Feminismo.
Hoy, siguiendo el nuevo santoral, es el día de la mujer trabajadora. El día que el feminismo ha escogido para celebrar y que ahora denomina día de la mujer. Desde un punto de vista egoísta he visto que no tengo lugar en el escalafón de ayudas y celebraciones. Me retiraron la festividad del día del padre antes de ser padre, me dejaron de considerar joven a los veinticinco, como soy hombre no puedo acceder a los privilegios de las mujeres y con casi 65 estiman que no merezco la jubilación y que todavía debería seguir trabajando. No es que esté en el lugar equivocado, es que nací con la edad descolocada. Tampoco es que mi mujer haya tenido mucha más suerte que yo, ella dejó de ser joven cuando fue madre y su vida ha sido complementar la mía, como la mía ha sido intentar complementar la suya, a ella no le han retirado la festividad del día de la madre y siempre ha sido toda una señora. Hasta hoy hemos solucionado nuestros problemas y hemos salido adelante de todas nuestras crisis. No he tenido la sensación de que ella sea la que manda en casa sabiendo que yo no soy el que manda. Con respecto al reparto de trabajos, la casa se me hace tan grande como a ella lo que hay fuera de casa, pero ambos nos sobreponemos. Parece que mi matrimonio no tiene cabida en el ideario de la Agenda 2030. y todo señala a que la familia es una institución que el nuevo orden social no considera y quiere sustituir.
Los medios hacen hoy referencia a una celebración descafeinada del 8-M motivada por los escándalos sexuales de líderes del PSOE, Podemos y Más Madrid. No obstante se prodigan en opiniones que revisten de carácter político a la festividad, casi parece una versión que emula a la de un primero de mayo.
El País nos informa de “lo que las mujeres ya no se callan”, lo escribe Isabel Valdés sólo para los suscriptores, se complementa la información con una entrevista que Iker Seisdedos hace a Rebecca Solnit que declara “Es alentador que a Trump y a la machosfera les irriten tanto las conquistas del feminismo”, Rebecca Solnit es la escritora feminista del libro “Los hombres me explican cosas” al que el autor del artículo califica como una obra de referencia. Dedica, también El País, un especial en directo al 8 de marzo en el que se van acumulando noticias entre las que cabe señalar que “El Gobierno aumentará un 50% el número de jueces especializados en violencia contra la mujer”, que “El feminismo marcha contra la oleada global de la extrema derecha y para reivindicar el fin de la violencia contra las mujeres o el freno” y que “Las protestas se dividen por cuarto año consecutivo en una veintena de capitales”. No sólo eso, la sección de opinión de El País es un monográfico dedicado al 8-M. La editorial nos dice que “El 8M planta cara al antifeminismo”, en la tribuna cuatro mujeres (Mafe Moscos, Gabriela Wiener, Lucrecia Masson y Carolina Meloni) escriben un artículo a los suscriptores titulado “El 8M de las rotas: carta a las compañeras del futuro”, el subtitulo es un compendio de intenciones “Cómo te lo digo, hermana, qué consigna me invento que no hayamos agotado, cómo te llamo a salir, a luchar después de todo lo perdido, qué mundo queremos, cómo lo nombramos”, lo que plantea dudas en cuanto a si saben qué mundo quieren, pero si se intuye una idea clara de lo que quieren del mundo. Nuria Labari opina sobre “La norma masculina y el problema de “la ciencia limpia””, un artículo sólo para suscriptores en que resume como “La medicina ha estudiado uno de los cuerpos y ha dispensado tratamientos como si las mujeres fuésemos hombres. Y eso por no hablar de que casi todos los estudios se dan en personas cisgénero”, o sea que la ciencia es machista. Berna González Harbour nos habla acerca “De la violada de una ‘peli’ de Almodóvar a la de Boadella”, también es para suscriptores, y se llega a la conclusión de que el espectáculo además de machista, desprecia a las mujeres víctimas. También desde la tribuna Lola Pons Rodríguez nos habla de “Las guapas de Sevilla” en un artículo para suscriptores con el siguiente encabezamiento: “No hay identidad territorial sin un poco de mito, de supremacía y unos argumentos tan irracionales como los de la belleza femenina”. Según El País la mujer es un elemento reivindicativo que quiere cambiar el mundo o encontrar un lugar preponderante en él, victima de la ciencia y las artes y, además, objeto de la identidad territorial. Introduce el término no explicado de antifeminismo sin molestarse en aclarar si tiene mayor extensión o no que el machismo. Al final un lector del El País no puede menos que avergonzarse por ser hombre y sentirse un poco despechada por ser mujer. No se resiste el diario a desbordar el cauce social y pretende llegar a la política y a las relaciones internacionales, llegando a defender equivocadamente, en mi opinión, que el feminismo es de izquierdas y anti Trump ya puestos. Que es como dar dos normas básicas para ser feminista. Me atrevería a decir que hay cierto victimismo como denominador común.
En El Mundo María Fernández y Cintia Fosch informan a los suscriptores en un especial que lleva por título “La batalla de Trump frente a la igualdad, ¿el último gran 'backlash' contra las mujeres en la economía?”, me he molestado por saber que significa “Backlash” y resulta que significa “reacción”, creo que el uso de este término está injustificado, lo cual resta bastante calidad al artículo. Por otra parte se complementa con el siguiente comentario: “La estrategia del presidente de EEUU contra las políticas de igualdad y equidad abren el interrogante sobre si estamos al inicio de un gran retroceso en derechos y avances que las mujeres han conquistado a nivel económico, empresarial y laboral” me parece una afirmación gratuita dado que no puedo leer el cuerpo del artículo, no obstante creo que queda a debate si con ir contra las políticas de igualdad significa desmantelar derechos o, más bien, eliminar privilegios. O si evita plantearse si las conquistas a nivel económico, empresarial y laboral son el resultado de una competencia limpia o de un beneficio legislativo en forma de cuotas. Todo discutible. Vicente Coll informa a los suscriptores que “Ayuso explota el 8-M más difícil para la izquierda: "Ningún gobierno puede decidir quién es buena o mala mujer, ni buen o mal hombre". Es triste, pero cierto, que se intente explotar políticamente una jornada que se dedica a todas las mujeres (insisto, lo de trabajadoras se ha borrado), pero se hace como también se hace el primero de mayo con todos los trabajadores. Jornadas “reivindicativas” que sirven para hacer propaganda de los idearios de los partidos que apoyan a las diferentes asociaciones. Ahonda esta sensación el artículo que escribe, también para los suscriptores, Silvia Lorenzo en el que se informa que “Sánchez se alza contra el "machismo tóxico" a las puertas de un 8-M manchado por los escándalos sexuales de la izquierda”, lo que confirma la irresistible tentación de asignar una tendencia política a feminismo y machismo. Los últimos escándalos parecen contradecir estas sensaciones y que manías consideradas machistas las hay en todo el espectro político y que hasta las más furibundas feministas las han intentado esconder. En los principios de cada uno debe haber también prioridades.
En ABC Patricia Romero y Gregoria Caro informan a los suscriptores que “Los escándalos de Errejón, Monedero y Ábalos empañan un 8-M por el que la izquierda pasa de puntillas”, afortunadamente no se extiende mucho más el diario, pero es suficiente para sentenciar a los que hasta este año hacían una gran fiesta de la celebración. Y hoy no sabemos qué consignas soltaran aquellas que gritaban “Hermana yo si te creo”, parece ser que el feminismo ha tenido su Caballo de Troya.
En La Razón, Rocío Esteban acusa de “ El silencio cómplice de las feministas de izquierdas” y hace una descripción del feminismo actual, muchas tendencias y muchas posturas. No obstante ningún político aprovechará la oportunidad de quedarse callado. La editorial de La Razón nos habla de “La apropiación de un afán que es de todos” en el que se acusa a la izquierda de utilizar el feminismo como un vehículo de propaganda y de enfrentamiento de la sociedad. Francisco Marhuenda nos habla de “Los machos alfa de la izquierda” poniendo nombres y recurriendo al supuesto de qué pasaría si los machos alfa hubiesen sido de la derecha, lo que en principio parecía una denuncia hacía partidos políticos termina siéndolo hacia los medios de comunicación afines al progresismo. Marta Robles nos regala un artículo titulado “Las señoritas”, en el que comienza hablando de los eufemismos utilizados para terminar en una disquisición de la necesidad de separar entre lo ético-moral y lo legal. Según ella, Ábalos merece por sus devaneos una condena social, pero no penal. Al PSOE no se le puede enjuiciar por la conducta de sus militantes, pero si se le puede reprochar su silencio después de proponer abolir la prostitución. Que cada uno cargue con lo suyo.
En El Debate, Almudena MartínezFornés nos informa que “La izquierda feminista afronta su peor 8M por su incoherencia y contradicción”, el subtítulo es bastante esclarecedor y no me parece una afirmación gratuita: “Mujeres que ascienden gracias a sus maridos, asesinatos que apenas bajan y políticos que contratan prostitutas mientras se enredan con un lenguaje que llega al ridículo”. En el artículo hace un repaso del feminismo, tanto de izquierdas como de derechas. Luis Ventoso analiza la evolución del feminismo en un artículo de opinión que titula “Begoña, Irene y mi abuela Lola”, no puedo evitar recordar también a mis abuelas, que llevaban su casa con mano de hierro, mantenían unida a la familia y se cargaban sus labores como propias, rechazando toda ayuda que este humilde nieto quisiera prestar, excepto ir a los recados. Podría calificarlas con muchos apelativos, pero no con el de “sumisas” que pretenden dar a estas mujeres muchos progresistas que no saben cocer un huevo o diferenciar entre una escoba y un escobón.
Y aquí termina mi repaso de las noticias sobre este próximo día 8 de marzo en que se pretende celebrar de todo, reivindicar derechos ya concedidos, justificar decisiones políticas y, sobre todo, ponerse unas medallas o quitárselas a otros a costa de las mujeres. Si uno lo analiza con cierta distancia descubre que no se celebra el día de la mujer (trabajadora) sino el día del feminismo que no es lo mismo, por lo menos a mí no me lo parece. No deja de ser, sobre todo, una celebración donde los partidos políticos sacan pecho y donde el progresismo intenta hacernos caer en la trampa de hacernos creer que como los progresistas son feministas, el feminismo debe ser progresista. Trampas semánticas que no son más que cantos de sirena. Los progresistas han ido de putas y tratado con meretrices, han pagado con tarjetas black o a cargo de lo destinado a los EREs de Andalucía y un ministro se estaba montando un harén a costa del dinero público de todos (que como no es de nadie).
Pues creo que el feminismo, como el progresismo y como todo el mundo, está hecho un lío. Descubrimos que, como toda la humanidad no saben lo que quieren, ni a dónde quieren llegar. En fin, parecen estar en esa fase adolescente en que sólo saben protestar y creer que todo debe ser compartido para su beneficio (convencidos en que es el de todos).
Mi mujer y yo celebraremos este día dando un paseo a pesar de la lluvia y haremos algo de compra.
2 comentarios:
No sè cómo tienes moral para leer el País. Un beso
Hay que leer de todo para tener una opinión fundamentada.
Un saludo
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