31 enero 2025

LABERINTOS

 Laberintos.

Laberinto de la Granja de San Ildefonso

Hoy en Larazón.es se publica un artículo que escribe Abel Hernándezy se titula “¿Fin de ciclo?” en el que se llega a la conclusión de que se van a anticipar elecciones dado que en el Gobierno ya empiezan a considerar insostenible las negociaciones a las que se ve sometido para que se aprueben las disposiciones. Considérense negociaciones como un eufemismo de chantaje. En ElDebate.com, Jorge Sanz Casillas da una explicación del auge de VOX en un artículo que titula “Y por esto sube VOX” en el que considera que el PP ha cometido un error al anunciar su voto afirmativo al nuevo decreto “minibus”. Se pueden señalar muchos artículos más. Una lectura de los titulares de los artículos y, en los que sea posible, de los textos confirma que dentro del derecho de libre expresión se ejerce el de militancia. No hay una guerra abierta entre medios, pero si abundantes referencias de unos y otros a la derecha o izquierda mediática, según convenga. Cada uno sabrá a que atenerse.

Pero hay una constante: todos huyen de dar una explicación al auge de la extrema derecha. Ninguna parece seria excepto que se la considera una reacción. Y tiene mucho de cierto, aunque no tengamos muy claro si la extrema derecha es un producto o una provocadora de esa reacción. Habría que preguntarse antes si el fin de ciclo que se cuestiona Don Abel Hernández es exclusivo de España. Meloni, Milei y Trump ya han iniciado un nuevo ciclo en sus respectivas naciones, las votaciones habidas en Francia y El Reino Unido (incluyendo el referéndum del Brexit), aunque parecen confirmar cierta desorientación de los votantes,  también parecen demostrar una tendencia revisionista de la nación que desean. En la Unión Europea se habla de la necesidad de reinventarse y de modificar sus políticas. Habrá que esperar los resultados de las elecciones en una Alemania en que ya un partido político se muestra dispuesto a romper el cordón sanitario a la extrema derecha. No es sólo España la que se encuentra en una encrucijada.

Las razones para temer a la extrema derecha son las mismas que las que hay para temer a la extrema izquierda. Los crímenes del nacionalsocialismo son tan aberrantes como los del comunismo. Los cantos de sirena (de los políticos) siempre nos dirigirán a los arrecifes. Lo que parece ser es que la tendencia progresista propone una sociedad relativa sustentada en unos valores.etéreos. No es que cada uno pueda ser como quiera, es que el hecho de ser como quiera le otorgue privilegios. La sociedad se enfrenta a conceptos antagónicos como el de discriminación positiva, que sigue siendo discriminación y, por eso mismo, injusto. Asistimos a que en nombre de la igualdad se otorguen a una personas privilegios sobre otras, rompiendo ese principio de que la ley es la misma para todos o de que en todos los ciudadanos deben concurrir las mismas oportunidades. Las justificaciones de orden moral, como pueden ser aborto y eutanasia, se basan en lo cómodo, librarnos de lo que nos molesta, aduciendo a derechos discutibles. Si se añade un revisionismo que obliga a escribir e inventar la história, contemplándola desde la óptica e nuestro tiempo y no en su contexto acentúa más la incidendia de unos principios abstractos que remarcan lo que pudo ser sobre lo que fue. Si a lo anterior le añadimos que los estados van cediendo soberanía y aumentando situaciones en las que un ciudadano se puede considerar inseguro tenemos que cualquier alternativa que proporcione estabilidad, equilibrio y seguridad será bienvenida.

El progresismo, sobre todo el extremo, también modifica el concepto de cultura y defiende  algo que llama multiculturalismo, no se molesta en explicar si es una fusión de culturas o una convivencia entre culturas, y si estas son estancas o no. Nuestra realidad es producto de nuestra cultura, se han adoptado elementos de otras culturas (no habría tortilla de patatas sin cultura inca) y se han rechazado otros (como esa costumbre tan sana de extirpar el corazón latiendo que tenían los aztecas). La integración cultural, y no la coexistencia de culturas es  una de las soluciones al fenómeno de la inmigración, la situación de sus naciones es la que ha provocado el éxodo de sus habitantes, hay que considerar qué aspectos de su cultura puede provocar en nuestra nación la misma situación que ha provocado en la suya.

Una de las nuevas causas que provocan la reacción son las explicaciones que da el progresismo para rechazar a la extrema derecha: son fascistas. No se explica por qué es mejor el modelo progresista sobre otra propuesta, el recurso es recurrir al fascismo dándole un tono despectivo que también podría se aplicado, por contra, al socialismo y al comunismo. Este revisionismo social, cultural y moral está provocando el auge de lo que se llama la extrema derecha.

La extrema derecha lo es por estar en la parte que le corresponde en el espectro político. Si atendemos a la forma de expresarse y las acciones propuestas de sus representantes, parece mucho más centrada que las propuesta progresista. Pero es cuestión de gustos y pareceres.

La gran incertidumbre que plantea la extrema derecha es qué pasará y si por extrema llevará el extremismo a sus relaciones como están haciendo los progresistas. Aunque no hay duda de que la autoridad del estado se reforzará será necesario constatar a qué precio y a costa de qué, supresión de autonomías, irrelevancia de la Unión Europea, o cómo se verán afectados los ciudadanos. Esta incertidumbre es de la que se aprovechan los que, a su vez, están provocando otra clase de incertidumbre.

Desgraciadamente vienen tiempos interesantes, con muchas dudas que el tiempo resolverá, y no tiene por qué ser satisfactoriamente.         

3 comentarios:

Susana Moreno dijo...

Hay que empezar por no llamarle extrema derecha a la derecha de siempre. Un beso

LUFERURA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
LUFERURA dijo...

Ya te digo. La extrema derecha, lo es porque no hay nada más a la derecha, me parece más centrada que el progresismo.
Un saludo.