Nuevo desorden mundial.
Escribe Alejandro G. Motta en La Razón un artículo de opinión titulado “El nuevo orden mundial de EEUU” un breve artículo que podríamos resumir en su cabecera:”Los movimientos de Trump anticipan cambios en la reconfiguración de fuerzas en el mundo”. Intenta explicar Don Alejandro las líneas maestras del dirigente de los Estados Unidos. Llevamos más de cien años hablando de un nuevo orden, y demostramos ser un tanto ingenuos si creemos que alguna vez ha habido un orden. Si lo contemplamos desde cierta perspectiva, lo que se ha venido a denominar como “orden mundial” es el resultado de acuerdos y desacuerdos entre las potencias del momento al que se van sumando potencias emergentes y del que se van apeando los que ya no eran potencias. Podríamos considerar el Tratado de Tordesillas como un “nuevo orden” que definiría los siglos XVI y XVII, de la misma forma que el Tratado de Westfalia acabaría con este ordenamiento en beneficio de la Francia de Luis XIV y el posterior Tratado de Utrech terminaría con lo establecido en el anterior. La Revolución Francesa y el ascenso de Napoleón terminaron con lo establecido en Utrech y la caída del emperador provocó un orden que se mantuvo hasta la entrada de la unificada Alemania que resultó en la Primera Guerra Mundial: Hitler, y también Mussolini, clamó por que Alemania ocupase un puesto en el Nuevo Orden Mundial. También se habló de un nuevo orden mundial cuando cayó el Muro de Berlín, tácitamente consistente en un mundo globalizado con los Estados Unidos de gendarme. Pero la evolución de las naciones hace que unas se acomoden y otras quieran más. No es algo inmutable.
Por eso resulta un tanto extraño hablar de un nuevo orden cuando apenas podemos identificar el actual. Ya ha habido cambios y debemos tener en consideración que si estamos considerando un nuevo orden es porque actuamente hay un desorden. Por eso, antes de pronosticar un nuevo orden, es necesario conocer el desorden y las claves del mismo. Se está diciendo hasta la saciedad que se está derribando un ordenamiento mundial basado en reglas, a lo que habría que preguntar ¿qué reglas?¿propuestas o impuestas?¿quién las propuso o las impuso?¿benefician esas reglas a todos por igual?¿se cumplen todas las reglas?
Quizás las reglas vengan impuestas por un derecho internacional o por unos organismos internacionales cuyas medidas no consiguen los efectos deseados. A los tribunales internacionales sólo comparecen los derrotados y no siempre. Los organismos internacionales no pasan de ser un foro de quejas, reivindicaciones, resoluciones y advertencias que, en el mejor de los casos, ha paralizado pero no solucionado conflictos. Se convierten estos foros en un avispero de protestas, precisamente, contra los estados que los financian. Ya determinó Estados Unidos abandonar la UNESCO por ser el principal aportador de fondos a una institución que sólo le criticaba. No es que ese supuesto orden esté basado en reglas acordadas, sino en el compromiso de respetarlas y cumplir con lo acordado.. Desde la caída del Muro de Berlín la OTAN va celebrando cumbres en que se acuerdan unos compromisos que los estados componentes (principalmente el pilar europeo) no cumplen. Esa falta de compromiso no sólo acaba con el ordenamiento sino con las organizaciones. Tengamos en cuenta que cuando la UE se ha comprometido a rearmarse, la falta de compromiso, los aplazamientos o las excepciones ponen en peligro la existencia de la propia Unión.
No hay que dudar que las reglas actuales fueron originariamente condiciones impuestas por los vencedores. Una de las claves del éxito chino es que negocia con todos y sin condiciones políticas, algo así como una política de “China primero”, en sus negociaciones no impone ni propone cambios sociales o políticos. Las Naciones Unidas se lanzaron en tromba contra Irak cuando invadió Kwait, pero no hicieron nada cuando Rusia invadió Ucrania, encima dos veces. Los silencios globales ante ciertas situaciones son clamorosos. Es iluso pensar que las naciones del mundo funcionan ateníendose a unas reglas impuestas que se cumplen o no según los intereses del momento.
Hoy vemos que hay nuevos actores que quieren un lugar en el escenario mundial, mientras que hay actores que se han acartonado y son parte del escenario, pero no tienen papel en la obra. Los hay con vocación de protagonista, otros se tiene que conformar con un papel discreto y otros como figurantes. Pero, de momento, los tiras y aflojas están ahí. Desgraciadamente no se discute qué obra se representará, el nuevo orden, sino quien será el protagonista lo que implica cierto maremagnum.
2 comentarios:
Estaban imponiendo el globalismo pero la gente ha reaccionado, a Dios gracias. Un beso
El globalismo no tiene por qué ser malo, las acciones que se imponen si.
Un saludo
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