La poesía y la mayonesa.
Internet ofrece la posibilidad de leer diferentes medios, y si uno atina a diferenciar la noticia de la opinión se puede hacer una ligera idea de lo que pasa en el mundo. De las redes sociales podemos decir que es una caja de resonancia de las noticias, los cotilleos, los rumores, dimes y diretes. Hay que acceder a ellas con cierta precaución ya que deforman lo que pasa en el mundo y, en ocasiones, la existencia de cada uno. La pose que se da en las redes difiere mucho de la posición que uno tiene en la vida real. La felicidad digital contrasta con nuestro quehacer cotidiano. La lectura de las noticias es como poder escoger un asiento para una función en un determinado lugar, desde ese punto de vista se aprecia el espectáculo de una manera determinada, más cerca o lejos, más centrado o más a un lado u otro. El lector es espectador de la historia, pero no suele participar en ella, si acaso puede sufrirla.
El espectáculo que ofrecen hoy los medios es como dar vueltas a lo mismo, la exequias del Papa, las quinielas del cónclave, lo mal que está Sumar, que si el gobierno no tiene más plan que detentar los puestos, que si Sánchez no va al funeral, en definitiva muchos nuevos artículos que no hablan de nada nuevo. No puedo evitar la mención de ciertos artículos adivinanza que dan soluciones a acertijos tales de porqué lleva el Papa en su féretro unas monedas o cual será el recorrido que le llevará del Vaticano a Santa María la Mayor. Puede que interesante, pero no nuevo. Del Papa se ha dicho todo lo bueno y malo, y lo que haya que decir más adelante deberá de ser fruto de un estudio y un análisis. De las relaciones y contratos con Israel ha quedado patente la desorientación y desavenencias del Gobierno. No hay que ser muy espabilado para saber que este asunto queda pendiente. Pero no sabemos como evolucionará esta mala relación, faltan mucha información que todavía no se ha publicado para empezar a intuir las consecuencias.
De forma que al final sólo ha habido dos titulares que me han llamado la atención, ambos en El Debate, el primero ha sido uno que escribe Paloma Santamaría y nos cuenta “El truco para arreglar una mayonesa 'cortada', según los expertos”, lo podría haber escrito Karlos Arguiñano y estar publicado en La Razón, o Mikel Iturriaga y estar escrito en El País. Pero la idea de una nueva forma de arreglar una mayonesa me ha atrapado y he leído un artículo que cuenta cómo se hace una mayonesa, quién nos enseña a hacerla (los expertos) y en el último párrafo explica que la mayonesa cortada no emulsionado bien el agua con el aceite (vaya novedad) en las dos últimas líneas - les cuento el final y les ahorro la lectura - nos dice que hay que añadir huevo o agua a la mayonesa cortada, lo que sabía de toda la vida. He picado y me he tragado un artículo inútil.
Con poca esperanza he recurrido al regalo de Andrés Amorós en su sección lecciones de poesía, que hoy dedica a la Epístola moral a Fabio a la que califica como “La epístola moral más hermosa de la Literatura española”, a lo largo del artículo el autor empieza explicando la técnica del poema, qué es una epístola moral y de otros autores que las han hecho. Se extiende esta vez en una reflexión sobre su significado haciendo referencia a otros autores y otros libros, entre ellos La Biblia, de forma que cuando uno llega a la poesía está preparado para leerla y, si quiere, reflexionar sobre ella.
A mi me ha gustado esta epístola moral, el desarrollo de lo que propone y plantea exigiría mucho y es de admirar que Andrés Fernández de Andrada plantease tan bella y claramente todas las cuestiones y recomendaciones que hace. En compendio, me atrevería a decir que recomienda calma y sosiego, buscar y tener claras nuestras referencias y objetivos, no ser prisionero de la opinión ajena y prepararse para la muerte. Nos recuerda que no sabemos para qué fuimos creados, que es lo mismo que decir que ignoramos cuál es nuestro papel en este mundo. Nos recuerda que la recompensa a nuestra vida está en lo sencillo, que la riqueza consiste en más que tener o no tener. Y recordándonos que la vida es breve nos invita a pensar en qué nos deja la vida y qué dejamos nosotros.
Al final ha valido la pena.
2 comentarios:
Yo ojeo ocho diarios al día. Un beso
Y por leer tu post, me he interesado por la epístola, y me dispongo a leerla. Lo que son las cosas.
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