Y AL FINAL... NADA

Y al final...nada

Leo hoy en El Deabte un artículo de hace una semana, lo escribe Andrés Amorós en una sección que se llama Lecciones de poesía, que comenta cada sábado una poesía, le  recomiendo la lectura de esta sección al que le guste aprender. El artículo en cuestión se titula “La guasa sevillana de Cervantes” y hace mención al “Soneto al túmulo de Felipe II”, el artículo lo explica y uno lo entiende mejor. El soneto reza así: 

¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!
Porque, ¿a quién no suspende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.

Apostaré que el ánima del muerto,
por gozar este sitio, hoy ha dejado
la gloria, donde vive eternamente”.

Esto oyó un valentón y dijo: «Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente».

Y, luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.

Inusual soneto que a su estructura suma otro terceto, que como explica el autor del artículo, es ajeno al tema principal pero concluye cortante la historia que se desarrolla. Es este soneto como una de esas películas que se ven esperando que pase algo que no llega a ocurrir.

Y no puedo menos que trasladarlo a nuestra realidad política. En ella se está fabricando un túmulo sobre el que hay muchas opiniones y, en mi opinión se están cometiendo muchas tropelías para hacerlo. Por cada una de las piezas que se añade a la construcción, o se quitan, se discute, se vierten ríos de tinta. Se acusa, se insulta y se miente. El asesinato sale gratis, se consiente la usurpación de las viviendas y se obliga a pagar lo que el usurpador consume.

Todos alzan la voz, se indignan , y sienten vergüenza por la España de hoy... pero al final no hubo nada.