03 enero 2025

CRÓNICAS NAVIDEÑAS (XIII)

La publicidad .




Decimos, y estamos convencidos de ello, que la política no respeta nada, el político aprovecha cualquier circunstancia para meter la cuña, ponerse una medalla o quitársela a otro. En realidad se promociona a sí mismo y a su partido, podemos considerar al político como un producto y al partido como una marca. Todo termina siendo publicidad. Las atracciones se promocionan, los programas de televisión se patrocinan y detrás de cada evento, si no aparece un político, aparece una marca.

Es lo que nos ha tocado vivir, si usted relaciona Santa Claus con Coca-cola no le extrañe, Coca-cola creó esa relación vistiendo a un señor gordo de rojo y le hizo atiborrase del famoso refresco. Con motivo de la Navidad se hacen anuncios especiales y hay marcas que sólo pagan el primer anuncio del año, que será su único anuncio. Las campanadas de fin de año son un chaparrón constante de diversos productos.Los anuncios de juguetes se multiplican, muchos de ellos son juegos de toda la vida vestidos de novedad, véase ese juego que se llama “ni si, ni no”, al que todos hemos jugado alguna vez, pero con formato y cartas... a mi, particularmente, me parece que es humillar a la información.

Y creo que la publicidad es peor que el villancico trescientos uno, la sobredosis del anuncio te llega en cualquier momento o actividad, no sólo viendo el televisor, puede ocurrir cuando estás dando un paseo. La publicidad te invita, como todo el tinglado navideño, a disfrutar mediante el consumo. Insinúa pertenecer a una élite por consumir un producto. Convence de comprar al mejor precio un producto que cada vez es más caro, y si no tiene el mejor precio es que estamos en fiestas. La sociedad da la respuesta prevista a unas campañas programadas y estudiadas. Hay una publicidad directa y otra más sutil, la una impone el producto y la otra te hace desearlo. También podríamos considerar publicidad todos los mensajes navideños disfrazados de felicitación que han retransmitido los personajes de la política, esos elijo no verlos ni oírlos.



Pero los anuncios que me sacan de quicio son los de colonias y perfumes. No por que acabe con complejo de ser un guarro y feo que huele mal; sino porque además no me entero de lo que me quieren vender, no se molestan ni en traducir el anuncio. O es una intención subliminal de aprender idiomas gracias a una marca de perfumes. Es que no dicen ni bien Carolina Herrera, que suena a Cagol-lina Gere-rhaa. Tampoco se preocupan dar un formato navideño, con todo su glamour, onirismo y acción sirven para una celebración de Navidad, San Valentín o Halloween, siempre en un ambiente elitista e internacional en el que sólo se habla inglés o francés.

En fin, les dejo con sus quehaceres cotidianos, que esos todavía no están patrocinados por una marca, que nosotros sepamos. 

02 enero 2025

CRÓNICAS NAVIDEÑAS (XII)

Vuelta a la normalidad.


Pasado el año nuevo empezamos a asumir que la Navidad se acaba, queda el día de reyes. Aunque las luces y adornos permanecen, la Navidad empieza a languidecer y la normalidad, la rutina, vuelve a nuestras vidas. Nos damos cuenta de que los propósitos para el año tendrán mucho de imposible bajo el peso de lo cotidiano. Las noticias abandonan también el tono navideño, los diarios aumentan su grosor. Aparece la división de opiniones, con sus críticas y justificaciones. Los analistas dejan de enfocar los fastos y contemplan sucesos más mundanos. Sólo los parlamentarios volverán a la normalidad en febrero, no contemplan ninguna actividad en enero. La normalidad de un parlamentario siempre parece una extravagancia y también una extra vagancia.

Quedan todavía jornadas de fiesta, pero ya se toman como una recuperación de la sobredosis de alegría, hermandad y felicidad, muchas veces forzada, las cosas irán volviendo a su curso. La vida sigue. Los fiesteros habituales, y los encargados de fastos de cada localidad, todavía preparan las cabalgatas. Los reyes magos son el último reducto de la Navidad, pero ahí los protagonistas son, y deben ser, los niños. Y son ellos los que alimentan la ilusión de unas navidades que ya decaen, son los que mantienen la alegría.

Y no piensen que los adultos retornan al trabajo con las pilas cargadas, para muchos el trabajo supone un descanso del ajetreo vacacional. Incluso hay quien piensa que recuperar la normalidad es una liberación de los compromisos familiares, ya no hay que coincidir con el cuñado, ni morderse la lengua cuando él habla. Pocos se plantean que el cuñado puede sentir lo mismo... pero ¿a quién le importa? Desgraciadamente también nos vamos recuperando de la sobredosis de comprensión a la vez que nos vamos quitando ese kilito que hemos cogido de más.

Todo tiene su fin, y ésta vuelta a la normalidad no deja de recordarnos que la Navidad también se acabará..

01 enero 2025

CRÓNICAS NAVIDEÑAS (XI)

Año nuevo.    



El día de año nuevo, el 1 de enero, es de resaca. Se sufren los excesos de la noche y del día anterior para, además, afrontar los excesos propios del día. Es cuando realmente llevamos al extremo la filosofía de “mientras el cuerpo aguante”. En la mañana queda un paisaje de batalla, lo que no se recogió de la cena del día anterior en casa y los restos de la fiesta en la calle. En todo caso, todos los primeros años comienzan en un escenario desolador producto de la alegría de pasar una página a la que denominamos año. No es tan malo, resaca y desolación invitan a cierto sosiego.

A media mañana el que tenga ánimo para disfrutarlo podrá escuchar el concierto de año nuevo. La orquesta sinfónica de Viena  nos brindará una antología de obras de los Strauss que finalizará con el “Danubio Azul” y la “Marcha Radezsky”, me gustan, pero tengo que admitir que empiezan a ejercer sobre mi el mismo efecto que escuchar por trescientas y una vez el villancico. No obstante, la audición de valses, marchas y mazurcas nos recuerdan, un año más, que también habrá cosas buenas en el año entrante.

Y es que, volviendo a la simbología del paso de la página, el año que comienza es como una página en blanco. Una página en blanco no tiene que significar un hito, un antes y un después en la historia que escribimos en ese libro; pero si es una invitación a ilustrarla con buenos dibujos o a escribirla con buena letra, renglones rectos y sin tachones. Una sugerencia de que todo quede bonito. Pero, seamos sinceros, si tras pasar el mojón de los cien kilómetros seguiremos conduciendo como lo hacíamos antes pasarlo; con el cambio de página no cambiaremos el relato del libro, no nos engañemos.

Pero la página en blanco tiene sus ventajas. Julio Salinas hablaba de la responsabilidad del escritor ante una página en blanco, algo que le incita a pensar sobre qué va a escribir y cómo va a hacerlo. Es una reflexión que nos podemos trasladar a nosotros mismos y darnos cuenta hasta qué punto lo que vamos a escribir sale de nosotros o nos lo están dictando y si lo estamos escribiendo como queremos. Que cada uno llegue a sus conclusiones.

Reitero mi deseo de felicidad para 2025.