Memoria histórica (a corto plazo y futuro)
Hoy los diarios hacen mención al primer mes de la DANA y al inminente 41 congreso federal del PSOE. Como era de esperar los medios barren hacia su línea editorial exculpando o inculpando al Gobierno en la actuación de la DANA y con respecto al congreso del partido socialista lo maltrecho y agobiado que llega Sánchez o la unidad del partido en torno a su figura. En realidad se dan las noticias que describen lo que gustaría describir, fruto más del deseo que de un análisis desapasionado.
Sánchez llegará al congreso sin disidencias, a no ser que se considere a Garcia-Page disidente, podrá haber alguna crítica que le obligue a hacer un simulacro de examen de conciencia. Pero el congreso no tiene otro objetivo que apuntalar, aún más, el liderazgo de Pedro Sánchez. Las referencias que haya a su situación judicial y a la corrupción del partido, si las hay, serán de exculpación del protagonista ante unos asistentes que, más que explicaciones, quieren obtener un argumentario. El congreso terminará con un Sánchez más fortalecido y un PSOE más radicalizado. No es el 41 Congreso del PSOE, es el juramento de lealtad a Sánchez.
Hay un acuerdo en que con una situación judicial menos grave, Rajoy fue sometido a una moción de censura. Debimos haber tomado nota ya en ese momento, la moción prosperó gracias a un cambio de opinión, el compromiso de mantener unos presupuestos, que hizo que los diputados del PNV mutasen a favor de la moción de censura. Recién ganada la moción de censura, cuando todos creían en una convocatoria de elecciones, Pedro Sánchez anunció su intención de agotar la legislatura. Es el único periodo de tiempo que Sánchez ha presidido un Gobierno de su partido. En todo caso ya apuntaba a cambiar de opinión con cierta facilidad y a recurrir a la intriga para detentar el poder. El hecho de tragar con unos presupuestos que rechazaba a cambio de la presidencia ya apuntaba y podía haber dado pistas de lo que iba a ser su mandato.
Reafirmar el sanchismo en el PSOE significa dar el visto bueno a la intriga como una forma de negociar, a la cesión de ideales en beneficio del cargo y a la lealtad ciega como forma de militancia. Nunca se han dado explicaciones, más allá de cantos de sirena, de los cambios de opinión. Por fáciles que sean de deducir. Los cambios de opinión del presidente siempre han ido a beneficiar su puesto en el cargo debilitando su autoridad, en beneficio de partidos minoritarios y en perjuicio de los intereses comunes de los españoles. Fortaleciendo a las autonomías no ha fortalecido el Estado de las Autonomías.
Sabe que hoy no prosperaría una moción de censura, sus socios más díscolos pueden obtener más beneficios estando él en el Gobierno sin dejarle gobernar y haciéndole pagar un precio por cada disposición que necesite aprobar en el Congreso de los Diputados. No le importa lo que digan los jueces, en su gobierno ya no hay un delito que no sea indultable, no existe la pena judicial que le obligue a dejar el cargo, y no se exige la coherencia que exige para otros. De forma que la legislatura la tiene asegurada y después... ya veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario