La princesa y el bikini.
Pues llevamos una semana en que la monarquía se coloca en primer plano gracias a los parientes de los reyes por encima de los que representan a la monarquía. Va a resultar que también son “celebrities” y que, para su pesar, cualquier comentario o desliz les será tenido en cuenta. Y no es porque el Rey, la Reina, la princesa o la infanta se comporten como influencers, sino porque reciben ese trato. Si la Reina asiste a algún acto ya está el periodista de tendencias que tiene que informar de las marcas del vestuario, no creo que ella vaya luciendo logos, algún interesado habrá en que se sepa quién fue el diseñador de su vestido o zapatos..
Marta Robles, en La Razón dedica el miércoles a la princesa en su crónica semanal, concede a la publicación de la portada con la foto de princesa en bikini la misma importancia que a las declaraciones de María Jesús Montero poniendo en duda la priorización de una declaración sobre la presunción de inocencia, a la misma altura que la denuncia de su abuelo emérito a Miguel Ángel Revilla, es comparable al intento de controlar a las universidades privadas, al aumento de aranceles de Trump y merece más líneas que la caída mundial de la bolsa. Comparte este miércoles con una mención al asesinato por violencia vicaria de una niña. Y todo para que la autora nos diga que es de lo más normal que una chica joven se bañe en la playa. Estoy de acuerdo en que es de lo más normal, tanto que no se merecía ni la mención, ni la publicación. Hace también alusión al bikini Almudena Martínez-Fornés en El Debate en un artículo que dedica a “La Princesa Leonor, la forja de una futura Reina entre noticias falsas y paparazzi” en el que se llega a la conclusión de que la princesa está sometida a una exposición continua de la que es sencillo extraer falsas conclusiones y que, además, afecta a sus relaciones. Ambas periodistas informan de lo obvio, aunque llegan a conclusiones diferentes para Marta Robles la princesa no tendrá privacidad, pero tampoco se enfrentará al pago de una hipoteca. Para Doña Almudena es el foco de bulos que buscan erosionar su imagen.
Hay circunstancias que nos acompañarán de por vida y que moldearán nuestra personalidad. A esos que les gusta decir que los niños no son de los padres defenderían que estas circunstancias desaparecerían si las criaturas fuesen del estado. Posiblemente ningún niño sea tan del estado como lo haya sido la princesa y su hermana, y antes su padre y sus tías. En su caso es el estado, más que la familia, el que provoca tales circunstancias. Desde su nacimiento su destino está marcado, y por esta razón está expuesta a los insultadores profesionales. Admitamos que va con el cargo. Pero no hay un libro de reglas para éste, por esa razón es difícil saber si está siguiendo o se está saltando normas. Como en el cuento del padre, el hijo y el pollino siempre habrá quien se queje de que una chica se bañen en la playa en bikini, de que no lleve el bikini, de que haga algo o de que no haga nada. De forma que se aplique el cuento, y la canción, “lo que digan los demás está de más” (Meccano - Mujer contra mujer).
Nos encontramos con una joven que, como todos, continua aprendiendo a vivir lejos de sus padres y empieza a llevar su propia vida. Mientras los demás hemos tenido tenido la oportunidad de hacerlo solos, ella pertenece a un reducido grupo que no podrá hacerlo en soledad y que sus acciones siempre serán medidas y juzgadas. Que de sus fotos en bikini habrá quien piense que está más bien gorda o más bien delgada, o que, simplemente, debería haberse quedado recluida en el Elcano mientras sus compañeros disfrutaban del día.
2 comentarios:
Es cierto, pero podría haberse puesto un bikini màs discreto. Un beso
O podría no llevarlo, o ponerse un burkini. Ella decide.
Un saludo.
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