Nuevas maneras.
Los humanos tendemos a diferenciar épocas, es fácil diferenciar entre la Edad Antigua y la Edad Media separadas por la caída del Imperio Romano en el 476, la Edad Media da paso a la Edad Moderna con la Caída de Constantinopla en 1453, o con el Descubrimiento de América en 1492 (una nueva corriente ha determinado esta efeméride), en realidad no tiene mucha importancia. No creo que un revolucionario francés se levantase el 14 de julio de 1789 para tomar la Bastilla y se acostase pensando que ese día la humanidad había pasado de la Edad Moderna a la Contemporánea. Generalmente los hitos confirman los cambios más que promoverlos. Es posible que la gestación de la Edad Contemporánea comenzó con la emancipación americana y que la Ilustración aportase su germen. Es evolución y los hitos confirman una nueva fase. El atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre (año 2001) confirmó que el mundo estaba globalizado, se retransmitió en directo la caída de los edificios a una audiencia mundial, que tuvo acceso a declaraciones de cualquier clase de líderes e imágenes de gente apesadumbrada o celebrando, según en que lugar estuviesen.
La evolución de la globalización ha estado sujeta a muchas críticas y elogios. Las pugnas entre partidarios y detractores han definido el mundo actual que, nos guste o no, ya está globalizado. Y un nuevo mundo requiere un nuevo orden y en ello se está. Todavía es pronto para determinar cómo será, depende de quién venza la pugna que hay entre el multilateralismo y el bilateralismo. Esto es los bloques acuerdan las normas o un país pacta, o impone, las normas con otro.
No sabemos cómo se definirá el mundo, pero sus dirigentes están adoptando unas maneras muy parecidas. La primera es de carácter moral: el fin justifica los medios. Todo vale para alcanzar un objetivo. Lo estamos comprobando tanto en política internacional, como en la nacional. El ejercicio del poder, además, se ha convertido en un espectáculo en el que hay que dejar patente la humillación del rival, al que se le trata como a un enemigo. La verdad y la mentira pasan a ser relativas si el fin justifica los medios, se trata de imponer un relato convincente capaz de justificar unos hechos que no son éticos. Todo ello implica también un cambio de principios morales y de conceptos. Con respecto a los principios morales, el mal proceder está justificado si se consigue un objetivo que esté considerado bueno, por lejano que quede o imposible que sea (ahí tienen el recurso al terrorismo). Con respecto al cambio de conceptos asistimos, por ejemplo, a un cambio de lo que hasta ahora entendíamos por igualdad, hasta ahora consistente en las mismas oportunidades, que justifica otorgar privilegios en aras de una supuesta integración para conseguir porcentajes semejantes. También la justicia ha pasado a ser algo relativo que hace de lo legal lo justo, pero que no refleja la justicia en las normas, se invierte la relación la ley debe ser justa por la de la justicia es la ley. La libertad de expresión se limita en nombre de la verdad y la información, qué es verdad y qué información debe darse depende de un grupo de expertos nombrados por los dirigentes. La intervención de la ciudadanía en la vida cotidiana se convierte en ser pagadora-mantenedora del sistema y en un objeto al que convencer.
Las clases dirigentes fomentan unos nuevos valores que no son tales, unos nuevos derechos que limitan libertades y unos conceptos que acotan tanto nuestra vida como nuestra geografía, qué podemos hacer o pensar y dónde hacerlo. La educación está cambiando el modelo, si antes con las matemáticas se aprendía a cómo pensar, actualmente con la inclusividad y perspectiva de género se enseña qué pensar. No se forma en unos principios sino que se forma en una ideología.
En fin unas nuevas maneras que someten al ciudadano a ilusiones, pero que no ilusionan, haciéndole creer que todo va mejor pese a que se admita que sus hijos tienen más problemas que él, pero que, teniendo menos, vivirán mejor que él bajo unos cánones de estricta felicidad que serán definidos por las élites de turno.
1 comentario:
Un gran análisis, pero la mayoría de la gente no se da cuenta de nada. Un beso
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