13 enero 2025

CRISTIANISMO

 Cristianismo.  


Tendemos a confundir Iglesia con cristianismo, de la misma forma que hay quien piensa que todos los cristianos son católicos, lo que equivale a confundir la institución con la idea. La religión ha sido fuente de muchos conflictos, de un mismo Dios (Jehová, Yaveh o Alá) se originan tres religiones monoteístas judaísmo, cristianismo  e islamismo, sus seguidores (que lo son del mismo Dios) se llevan mal. Cada una de ellas tiene sus corrientes e iglesias y sus creyentes (que lo son de la misma fe) también se llevan mal. Resultaría harto complejo, a la vez que imaginativo, el discernimiento del porqué del mismo Dios y la misma fe se origina tanta discordia.

 Es muy posible que un ateo lo explique con cierta simpleza: “la religión es el opio del pueblo”, Es lo que le han dicho y no se ha molestado en digerir el porqué de esta afirmación y su significado. Entendiendo que tal afirmación deriva de considerar a la religión como una forma de aceptar unas circunstancias, un entorno y una situación ante los cuales la religión propone soportarlas y fiar la solución en otro mundo que nos colmará de felicidad pero tras la muerte. Se ha dado por cierto y confirmado de que la religión ha extendido la la conformidad, lo que no es cierto, El caso es que ahora la respuesta laica a las circunstancias, el entorno y la situación que concurren en nuestra sociedad es la de soportarlas y prometer la solución en un futuro, una solución que ya vendrá y que equivale al paraíso en la tierra. Una propuesta que nos llevaría a explicar con cierta simpleza que “el ateísmo (más bien antireligión) es el opio del pueblo”.

Hoy larazón.es publica un artículo que firma Guillermo Sebastiá que se titula “Nueva ofensa contra los católicos: el cartel de Podemos para las fiestas de San Sebastián de Palma”, en él se denuncia que Podemos anuncia en un cartel la celebración de una fiesta LGBTIQ+ (y lo que quieran añadir) en el que se incluyen figuras religiosas tratadas con muy poco respeto. En general todo el cartel demuestra falta de buen gusto y es soez antes que transgresor. A ello unimos que elmundo.es publicaba ayer que “Denuncian que un párroco de Segovia niega la comunión a feligreses por ser homosexuales”, noticia que también ha encontrado hueco en otros medios. Ambas noticias ponen en evidencia lo poco que sabemos de nuestra religión y que la contemplamos desde un punto de vista laico.

Con respecto al cartel, me niego a reproducirlo en este blog, podría haber causado el mismo sentimiento de ofensa si la figura de Cristo como pinchadiscos hubiera sido la de Carlos Marx y si el San Sebastián tuviese la cara de Pablo Iglesias rodeado de hetairas con rostros que recordasen a todas a las que se le ha atribuido algún escarceo con él, podría añadirse la figura de un Iñigo Errejón despechado por todas y consolándose. La libertad de expresión permite tanto lo uno como lo otro. Y cristianos en un caso, como podemitas en el otro, tenemos que tragar.

El hecho de que un párroco niegue la comunión a feligreses, homosexuales o no, no es una noticia. Un sacerdote tiene la obligación de negar la comunión a cualquiera que esté en pecado. Por el mismo motivo no puede negar la asistencia religiosa a ninguna persona Si el concepto de estar en pecado le parece anticuado, no me lo diga a mi, dígaselo a la Iglesia que es la que pone las normas. Ser católico equivale a ser miembro de un club exclusivo,  hay que seguir sus normas. Si a uno no le gustan las normas se va del club, que nadie le ha obligado a ser miembro. Y si quiere cambiar las normas tendrá que esperar a que cambien. Pero el club no funciona por votación, no es un partido, los socios tienen voz, pero no voto.

La Iglesia, como institución humana, no está exenta de fallos y no hay garantía de que no cometa errores. El cristianismo está formado por los que siguen la doctrina de Cristo, los que forman la Iglesia Católica son una parte de todos los cristianos que hay en el mundo. El cristianismo es hoy una creencia acosada en el mundo, al catolicismo en España se le llega a tratar con escarnio. Asistimos en uno y otro caso a una forma de confirmar lo que creemos negando lo que creen otros. O, lo que es lo mismo, imponiendo la falta de fe en los que la tienen.

El cristianismo no es político y no es revolucionario. No busca vencer, sino convencer. Pero sobre todo es persistente y tozudo en sus creencias. Sabedor de que la cruz se lleva en el espíritu y que su exhibición es secundaria. Está convencido de que el ser humano es cuerpo y alma, que esta última es inmortal  y que su arma es la fe.

 

Los carleles se borrarán, las personas pasarán, las críticas, acosos y persecuciones continuarán pero el cristianismo seguirá ahí. Lleva dos mil años haciéndolo.  

1 comentario:

Susana Moreno dijo...

Criticar al cristianismo sale gratis. No así a otras religiones. El cartel es pornográfico. Un beso