Inteligencia Artificial.
Como ya sabrán el mundo anda un poco revuelto con el encumbramiento que está teniendo DeepSeek superando al ChatGPT, hay tintes revolucionarios en una aplicación china, de código abierto y gratuita, puede que tenga un truco por descubrir. En todo caso mi alma analógica no necesita del auxilio que puedan venir de una u otra marca. Me sigue gustando buscar en internet e ir tirando del hilo. Raro que es uno.
Un querido amigo que ya no está entre nosotros, experto en informática y cuentas, me dijo - y hablo de una conversación de hace más de veinte años - que “ya hay programas que lo hacen todo, es cuestión de memorias”. Y es cierto, los algoritmos (que son fórmulas) de un simulador de vuelo, por ejemplo, llevan años aplicándose y sólo han sufrido pequeñas modificaciones, la evolución significativa de cada actualización está en los gráficos, el escenario y en la capacidad de jugar con otros. O sea en la calidad de las imágenes, la extensión del ámbito y en las comunicaciones y todo ello es más capacidad de procesamiento y memorias. El máximo esfuerzo de la programación de las aplicaciones está en transmitir los algoritmos a los gráficos y las comunicaciones, hablamos de juegos.
En un nivel más serio la una aplicación, lo que antes se llamaban programas, se establecía como una herramienta de información y apoyo a la decisión. En síntesis el proceso era dar datos, elaborar y procesar los datos para obtener nuevos datos y exponer la información. Correspondía al usuario introducir los datos y tomar la decisión. La programación ha evolucionado y se espera que una aplicación añada al proceso anterior sea la capacidad de obtener datos y tomar decisiones, no sólo eso, sino que dentro de las decisiones que pueda tomar estén determinar la necesidad de nuevos datos y la de emplear la información resultante para llegar a conclusiones. Y, básicamente, este es el concepto de Inteligencia Artificial. Se supone que puede ser capaz de aprender.
Sobre todo cuestión de memorias, fórmulas y comunicaciones. Es moralmente discutible la ausencia de pasión en las decisiones, después de todo son el resultado de un proceso. Habría también que añadir si dentro de esa capacidad de aprender y de aplicar lo aprendido se incluye la posibilidad de modificar su programa. Las dudas planteadas pueden llegar hasta el infinito, dado que con la capacidad de aprender y transformarse está la de poder evolucionar y es obligatorio preguntarse cómo y hacia dónde. Si algo se hizo con una utilidad va a hacer su evolución algo más útil o inútil. Por muy listos e inteligentes que seamos los humanos no podemos ni crear, ni programar, un alma. Pero todas estas dudas provocan una normativa que, la mayoría de las veces, muestra el miedo a la innovación y el deseo de controlar lo que se ignora.
La Inteligencia Artificial es como una bestia. Será fiel y leal con quien la alimente y, en el mejor de los casos, indiferente con quien permanezca ajeno. Lo que haga no depende tanto de la inteligencia artificial creada como de la estupidez natural del que la creó.
2 comentarios:
El problema està en los datos que la alimentan. Un beso
Por muchas vueltas que le demos, con AI pasará como con lo que ha pasado antes con los medios de comunicación y con la "revolución" de las comunicaciones: Se inventan con buena intención y nos prometen que, con su uso, alcanzaremos la tierra prometida. Pero no te preocupes, ya vendrá alguno que le buscará las aplicaciones más mezquinas que imaginar puedas...
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