Prioridades ¿Qué pesa más?
Abc.es publica hoy en una de sus editoriales un artículo titulado “Almaraz, símbolo de la sostenibilidad” , es un artículo breve que plantea la necesidad de cerrar la central nuclear porque influye más el peso del ecologismo que los beneficios que pueda proporcionar, sentencia el encabezamiento que “el dogma ideológico y el lastre económico atentan contra la supervivencia de las comarcas rurales que acogen estas plantas nucleares”. Elmundo.es publica una entrevista que David Vigario hace al alcalde de Almaraz que resume en su titular; “Juan Antonio Díaz, alcalde socialista de Almaraz:”El Gobierno debe rectificar,es de valientes reconocerlos errores”, en la entrevista el alcalde explica la situación en que empresas y gobierno eluden las responsabilidades por el próximo cierre.
El caso es que los ciudadanos que se manifestaron contra el cierre de la central nuclear no eran de una ideología determinada, más que manifestarse por una idea se pronunciaban por la supervivencia de su población. La dependencia que hay entre las poblaciones y las actividades que se desarrollan en las mismas marcan su devenir. Las grandes ciudades permiten alternativas, pero en las pequeñas localidades el fin de una actividad no da más salida que trasladarse en busca de trabajo. Y así se se ha llegado a la España vaciada (y vacilada). Parece que la futura industria del medio ambiente se va a implantar en las ciudades mientras que en los pueblos se limitaran a instalar infraestructuras que requieren poco personal, no parece que la España vaciada se vaya a llenar cuando los servicios son los que reclaman la mayor parte de la actividad económica. Si nuestros ecologistas nos hacen dar la espalda a industria y minería y condicionan la actividad agrícola nos están condenando a un campo desierto pero, eso si, impoluto.
Es un error de organización hacer coincidir en el mismo ministerio las funciones de Transición Ecológica (medio ambiente) y Reto Demográfico (despoblación y falta de natalidad), sobre todo cuando la prioridad parece que está clara y que el reto demográfico va a quedar como algo secundario. Aunque puede haber múltiples soluciones para fomentar el retorno de la ciudad al campo, todas exigen potenciar unas infraestructuras que, además de caras, suponen un impacto ambiental y eso si que no. Se imponen, en aras de un derecho ambiental, una serie de deberes que para muchos son sacrificios: mimar a una ganadería que además queda indefensa ante los lobos, imponer una regulación opresiva sobre la agricultura, y castrar la minería y la extracción de recursos. Se hace también en beneficio de una sostenibilidad indefinida, pero la situación para los que viven en el campo, y del campo, empieza a ser insostenible e inestable. Y como suele ocurrir ¿desde donde se gestionan los asuntos del campo?¿desde donde se regulariza la vida del campo? Desde la ciudad, los burócratas del asfalto son los que hacen y establecen las prioridades.
Todo ello supone restringir las oportunidades, la prioridad es el medio ambiente y el ecologismo. Podemos estar de acuerdo en la necesidad de su cuidado, pero si supone una losa para los ciudadanos posiblemente estamos equivocando las prioridades. ¿O no son los humanos los primero?
2 comentarios:
Una España vacía que depende del exterior no es viable a largo plazo. Pero los burrócratas no han visto nunca el campo. Un beso
Es lo que tiene, estamos dirigidos por gente que sólo sabe de polítuca.
Un saludo
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