09 julio 2025

EL CUENTO DE LA PLAYA

El cuento de la playa.


Ramón Pérez de la Atalaya había visto muchas playas, fluviales, lacustres, artificiales y, por supuesto, las bañadas por el mar. Para él éstas eran las playas genuinas. Había gran variedad, largas playas de olas suaves y recoletas playas en calas de agua cristalina. Había también playas salvajes y pedregosas batidas por grandes olas y otras cambiantes que reducían su anchura con el movimiento de la marea. Había también playas acogedoras que invitaban al baño y playas traicioneras sometidas a corrientes que había que conocer. Playas solitarias y playas atiborradas de bañistas y sombrillas en las que andar era ya un mérito. Pensaba que se podía hacer una geografía de las playas, pero eso sería una enciclopedia más que un libro.

Se encontraba en ese momento en una playa que no sabría definir, ni muy grande, ni muy pequeña, tampoco sabría definir con precisión sus características, excepto que era solitaria y hermosa, pensaba que las palabras para describirla vendrían cuando hubiese pasado el momento de disfrutarla. En ese momento la playa se le antojó como un hito, venía de la tierra que conocía y se encontraba frente a un mar inmenso y desconocido que confundía su azul en el horizonte con el cielo dando la impresión de ser infinito. Sentía la llamada de ese mar y sabía que al abandonar la playa habría un antes y un después. No sentía temor por abandonar esa playa que tanto le gustaba al entrar en el mar, pero sentía la sensación de adentrarse en lo desconocido. De pronto le asaltó una pregunta ¿Cómo he llegado a esta playa?

El sonido intermitente del monitor de la habitación 306 se hizo continuo, acudió una enfermera y llamó al medico de guardia. Aunque médico y enfermera intentaron reanimarle con la esperanza de que ese maldito monitor que controlaba las constantes de un entubado Ramón Pérez de la Atalaya volviese a sonar con intermitencia sólo pudieron confirmar su muerte.

Esta es mi participación en el reto juevero que propone Mercedes en su blog "Mil y una historias"

4 comentarios:

Mercedes dijo...

Hola Luferura,
Me ha encantado tu cuento: mucha sensibilidad, una descripción genial de la situación y un final triste pero con el consuelo de que ya está en un lugar mejor. Entre una habitación de hospital entubado y una playa, creo que no hay mucha duda.
Ya estás enlazado tu cuento.
Un abrazo.
PS: Por favor, pon un enlace a la entrada de mi blog en el que se hace la convocatoria por si alguien quiere leer el resto de los relatos.

LUFERURA dijo...

Ya está hecho. Un saludo y gracias.

Susana Moreno dijo...

Un gran final. Un beso

Campirela_ dijo...

Toda una ternura de relato , aunque el final es triste , pero desde esa ventana él imaginaba o tal vez bajar a pasear a esa playa donde tantas veces en otras recorrió.
Un saludo .