22 abril 2025

FRANCISCO

Francisco.


Ayer decía que amanecía el lunes huérfano de noticias, me anticipé. La muerte del Papa Francisco llenó la actualidad. Los católicos nos hemos quedado huérfanos. Espero y deseo que el Papa comparta la Resurrección de Cristo. Quedará en mi recuerdo ese hombre cascado que con un hálito de voz repartía la bendición Urbi et Orbe, pocos pensábamos que sería su último acto. Guste o no. ha muerto con las botas puestas, un lujo que le está reservado a muy pocos.

Ha creado Francisco muchas controversias, muchos opinan del mensaje que manda la Iglesia y se permiten decir el que debería predicar. Otros se quejan de las costumbres y ritos. De la desigualdad que hay entre los hombres y mujeres que dedican la vida a Dios. Otros simplemente difaman confundiendo e igualando al representante con el representado. Y con todo ello ha tenido que lidiar Francisco. No me gustan muchas cosas de ha dicho, pero su proceder ha sido un ejemplo de conducta cristiana. Ha demostrado que la severidad es compatible con el perdón, y se ha conducido con sabiduría en otros temas candentes. Como resumen son las obras, y no las condiciones, las que definen al pecador. Un ser humano no se condena por lo que es, sino por lo que hace.

Como es lógico los diarios recuerdan su figura. Aunque la noticia es su fallecimiento, se han vertido ríos de tinta en anécdotas, recordatorios, pésames y declaraciones que hacen llegar a la conclusión de que sólo se respeta a las personas cuando están muertas. Queda en una especie de limbo la calificación que se le dio de “montonero”. De entre todo lo publicado creo que es justo quedarse con lo que en EL Debate escribe Matilde Latorre de Silva titulado “Las doce pruebas que enfrentó el Papa Francisco: balance de un pontificado” en el que se hace un resumen del papado de Francisco. Creo que poco se ha reflexionado sobre cómo ha ejercido el papado y en las diferentes opiniones, siempre elogiosas que se han hecho de él, constatamos que se le ha tratado como un líder político, como la cabeza de un movimiento social o como un influencer más. Feijóo dijo algo así como que había actuado de acuerdo con sus ideales y convicciones, creo que es un craso error, el Papa lo hizo en coherencia con su fe, dándole a ésta prioridad sobre sus propios ideales y convicciones. No ha resultado cómodo, ni para políticos (que ahora intentan arrimar el ascua a su sardina) ni para creyentes

Si el apostolado de Juan Pablo II fue recordarnos que Dios está con nosotros y nosotros con Él, que todos estamos en sus manos. El de Benedicto XVI fue más culto, un recurso al debate entre los creyentes. El apostolado de Francisco ha consistido en recordarnos lo que debemos hacer como cristianos y además de forma fácil de entender, de ahí que no resulte cómodo. Un mensaje que se condensa en un sencillo, pero difícil, haz el bien. Y una constante explicación de lo que significa hacer el bien en cualquier situación.

Y resulta incómodo por el compromiso que exige, pero que es el que exige el Evangelio. Es la persona, y no el estado, el que debe acoger. Son las personas las que se esfuerzan por otras personas y las que se sacrifican por otras personas. Este mensaje, que ha hecho que muchos lo identifiquen como progresista, no se centra en apoyar una labor del estado o la política de un partido. Sino en centrar las actuaciones de las personas, la sociedad será justa si lo son los personas no porque la promueva un estado. Francisco, en este sentido, confiaba más en los hombres que en las instituciones y, quiero creer, que tenía el convencimiento de que la solución estaba en las personas haciendo el bien que en las sociedades intentando ser perfectas.

Hay cosas que ha dicho que no me han gustado, fundamentalmente porque no coinciden con mis militancias. Pero también debo reconocer que él ha seguido  principio fundamental de no juzgar y no ser juzgado y que, en más ocasiones de la que debiera he esperado que emitiese un juicio. Repito, el Papa Francisco nos ha recordado que las personas no son pecadoras por lo que son sino por lo que hacen.

También es triste constatar que el final del papado es una agonía pública . Vamos viendo como una persona atiende a todos sus deberes día tras día con un cuerpo envejecido y debilitado que no puede acompañar a su espíritu.  La Iglesia también es severa con sus líderes.

6 comentarios:

Susana Moreno dijo...

La labor del Papa es preservar la tradición de la iglesia y no ha cumplido. Un beso

LUFERURA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
LUFERURA dijo...

No estamos de acuerdo, creo que la labor del Papa es ser la representación de Dios en la Tierra, el es la cabeza de la Iglaseia, el director de la misma.
Un saludo.

efurom1 dijo...

La verdad es que no he seguido a fondo la labor del Papa Francisco y por lo tanto no puedo hacer una valoración de su pontificado. Tan solo he seguido algunas noticias a lo largo de estos años. La primera impresión fue buena. Luego, las polémicas a las que tuvo que hacer frente, han enturbiado su proyecto. Las resistencias internas a sacar a la luz todo lo relacionado con la pederastia han sido muy fuertes. lo mismo que su intención de alejarse del boato. Tengo la impresión de que, si por él hubiera sido, el Vaticano sería hoy un museo. Y me parece bien...

LUFERURA dijo...

Los tiempos de la Iglesia son diferentes, se toma su tiempo para evolucionar. Para unos los cambios son muy rápidos y para otros demasiado lentos. en el siglo pasado la liturgia todavía se hacía en latín. El Vaticano es hoy más museo que hace cien años, y lo mismo sucede con labor del Papa, mucho más espiritual que la de hace cien años. El Papa antepone su fe a sus principios políticos, pero tiene la autoridad para decidir sobre otros temas, por ejemplo, boato (jerarquía) frente a humildad, es humano y puede fallar, pero no ha impuesto nada al futuro Papa ni ha contradicho a los pasados. Que guste o no, es un problema personal.

Efurom1 dijo...

Es que ese es el problema de la Iglesia: se toma su tiempo para evolucionar. Primero combatió el liberalismo y luego el socialismo
. Su querencia por los regímenes autoritarios la conocemos aquí bien. Le costó Dios ayuda ponerse al día con el Vaticano II. Y ahora le cuesta apoyar los derechos de una legión de excluidos, de perdedores de la globalización...
Como tú dices, para unos va deprisa y para otros despacio. Soy de los que le gustaría ver cambios que me parecen lógicos y creo que no costarían demasiado. Por ejemplo, el celibato.