04 mayo 2025

PROYECTO VITAL

PROYECTO VITAL


Decían los romanos eso de "o témpora, o mores", algo que podríamos traducir como "oh tiempos, oh costumbres" o como "qué tiempos. qué costumbres", aunque también lo podíamos interpretar como "a cada tiempo, sus costumbres". Se le atribuye la frase a Cicerón como una crítica a los cambios. Sin crítica o no, es cierto, siempre hay algo que está de moda. Hay años en que se llevan camisetas y otros camisas, la falda más larga o más corta, incluso se impone el pantalón a la falda. Las hombreras más o menos pronunciadas acompañan a décadas. Los coches y los conductores son diferentes, de ser ignorados los pasos de cebra han pasado a ser respetados. Los ciclistas se han ganado un sitio en las calles. En fin, han cambiado las costumbres.

Estaba viendo el otro día un programa de tertulias cuando la presentadora soltó algo así como que "los jóvenes no pueden ver desarrollado su proyecto vital", me intrigaron las dos últimas palabras "proyecto vital", acudo a google y la inteligencia artificial me dice que  "un proyecto vital, o proyecto de vida, es el plan que una persona elabora para lograr sus metas y objetivos en diferentes ámbitos de la vida, como el trabajo, las relaciones personales, el desarrollo personal y el bienestar. Es un proceso que se adapta a lo largo de la vida, reflejando los cambios en las prioridades y aspiraciones de cada individuo".

Me parece que es añadir complejidad a ciertas preguntas que nos han ido haciendo a lo largo de nuestra vida. De niños nos preguntaban qué queríamos ser de mayor. De adolescentes se acotaba si ibas a estudiar ciencias o letras y para qué. De jóvenes qué querías hacer de tu vida. Una vez adultos ha sido imposible no plantearse qué estoy haciendo con mi vida, una cuestión cada vez más planteada por uno mismo según van desapareciendo aquellos que te lo preguntaban. Incluso ahora, con más pasado que futuro, me pregunto qué he hecho con mi vida que termina en un planteamiento si lo vivido ha valido la pena. Son elucubraciones de cada uno, así que las respuestas es mejor que las conserve cada persona. Resulta que las respuestas a todas esas preguntas se resumen como un proyecto vital.  Todo se habría ido solucionando si a lo largo de nuestra vida nos hubiesen preguntado cuál es nuestro proyecto vital.

Incluso otras preguntas habrían cambiado de planteamiento. La profunda pregunta de ¿Tú te ves casado? se modificaría a ¿Contempla tu proyecto vital el matrimonio?. ¿En qué momento de tu vida te encuentras? pasaría a ser ¿Cómo tienes de desarrollado tu proyecto de vida? Un diario pasaría a ser un informe detallado de un proyecto vital. Una muerte temprana sería un proyecto vital interrumpido y la muerte la conclusión de un proyecto vital. Un asesinato sería la cancelación de un proyecto vital ajeno, mientras que un suicidio sería la cancelación voluntaria del mismo.

El proyecto vital permite calificaciones que hechas para las personas exigirían muchas explicaciones. Podemos decir que un proyecto vital es interesante sin meternos en el berenjenal de decir que el señor, o la señora, Rodríguez es muy interesante. Podemos tachar de absurdo a un proyecto, cosa que nos comprometería al hacerlo de una persona. No significamos lo mismo diciendo que el proyecto vital de una persona es desordenado o que esa persona es desordenada. Permite, en definitiva, la posibilidad de decir que un proyecto de vida es tonto sin llamar tonto a su protagonista.

Los proyectos vitales pueden ser muy variados y de diferente extensión. Para todos los gustos. Incluso pueden servir para orientar. Si un proyecto de vida se limita al manido “Trabajar poco y cobrar mucho”, aconsejarán dedicarse a la política y ser diputado, solo hay que tener paciencia y decir si o no, o no decir nada. Hay otros proyectos que pueden ser muy simples y complejos a la vez “ser cada día mejor”. Otros demasiado extensos y explícitos “vivir en un casoplón con un servicio atento a mi persona, y celebrando con mi pareja todos los días. Que sea de pelo rubio y que no nos falte de nada”. En la mayoría de los casos cada proyecto de vida nos da una idea del grado de fustración o conformidad que va a tener una persona en su fututo. Perdón, quiero decir cuando compare su realidad con el proyecto vital que se había diseñado.

Creo que lo que ha hecho que mi vida se haya desarrollado como lo ha hecho ha sido el intentar satisfacer mis ilusiones. En realidad creo que la ilusión es el motor de la vida, intentar que los que me han rodeado participen y disfruten de ellas. Pero ahora me descubren que la clave de la felicidad está en hacer un proyecto, un plan y seguirlo. Parece que hay muchos que olvidan lo que dijo un general alemán “ningún plan soporta el contacto con la realidad”. Por lo que volvemos a una constante: lo importante es tener las ideas claras.

Ahora a todo eso se le llama proyecto vital… o témpora, o mores.


5 comentarios:

Susana Moreno dijo...

A menudo no sirve de nada planear. La vida decide por ti. Un beso

LUFERURA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
LUFERURA dijo...

El hombre propone y Dios dispone.
Un saludo.

Emilio Fuentes Romero dijo...

Yo creo que hay lo que ahora llaman un "proyecto vital" consciente y otro inconsciente. Ejemplo del primero: quiero ser abogado (y poner los medios para ello). Ejemplo del segundo: es lo que hemos mamado desde niños en nuestro entorno, es lo que se ha hecho "de toda la vida": tener un trabajo y una situación sentimental estable, comprarme un piso, pagar una hipoteca, tener hijos, nietos...
Lo que ahora "proyecto vital" es eso que los jóvenes no pueden hacer ahora porque las cosas han cambiado: es difícil para ellos tener un trabajo, una pareja, comprar un piso, tener hijos.
Sí, la ilusión puede ser el motor de la vida, lo que pasa es que a los jóvenes no les está permitido tener ahora las mismas ilusiones milenarias que mantuvieron sus padres.
Saludos.

LUFERURA dijo...

Estoy de acuerdo parcialmente. Creo que ha habido una evolución y un cambio de las prioridades. Por ejemplo preferir gastarse un dinero en un viaje antes que la entrada de una casa, preferir estar sin trabajo antes que trasladarse a otra ciudad. No digo que sean opciones más o menos acertadas, ni quiero generalizar. Pero si demuestran un cambio de prioridades.
Saludos y gracias por el comentario.