Mambrú se fue a la guerra.
Parece que vuelven a soplar vientos de guerra. Se habla de rearme, un concepto que nadie explica, se habla de incrementar los gastos en defensa y en seguridad, se intenta buscar el eufemismo perfecto y ambigüo para evitar la palabra guerra. Además, se recomienda a los ciudadanos que se hagan un kit de supervivencia para tres días. De ello se hacen eco los diarios y ABC nos habla de “Del pesto de los suecos a las tabletas de yodo de los finlandeses: los imprescindibles de los kits de supervivencia de los distintos países”, La Razón intenta explicarnos “Por qué el kit de emergencia de la UE se inspira en los manuales de supervivencia nórdicos”, El País aconseja a sus suscriptores sobre “Agua, comida y medicinas: qué incluir en un kit de emergencia como el que recomienda la UE”. El Debate nos informa de que “Europa se prepara para la guerra: estos son los países que ya han mandado un manual de supervivencia a su población”. Parece que el temor se quiere inyectar desde la cúpula dirigente europea ¿es temor o es manipulación? No nos recomendaron en los peores momentos de la Guerra Fría hacernos el kit que nos recomiendan ahora.
Si la propuesta de un kit es una de las medidas para prepararnos para la guerra llama la atención la cantidad de medidas que no se han tomado. Hablamos de seguridad, no de guerra, no se necesitan armas para ello, no sabemos ni se ha indicado qué hay que hacer en caso de conflicto, desastre o pandemia excepto que deberíamos tener un kit de supervivencia para tres días. El resto sobre la marcha. Y así, como Mambrú, vamos a ir a la guerra. A qué guerra, a la que nos dicen que hay en el este y olvidando lo que se gesta al sur, Europa dixit. No podemos evitar hacer comparaciones, en 1808 había en España un fuerte contingente francés mientras que lo mejor del ejército español estaba en Dinamarca ayudando a los franceses, ahora hay fuerzas españolas en el Báltico y Balcanes para hacer frente a la amenaza rusa; en el Líbano para evitar, sin mucho éxito, enfrentamientos entre Israel y Hezbolá; en el Sahel también hay un contingente. En total unos tres mil efectivos de un total de unos ciento veinte mil. Echen cuentas, si este despliegue supone un 1,2% del PIB ¿cuanto exigirá una campaña en la que haya que empeñar una fuerza considerable?
Hay quien da la respuesta de “Si quieres la paz, no prepares la guerra”. Por no prepararla no va a dejar de existir, es una propuesta tan difícil de digerir como “Si quieres seguridad, no tomes medidas”. La negación de una situación no va a facilitar que deje de existir. El caso es que la guerra está ahí y no está invitada. Y la mejor forma de evitarla es estar preparado para afrontarla.
Llevemos la guerra al la vida normal. El policía que le garantizaba la seguridad ha dicho que ya no lo hace, usted frente al ladrón tiene dos opciones o le da lo que tiene siempre que se encuentre con él o se dispone a hacerle frente con lo que pueda y tenga. Usted decide si Mambrú se va a la guerra.
1 comentario:
Creo que es una campaña de distracción. Rusia no tiene ningún interés en atacar Europa. Un beso
Publicar un comentario