Un verano duro.
Los medios de comunicación se están haciendo eco de un verano especialmente duro, por no decir devastador, en lo que se refiere a incendios forestales. No nos debe extrañar. Las lluvias de finales de mayo y primeros de junio facilitaron el crecimiento de matorrales que se secaron con los calores de julio y agosto, mucho combustible y poca prevención. Y cuando decimos poca prevención queremos decir muchos culpables que se preocuparon muy poco por lo que cualquier técnico forestal y conocedor del campo ya sabía que venía.
El que haya muchos culpables favorece colgar el sanbenito a gobierno central, autonómico, a un ministerio o a una consejería. El equivalente a una discusión de galgos o podencos. Ante un incendio resulta tan absurdo discutir de quién eran las competencias cómo si es intencionado o no, lo primero es apagarlo. Nuestra clase política, ya puestos, aprovecha para incendiar un poco más la situación y ya tenemos a un ministro acusando al responsable de la comunidad de Castilla y León de estar en Cádiz mientras hay un incendio en su autonomía, pero el ministro disfruta de unas vacaciones en Alicante. No creo que la presencia del ministro y del presidente de la comunidad en el incendio faciliten las labores de extinción, es más, con ellos allí lo más probable es que las cosas vayan a peor. Son pirómanos de la opinión pública.
El cruce de acusaciones, como siempre, nos lleva a una conclusión: no estamos preparados para los desastres. Ya se demostró en la dana y se está demostrando con los incendios, estamos poco preparados y la labor de los políticos no hace más que empeorarlos. El que haya ocurrido en España el peor incendio desde 1968 no hace más que poner en evidencia nuestra deficiente organización. Como siempre, no hay una acción nacional sino dieciocho políticas poco coordinadas, cada una siguiendo las directrices ideológicas de un partido que no atiende a las necesidades de la nación ni de los ciudadanos.
El que los males se ceben en España como una plaga pone en evidencia que la política de un partido es insuficiente y que la mediocridad de nuestra clase política es evidente. Todo ello hace que la única solución sea esperar a que pase el chaparrón sabiendo que el cruce de acusaciones continuará probando que hay demasiados responsables que materializan a esa España irresponsable en la que, pase lo que pase, no hay consecuencias.
7 comentarios:
Incendios provocados para poner molinos y placas solares en muchos casos. Un beso
Cada incendio tiene su historia, créeme. A lo que no hay derecho es a este desastre de organización.
Un saludo.
Los medios están haciendo algo más que informar sobre los incendios: se están pasando tres pueblos con un asunto que desborda informativos, tertulias, debates y acusaciones de todo tipo. Han convertido los incendios en la "serpiente de verano"...
En mi opinión no resulta vano discutir de quién son las competencias y si el fuego es o no intencionado;: hay que sacar lecciones de esta dramática situación y que procurar que no vuelva a repetirse.
La presencia de un ministro o consejero no soluciona el problema, pero da apoyo y confianza a los afectados: no es lo mismo decir tengo la mala costumbre se comer que levantarse en ese momento de la mesa y salir pitando al lugar del incendio.
Estoy de acuerdo en que la política de un partido no es suficiente y que la clase política ahora es mediocre. La pregunta es ¿cómo se han colado estos mediocres en política? Lo digo porque en la Transición y primeros años de democracia estaban más preparados.
Saludos y...empezamos la cuesta abajo de agosto. A ver si refresca, porque...
Estamos en agosto que es un mes que las noticias dan de sí lo que dan. Un año de incendios supone muchos espacios que rellenar y ningún partido puede evitar caer en la tentación de hacer un uso político de las catástrofes. Nos encontramos con la paradoja de que los incendios son una competencia autonómica, pero la política medioambiental es de competencia nacional. Muchas acciones para prevenir incendios están limitadas por la política medioambiental, el enfrentamiento está servido. El que un ministro o político vaya apoyar es bienvenido, aunque en el momento álgido del incendio se pueda llevar una más que lógica bronca. Las discusiones son bienvenidas en la prevención, pero en la extinción hay que arrimar el hombro, los políticos se han limitado a echarse en cara sus ausencias, ninguno ha dicho ni manifestado nada en apoyo de bomberos y damnificados. La cuesta de agosto puede reducir los incendios si refresca pero los políticos seguirán calentando el ambiente pese a los daños colaterales que provoquen.
Un saludo
¡Hola! Tu reflexión sobre este verano tan duro por los incendios forestales es un texto que pone el dedo en la llaga con mucha claridad. Se nota que escribes desde la preocupación y la frustración, y logras transmitir esa sensación de urgencia ante un problema que, como dices, no es solo natural, sino también humano por la falta de prevención. La imagen de los matorrales creciendo con las lluvias y luego convirtiéndose en combustible es un buen punto de partida, porque explica el contexto. También me parece muy acertado que señales cómo las discusiones políticas, con acusaciones cruzadas entre el ministro y el responsable autonómico, no hacen más que empeorar las cosas. Ese toque de ironía sobre los “pirómanos de la opinión pública” me sacó una sonrisa, aunque amarga, porque da en el clavo.
Saludos cordiales.
Lo malo es que viene de lejos, no es de hoy. No se si será común en otros países, aunque no es ningún consuelo que los políticos intenten sacar tajada de cualquier desgracia o desastre.
Un saludo
Interesting post to read thanks for sharing
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