En esta ocasión la convocatoria de los relatos jueveros corresponde a Rosana y Patricia en su blog "Artesan@s de la Palabra", en esta ocasión prefiero contar el cuento en primera persona y espero que me disculpen si el sacudón no es producto de un evento repentino, sino de una cita que ha ido provocando un goteo hasta que se desbordó el vaso. Puedo entender que alguien considere que hay una diferencia entre el origen y el sacudón en sí. Hay veces que las cosas repentinas vienen de lejos...
El cuento del reloj.
Mi estancia en Afganistán no fue
deseada pero si enriquecedora. Mi puesto exigía la asistencia a reuniones, la
atención a visitas y la organización de servicios propios de un aeropuerto.
Todo ello implicaba que una parte del trabajo era ir llenando una agenda en la
que se reflejaba lo que se planeaba para los días venideros. En realidad, ya
estaba acostumbrado a que el reloj marcase el día a día. El caso del aeropuerto
de Herat era un extremo, pero no una novedad.
El comandante militar del
aeropuerto, con el que llegué a desarrollar cierta amistad, era un auténtico
corcho: había combatido contra y con los rusos, contra y con los talibanes,
contra y con los americanos y ahora estaba con la OTAN y los españoles e
italianos que estábamos a cargo de la Base de Apoyo Avanzada en Herat. En una
de las reuniones me dijo “vosotros tenéis relojes, pero nosotros tenemos el
tiempo”. Debo admitir que no le presté mucha atención, lo interpreté como una
especie de indirecta de que los afganos se quedarían allí indefinidamente,
mientras nosotros teníamos una fecha de salida. En nuestros encuentros siempre
me soltaba ese tipo de sentencias antes de solicitar algo.
De vuelta en España la vida siguió igual marcada por una agenda
que se reflejaba en el reloj hasta que me llegó la hora de pasar a la reserva.
Mi primer día sin horarios y sin necesidad de estar atento al reloj me recordó la frase que me soltó el coronel afgano que
hoy, me imagino, estará trabajando con los talibanes. Creo que en ese momento
la entendí y mi primera decisión como retirado fue la de quitarme el reloj. No
me lo he vuelto a poner, ni me considero un dueño del tiempo, pero desde
entonces ya no vivo esclavizado por un horario. No tengo agenda y todo puede
esperar un poco más o un poco menos sin necesidad de atender a priorizaciones.
Pero en lo que más ha influido esta liberación del reloj es que me ha hecho más
paciente. La vida puede transcurrir más sosegada y con una rutina diferente.
9 comentarios:
Una gran frase con moraleja. Un beso
Hola LUFERURA, me ha gustado mucho tu historia, supongo que el estar en zonas tan conflictivas hace que uno se plantee y replantee muchas cosas, sobre todo cuando pasa el momento y puede volver a una vida digamos "más normal", ese reloj te una manera diferente te dio el sacudón necesario para cambiar tus tiempos de vida.
Me ha gustado mucho, muchas gracias por participar de nuestro reto.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Distintas filosofías de vida. Aunque las circunstancias trágicas los hayan unido, las diferentes maneras de asumir la dependencia hacia el reloj impuesto marca grandes diferencias. Un abrazo
Olá, Luferura!
Muito interessante a abordagem e eu fiz o mesmo há tempo, desde que me aposentei.
Nem celular como bengala fica o tempo todo com som ligado.
Urge vivermos mais despojadamente sempre que podemos.
A rotina diferenciada nos propicia novas descobertas, é um verdadeiro big bang no emocional.
Gostei muito.
Tenha dias abençoados!
Abraços fraternos de paz
Lo malo es que caló tarde.
Un saludo
Hola Patricia ,o malo de una agenda es que en gran parte de los planteamientos los ocupas en atenderla y prepararla. Es lo que tiene cuando la normalidad está definida por los horarios.
Un saludo.
Efectivamente, hay diferentes formas de marcar el ritmo y de adaptarse a la vida. También eran diferentes formas de vivir.
Un saludo.
¡Hola Roselia!
Efectivamente, tienes razón en que una nueva vida nos lleva a nuevos descubrimientos. No hay que caer en el error de considerarla mejor o peor, simplemente es diferente.
Un saludo.
Olá, Roselia!
De facto, tem razão ao dizer que uma nova vida nos leva a novas descobertas. Não devemos cometer o erro de a considerar melhor ou pior, ela é simplesmente diferente.
Tudo de bom
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