SUFRIENDO CAMBIOS
Los cambios se constatan con el paso del tiempo. Basta estudiar historia, basta ver fotografías. La forma de vestir es, quizás, la que más deja en evidencia lo cambiante de nuestros gustos, formas y maneras. Pocas cosas hay perennes y, como dijo Lampedusa, hay que cambiar las formas para que lo sigan siendo. Si la moda, las ciudades y la sociedad van cambiando o evolucionando, lo que prefieran, qué no cambiaremos nosotros. Me ha dado por leer algunos artículos escritos cuando comencé el blog y puedo constatar que ha cambiado mi estilo, mi forma de pensar y ver las cosas, lo que es peor, soy más radical. Ser un eterno descontento, lo perenne, me lleva a ser más crítico, lo que evoluciona. En fin, nadie es perfecto.
Hoy Manuel Marhuenda escribe en La Razón un artículo de opinión titulado "El peregrinaje a Wahsington" en que nos dice que los líderes europeos, después de despotricar contra Trump y sus medidas, viajan a la capital de los Estados Unidos a tratar de conseguir un acuerdo ventajoso. Da lo mismo que se reclamase una unidad que, podemos constatar, no existe. Los países europeos han abandonado Europa y han iniciado sendos peregrinajes, a Estados Unidos, a Rusia y a China, algo que parece un sálvese el que pueda. Pero no deja de parecerme algo parecido a rendir vasallaje, a vincular nuestros intereses a los de un país más poderoso. Hubo un momento en la historia que los países poderosos estaban en Europa, y tenían unos principios, hasta tal punto que los que no eran tan grandes se permitían preferir "honra sin barcos a barcos sin honra". Hoy Europa no tiene ni barcos ni honra. Así ha cambiado.
No nos engañemos. Europa vive de rodillas, temerosa de lo que haga Estados Unidos, sancionando a Rusia, pero comerciando con ella, y vendida a China. Ha perdido su industria, sus principios y va perdiendo su riqueza. Clama por una unidad que, al primer embate, se rompe. Esta ruptura es perenne. Cambian las formas, cambian las iniciativas y las formas, antes se trataba de reconocer antes la independencia de Bosnia y ahora de llegar el primero Washington, no puedo evitar recordar una referencia de Trump a su trasero. El estado actual nos hace llegar a la conclusión de que si en el siglo XIX Turquía era el enfermo de Europa, en el siglo XXI Europa va a ser el enfermo del mundo. Aquejado de una enfermedad social, económica y política. Insisto, una vez más, una enfermedad ética y moral que se resume en que el fin justifica los medios. Llegar a cualquier fin por cualquier medio.
1 comentario:
No llorar por la unión europea. Se han pasado de la ra ya. Un beso
Publicar un comentario