Leyendas negras.
Los españoles hemos sufrido de manera exclusiva la Leyenda Negra, se creó interesadamente para colgar un sanbenito al rey Felipe II y lo acabamos llevando todos los españoles y nuestras instituciones. Y según la leyenda la Inquisición quemó a todo sospechoso y la tarea civilizadora en América fue un genocidio, es un milagro que en las américas queden nativos y filipinos en en Asia. Y disfrutamos con la Leyenda Negra, ya sea para justificar nuestro supuesto progresismo o para crear una Leyenda Rosa para contradecirla. La Leyenda Negra es actualmente, sobre todo, una opción política sobre la que establecer principios. La defensa de las opciones nubla la realidad histórica: España se desangró en América con toda su grandeza y miseria. No todo fue tan bueno ni tan malo.
Hoy asistimos en España a una repetición de la historia, parece que África se está desangrando en Europa, con todas sus consecuencias y opiniones. Parece que Occidente, como Roma hace más de mil años, está sufriendo una nueva invasión de los bárbaros. Los hay que consideran la emigración como un factor de desestabilización y otros lo consideran como una solución, una mano de obra que ocupará los puestos de trabajo que los europeos no quieren. En todo caso coexisten dos leyendas una rosa, todo el mundo es bueno, y otra negra, todos son unos delincuentes. Ambas leyendas nos alejan de la auténtica situación: tenemos un problema y, creo, que se está analizando mal.
Podemos relacionar a la inmigración con la delincuencia, bandas latinas, violaciones en manada, robos y tráfico de drogas, cada vez hay más extranjeros entre los delincuentes. Lógico si los emigrantes no tienen nada que hacer. El problema que presenta el emigrante - y sus hijos y nietos - es, sobre todo, de integración. No tanto de deportación o de papeles. El objetivo del tráfico ilegal de seres humanos no está en las personas sino en las mafias que las captan y traen ilegalmente. Cada vez está más comprobado, los emigrantes vienen en patera, pero no salen en estas embarcaciones sino en una nave nodriza (comprobado documentalmente). Si hay medios para documentarlo, ¿cómo es que no se puede combatir?
La emigración es un problema, no debemos negarlo. Pero la actitud de nuestros dirigentes es la de no saber qué hacer más allá que improvisar un reparto de los llegados ilegalmente. La acogida no se puede limitar a la concesión de un lugar donde dormir y permanecer ociosos (y este ocio es, en gran medida, el origen de la Leyenda Negra que los criminaliza). Si uno renuncia a la lucha contra las mafias se obliga a una acogida de personas que ha entrado ilegalmente en España y no saber que hacer con ellas es la peor actitud que se debe tener, no podemos esperar gran cosa de un emigrante al que se le han negado las expectativas.
La acogida debe ser también integración, el hecho de entrar ilegalmente en España debe ser un delito penado, y la pena a cumplir es la de permanecer en un centro de acogida aprendiendo español y perfeccionando un oficio. Transformando al emigrante en una persona capaz de trabajar y de echar raíces en España. La atención a las personas exige una carga económica, implicaría reducir el despilfarro. Quiero con esto decir que la solución está en la acogida y en la lucha contra las mafias, la primera es de política nacional y la segunda de acción exterior e internacional. Desde luego, en mi opinión, la deportación o admisión indiscriminadas no son una solución al problema.
Y, mientras tanto, así estamos discutiendo si todo el mundo es bueno o delincuente y dando la espalda a un problema y si podemos encontrar alguien a quien culpar, mejor.
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