27 abril 2025

RECORDANDO LA HISTORIA

Recordando la historia.

Fuente: Biblioteca nacional Hispánica

Hay quien dice que la historia se repite. Hay quien dice que no se repite pero rima. Y los hay que recuerdan que el que desconoce su historia está condenado a repetirla. Cada uno puede decidir cual es la opción con la que está más de acuerdo. Pero hay costumbres que parecen constantes. Cuando era pequeño, hace muchísimo tiempo, la costumbre era ir a misa los domingos y tragarse un sermón que se hacía muy largo, ahora las opciones son ir a correr una maratón por la mañana, mucho más largo que un sermón o irse a un mitin de cualquier partido político en el que le van a endosar un discurso más largo que el recurrido sermón. Quizás estamos siendo testigos de un cambio de religiosidad, cambiamos el Catecismo por la Agenda 2030.

Nos dice El Debate  que la ínclita exministra “Ione Belarra califica el rearme propuesto por el PSOE como un “robo a mano armada a la gente común””. Lo ha dicho en un sermón durante el Consejo Ciudadano Estatal celebrado por Podemos. Me gustaría saber y, que me explicase bien, la idea que la señora Belarra y su tropa de Podemos tiene de la Defensa, manifestarse frente al enemigo con pancartas es de la misma utilidad que argumentarle a un violador que solo sí es sí y que se le va a caer el pelo con una pena reducida. La que defiende dar una patada a la puerta o la que dice de expropiar viviendas y bienes llega a calificar una partida como robo a mano armada. También debería explicar esta muchacha su idea de robo.

Recopilemos ahora nuestra situación con la de 1808. Nuestra nación no tenía un poder militar y económico que le permitiera ser neutra en la pugna que en aquel momento tenía Francia e Inglaterra. Así que España y Francia eran por aquel entonces uña y carne. Hasta tal punto que el Marqués de la Romana peleaba guerras en Dinamarca junto a los franceses y los franceses atravesaban España para invadir Portugal. Se dieron cuenta los españoles de que algunos, muchos, franceses dejaban de ir a Portugal y se quedaban en España. En Madrid les decían que a Portugal se va por la carretera de Extremadura, pero debían estar desorientados y, por si las moscas también tomaban la de Andalucía y muchos, demasiados, muy perdidos y muy cansados permanecían en Madrid, hasta el punto de que había más soldados franceses “de paso” que soldados españoles en los cuarteles. En el Motín de Aranjuez, además de hacer una moción de censura a Carlos IV y a Godoy, se fustró la huída de los reyes a las américas. Napoleón, amablemente invitó a la familia real al completo a pasar unas vacaciones en Bayona. Estas vacaciones, un tanto forzadas, motivaron el alzamiento del pueblo de Madrid el dos de mayo. Sería una investigación apasionante si estaba preparado o no, pero no viene al caso. El pueblo de Madrid que se alzó fueron más bien los chisperos y la gente del extracto más bajo de la sociedad. Excepto Daoiz, Velarde y Ruiz, los militares obedecieron las órdenes de permanecer en los cuarteles, igual que la considerada gente de bien se quedó en sus casas. El glorioso alzamiento se saldo con una represión a cañonazos y fusilamientos indiscriminados.

España atravesaba momentos difíciles y su economía estaba debilitada, posiblemente ante la decisión de reforzarse o hacer hospitales decidió hacer hospitales y defenderse con manifestaciones. Las protestas no sirvieron y los hospitales fueron pocos para tanto herido e inútiles para los muertos. Ante la inutilidad de las manifestaciones, y dada la falta de espíritu democrático del invasor, hubo que recurrir al rearme y hacer frente a una guerra que duró seis años y dejó a España exhausta. Los que en ese momento gritaban no a la guerra, se la acabaron comiendo con más plomo que patatas. Nos demuestra la Guerra de la Independencia que por mucha política de precisión y por muy desarmado que se esté en beneficio de los hospitales y asistencias sociales, no hay garantía, salvo la esclavitud, para que la guerra no te alcance, que los hospitales sigan siendo insuficientes, que las asistencias sociales se pierdan porque la vida la disponen desde fuera y que el robo a mano armada, esta vez si, lo perpetra alguien ajeno al pueblo.

Hoy tenemos tropas desplegadas por todo el mundo, a las Fuerzas Armadas en nuestro territorio inactivas salvo catástrofe (en la Dana fueron retenidas) y de nuevo nos planteamos la defensa con política de precisión. Nos encontramos en una situación que nuestras leyes permiten a una de la pandilla de la Belarra patear a un policía, insultar a un guardia civil o recomendar para ciudadanos algo tan democrático como la pena de muerte. y se puede acosar, ahora se llama escrache, a una persona que resulte incómoda y, en su inocencia, piensan que todo esto será un buen método para defenderse de una situación en que la agresión a un uniformado es un delito, que para reprimir una manifestación se pueden utilizar armas de fuego y que un escrache puede terminar en matanza.

Y para colmo del esperpento, todavía los de la Belarra piensan que los malos somos nosotros..       

1 comentario:

Trecce dijo...

Demagogia, se le llama a eso.