23 marzo 2025

PROBLEMA Y SOLUCIÓN

Problema y solución.



Ayer Marta Robles publicó un artículo de opinión en La Razón que se mantiene en su edición de hoy, se titula “Patatas calientes”, reclama la autora solidaridad y no entiende que sea un problema acoger a 4000 menores declarados, termina acusando de racismo y xenofobia. Hoy la misma periodista hace mención en “La crónica de Marta Robles” dedicada a esta semana a los pactos entre PSOE y Junts y entre Mazón y VOX en la misma línea y con las mismas acusaciones de racismo y xenofobia.

Según el Ministerio de Industria y Turismo durante 2024 España recibió a 93,8 millones de turistas, poco más del doble de nuestra población. No debería haber ninguna duda sobre la capacidad de nuestro país para acoger y recibir extranjeros. Además, los turistas se suelen ir contentos y satisfechos de su viaje, aunque siempre hay excepciones. Por ello, por l,o menos en el caso del turismo, no debemos ser muy xenófobos. Está clara la raíz del problema. Los turistas vienen a gastar dinero y se pagan la estancia. Un inmigrante viene a ganar dinero y hay que proporcinarle alojamiento en muchos casos. Paradójicamente es Cataluña la que más turistas recibe y la Comunidad Valenciana la que más ha crecido en número de turistas interanualmente. Creo que no se trata tanto de xenofobia sino de desconfianza.

Hay razones para ello, al ser humano le incomoda la novedad y le inquieta lo desconocido. Las aventuras y desafíos están reservados para algunos y mejor fuera de casa.España, hasta hace relativamente poco estaba más acostumbrada a mandar emigrantes que a recibir inmigrantes. No es excusa para que nos sorprenda esta avalancha, desde que era presidente Zapatero nos encontramos con este problema y no hemos sabido resolverlo. Se ha intentado que lo haga Europa, la pagafantas de siempre, pero no lo ha conseguido. Nos encontramos ahora en una situación en que es más fácil entrar ilegalmente en España que hacerlo por los cauces legales. La política de inmigración que estamos siguiendo parece beneficiar más a las mafias del tráfico de personas que a los necesitados.

Es cierto también que ser menor no está normalizado en todo el mundo, en países de África a los catorce años puedes ir con tu kalashnikov matando y violando como niño soldado y expuesto a que te vuelen la cabeza como a un adulto. Con quince años son cualquier cosa menos niños inocentes. También hay que considerar que hacerse una travesía de más de mil kilómetros, posiblemente en nodriza y patera, o esperar en un campamento la oportunidad de saltar una valla son una experiencia que hace madurar. Menores o no, son gente endurecida y, sobre todo, supervivientes. No son una quinta columna, vienen a ganarse la vida y a hacer dinero. Cuanto más hagan mejor.

La generalización induce al error y al estereotipo, no todos los inmigrantes son iguales y si no hay una buena política para acogerlos y un modelo de integración serán ellos los que establezcan su modelo, que será mafioso, y hagan su red de acogida, que será mafiosa.

La inmigración también confirma nuestras debilidades, son ellos los que vienen a cubrir el relevo que dejamos, ya que no hay población para sustituirnos y son ellos los que tendrán que prestar unos servicios que reclamaremos y no habrá personas para realizarlos. Son también una solución que nuestras autoridades no saben organizar y que están dejando que se convierta en la ley del más fuerte.

Y la opción válida no está en el buenismo de bienvenido todo el mundo o el exclusivismo de extranjeros no. Presumimos de ser un país acogedor y tenemos que hacer gala de ello. Pero también hay que ser realista y asumir que la política de inmigración no debe limitarse a la acogida y recepción de los que arriban ilegalmente, esto es enriquecer a las mafias.        

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