El cuento de la playa.
Ramón Pérez de la Atalaya había visto muchas playas, fluviales, lacustres, artificiales y, por supuesto, las bañadas por el mar. Para él éstas eran las playas genuinas. Había gran variedad, largas playas de olas suaves y recoletas playas en calas de agua cristalina. Había también playas salvajes y pedregosas batidas por grandes olas y otras cambiantes que reducían su anchura con el movimiento de la marea. Había también playas acogedoras que invitaban al baño y playas traicioneras sometidas a corrientes que había que conocer. Playas solitarias y playas atiborradas de bañistas y sombrillas en las que andar era ya un mérito. Pensaba que se podía hacer una geografía de las playas, pero eso sería una enciclopedia más que un libro.
Se encontraba en ese momento en una playa que no sabría definir, ni muy grande, ni muy pequeña, tampoco sabría definir con precisión sus características, excepto que era solitaria y hermosa, pensaba que las palabras para describirla vendrían cuando hubiese pasado el momento de disfrutarla. En ese momento la playa se le antojó como un hito, venía de la tierra que conocía y se encontraba frente a un mar inmenso y desconocido que confundía su azul en el horizonte con el cielo dando la impresión de ser infinito. Sentía la llamada de ese mar y sabía que al abandonar la playa habría un antes y un después. No sentía temor por abandonar esa playa que tanto le gustaba al entrar en el mar, pero sentía la sensación de adentrarse en lo desconocido. De pronto le asaltó una pregunta ¿Cómo he llegado a esta playa?
El sonido intermitente del monitor de la habitación 306 se hizo continuo, acudió una enfermera y llamó al medico de guardia. Aunque médico y enfermera intentaron reanimarle con la esperanza de que ese maldito monitor que controlaba las constantes de un entubado Ramón Pérez de la Atalaya volviese a sonar con intermitencia sólo pudieron confirmar su muerte.
Esta es mi participación en el reto juevero que propone Mercedes en su blog "Mil y una historias"
30 comentarios:
Hola Luferura,
Me ha encantado tu cuento: mucha sensibilidad, una descripción genial de la situación y un final triste pero con el consuelo de que ya está en un lugar mejor. Entre una habitación de hospital entubado y una playa, creo que no hay mucha duda.
Ya estás enlazado tu cuento.
Un abrazo.
PS: Por favor, pon un enlace a la entrada de mi blog en el que se hace la convocatoria por si alguien quiere leer el resto de los relatos.
Ya está hecho. Un saludo y gracias.
Un gran final. Un beso
Toda una ternura de relato , aunque el final es triste , pero desde esa ventana él imaginaba o tal vez bajar a pasear a esa playa donde tantas veces en otras recorrió.
Un saludo .
Muy buen relato. Me hizo recordar a una historia que escribí hace un tiempo sobre un paciente en coma que sueña estar en una isla desierta en su delirio. Es que el bienestar que dolemos sentir frente a la inmensidad del mar nos invita a reflexionar sobre la vida. Un abrazo juevero
Cuando estuve ingresado y conectado a un aparato que drenaba mi pulmón, el ruido era similar al fluir de un arroyo. Más de una vez, adormilado, pensaba que estaba tranquilamente en el campo.
Me alegro que te parezaca bueno. Un saludo.
La verdad es que me ha salido así, como es un micro cuento el lector tiene que dejar volar la imaginación.
Un saludo.
Me alegra que te parezca bueno. Al ser un microcuento siempre nos recuerda a otras historias y nuestra imaginación complementa y mejora el relato original.
Un saludo
Espero que esté bien y recuperado. Tiene razón en cuanto a las habitaciones de hospital, cuando estuve ingresado tuve la sensación de ser un complemento de los goteos y demás aparatos. Estábamos como sincronizados y lo mejor era abandonarse a las sensaciones.
Un saludo.
Un relato profundo y emotivo, Ramón vio en sus últimos momentos esa playa que no supo definir, triste final que te hace reflexionar.
Me ha gustado mucho, excelente participación.
Un abrazo
La descripción de las playas, desde las fluviales hasta las salvajes, refleja la pasión de Ramón por estos paisajes, presentados casi como metáforas de la existencia misma: variadas, impredecibles, acogedoras o traicioneras. La playa donde se encuentra, solitaria y hermosa, indefinida pero cargada de significado, actúa como un umbral entre su mundo conocido y un mar infinito que lo llama, simbolizando una transición hacia lo desconocido sin temor, solo con introspección.El giro final, con el sonido continuo del monitor en la habitación 306, revela que esta playa es una visión en el momento de su muerte, un instante onírico donde Ramón enfrenta su fin con serenidad. Es una historia conmovedora que invita a reflexionar sobre la vida, los límites y la trascendencia. El final me ha dejado un eco de paz y misterio.
Te felicito.
Muchas gracias me alegro de que le haya gustado.
Un saludo.
Muchas gracias por la opinión y la apreciación. Me alegro de que le haya gustado.
Un saludo
La playa como un pasaje al más allá, está bien logrado.
Aunque para el médico y la enfermera fue un paciente que no lograron salvar.
Saludos.
Maravilloso.
Salud.
Lo del médico y la enfermera... desgraciadamente son cosas que pasan.
Muchas gracias por el comentario.
Saludos.
Muchas gracias por tu opinión.
Saludos.
Hola Luferura,
Bienvenida a los retos jueveros! Me ha gustado tu relato con este inquietante e inesperado final! Y es que el mar en toda su inmensidad es siempre muy sugerente y nos transmite paz! Un abrazote!
Olá, querida Luferura!
Um conto diferenciado, instigante e com um final trágico.
Algumas vezes acontece assim...
Tenha dias abençoados!
Beijinhos fraternos
Muchas gracias. El mar es ese desconocido, invita a la aventura, cada uno decide como enfrentarse a ella.
Un saludo
Muchas gracias por tu comentario.
Efectivamente hay veces que las cosas pasan así.
Un saludo.
Muito obrigado pelo seu comentário.
De fato, às vezes as coisas acontecem assim.
Atenciosamente.
Morir en una Playa.... seria poetico.
ahora bien despertar en la otra vida en una playa....uhhh sublime
Es una buena idea para una continuación. Gracias por el comentario.
Un saludo
Realmente muy buen relato, con un final impactante.
¿Un sueño, una ensoñación de ese paciente mientras comenzaba su viaje final? podría ser, realmente para pensar y sorprender, me gusta mucho, saludos.
PATRICIA F.
Muchas gracias, me alegro de que te guste.
Un saludo
Me alegra que te animaras a participar en los relatos jueveros, LUFERURA, bienvenido.
Me ha encantado tu relato, sobre todo, con ese final, inesperado, tan original. Con la muerte del protagonista. Dentro de la malo, estuvo en la playa disfrutando en su agonía.
Un abrazo.
Muchas gracias, me alegro de que te guste. Intentaré participar en los relatos, me ha gustado la experiencia.
Un saludo.
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