. Las tres reuniones del Consejo Nacional de Seguridad parecen haber tenido como objetivo garantizar la seguridad del Gobierno que la de la nación. El apagón es, sobre todo, munición política para responsabilizarse de unos a otros. El apagón, como dijimos anteriormente, no es que constate el fracaso de un modelo energético sino el de un sistema político que tiende a beneficiarse de este tipo de emergencias. Así se ha demostrado durante la pandemia, la erupción del volcán de La Palma, la borrasca Filomena, la dana de Valencia o el gran apagón, todas han sido empleadas como armas arrojadizas para culparse entre unos y otros de una mala gestión que, como siempre, sufren los españoles.
2 comentarios:
Y la oposición tampoco se opone porque son parte de la agenda 2030. Un beso
Toda la razón, son la misa especie.
Un saludo
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