Sindicatos independientes.
UGT ha celebrado un congreso, no sé si con otro objetivo que el simple hecho de celebrar su congreso antes que el PSOE o reelegir a José Álvarez como secretario general. Se hace llamar Pepe Álvarez para parecer más trabajador, posiblemente sea el mismo motivo por el que viste tan desaliñado. No es que sea un hombre del pueblo, es un hombre del trabajo que no trabaja. Se dedica en cuerpo y, sobre todo, en alma a la UGT, uno de los sindicatos mimados.
Hoy elmundo.es publica una editorial que titula “Una sentencia histórica contra la corrupción y para el periodismo libre”, en él se informa de la condena al sindicato (UGT-A) y a sus dirigentes, también se opina sobre la gran acción del diario al investigar y denunciar las actividades del sindicato. ElDebate.es se hace eco de esta noticia en un artículo que escribe José Rodriguez González y que titula “ Desde el bote hasta el rapel: los métodos que usaba UGT para financiarse con dinero para los parados andaluces”, en él se informa de la condena y los métodos que seguía el sindicato para hacerse con el dinero que iba destinado a los parados andaluces. El caso es que el número de parados en Andalucía no se redujo, pero aumentaron los gastos y arcas de l sindicato. No ha sido el único caso en que UGT ha fallado, la promotora de viviendas PSV tuvo que ser rescatada por el gobierno de Felipe González en lo que fue un escándalo, ya que era una forma de sanear las cuentas de un sindicato (UGT) cuya mala gestión había dado al traste con el dinero de muchos trabajadores.
Ninguno de los artículos opina en que se haya tardado trece años en elaborar una sentencia, y ninguno opina del hecho de que un agujero de casi cincuenta millones de euros en las cuentas para los trabajadores haya estado sin llenarse estos trece años, tampoco se opina del hecho de que el sindicato ha recurrido la sentencia de multa y que éste agujero siga sin llenarse durante algún tiempo. Es que aguantamos de todo.
Lo más gracioso es que UGT, como CCOO, se consideran independiente. Habría que dudar sobre esa independencia toda vez que son regados con subvenciones estatales, tendríamos que plantearnos que clase de independencia tienen cuando asumen el papel de hacerse cargo de unos parados, usurpando el papel de unas instituciones establecidas para ello. Supone además un fracaso en las intenciones de los gobiernos de que otros organismos colaboren con el Estado en el seguimiento de otras políticas. En conclusión, los sindicatos son un negocio, una organización que se lucra, en la supuesta defensa para los trabajadores. UGT en particular resulta ser más carga que beneficio, toda vez que los sindicatos en la era de Sánchez están más subvencionados y muy callados.
El primer paso para que un sindicato sea independiente es que no tenga otra financiación más que la propia, las aportaciones de sus afiliados. Entonces a Pepe Álvarez se le exigiría más compromiso con el trabajo y los trabajadores y menos con la política y los políticos.
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