En tiempos interesantes.
Me imagino que ya conocen la maldición china, yo pensé que ara árabe, que reza "ojalá vivas tiempos interesantes". No sé que hemos hecho para recibir tal maldición, pero el caso es que estamos inmersos en tiempos interesantes, muy interesantes diría yo. Tiempos interesantes no tiene que significar malos tiempos aunque desde luego no son buenos. Si nos colocan en una especie de encrucijada en la que hay que tomar decisiones correctas y, muchas veces, dolorosas. Son decisiones de futuro que habrá que agradecer o padecer unos treinta años más tarde.
Tiempos interesantes fueron los de la Transición da una idea de lo interesantes que iban a ser cuando ya en la primavera de1975 se contaba un chiste premonitorio:
Hubo luto y fiesta nacionales, pero no hubo más y terminamos siendo una democracia, los españoles lo hicimos bien. Aunque no todos terminaran contentos y no todos estén contentos hoy nos podemos apuntar un tanto.
Y desde entonces hasta ahora hemos pasado por otros tiempos interesantes de los que hemos salido con mejor o peor pie. Uno de ellos se materializó en el atentado del 11 de marzo en Madrid y fue elegido un presidente más bien mediocre frente a un candidato igual de mediocre con el lema de no merecemos un gobierno que nos mienta... cómo hemos cambiado.
Y ahora hemos salido de una racha de tiempos interesantes a los que España no ha sabido dar una respuesta adecuada que nos ha colocado a un nivel más bien bajo: El COVID-19 dejó un índice más alto de fallecidos que en otras naciones europeas, los perjudicados por la erupción del volcán de La Palma todavía siguen esperando ayudas, la Filomena nos cogió por sorpresa, lo mismo que la dana, el apagón y, ahora, la plaga de incendios forestales ha calcinado miles de hectáreas. Parece que los tiempos interesantes se cuentan por desgracias. Y parece que los efectos de estos desastres se agravan en medio del combate político. Los ciudadanos han resultado ser ejemplares en todos los caso y espontáneamente se han ofrecido a ayudar y prestar su apoyo cuando las instituciones no han podido, o no han querido llegar. Y en todos los casos siempre han sido visibles "los de siempre" anónimos (con o sin uniforme) ayudando y personajes con nombres y apellidos lanzándose puyas en acusaciones bizantinas en medio de la crisis.
Y son "los de siempre" los anónimos demuestran que hay esperanza en nuestra sociedad y los personajes que dejan en evidencia que el verdadero desastre es la organización de nuestras instituciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario