Funcionariado.
Nos dicen las encuestas que ha aumentado el número de funcionarios en los cincuenta años que llevamos de libertad de unos 800.000 a 4.000.000, Se han multiplicado por cinco, parece que nuestra satisfacción con los servicios recibidos no ha aumentado en la misma proporción. La cantidad aumenta, no así la calidad. La digitalización se impone y consigue que no haya colas, pero no disminuye los tiempos de espera. Quizás parezca que el aumento de funcionarios se debe a la necesidad asumir un aumento de la burocracia y dar respuesta a una serie de compromisos electorales consistentes en hacerse cargo de nuevas funciones. Da la impresión de que la razón de ser de un funcionario es la de atender la necesidades para no satisfacerlas.
Se supone que un funcionario es el que realiza la función pública, si nos atenemos a este concepto, militares, sanitarios, bomberos y administradores de organismos son funcionarios, como también lo sería un ministro, su conserje en el edifico sede del ministerio o el propio hermano del presidente. Reducimos muchas veces la consideración de funcionario al administrativo de una oficina pública, al antiguo señor o señora que atendía tras la ventanilla que lo mismo podía ser un funcionario de hacienda que el cajero de un banco. Ambos siguen instrucciones y ambos tienen que decir que no cuando por cualquier razón usted necesita que digan si. Cosas de la vida, de la administración y de las jerarquías.
Habría que preguntarse qué pasa. No tanto por el aumento como por el servicio, la creación en cincuenta años de otras diecisiete administraciones algo tendrá que ver, pero no es suficiente. Está claro que la dirección de un ministerio necesita un buen gestor. Los partidos políticos se echan encima unos compromisos que les obligan a colocar a determinadas personas al frente de un ministerio, independientemente de su capacidad para la gestión. Así tenemos, por ejemplo, que una médico está al frente de la Hacienda, un licenciado en derecho al frente de transportes e infraestructuras, o una juez al frente de la Defensa.. Sean o no buenos gestores necesitan del asesoramiento de sus subordinados. Este tinglado medio funcionaba, creo que Defensa es un buen ejemplo, independientemente de la gestión del ministro, había una buena guía y personal que no discute las instrucciones y elevaba las necesidades.
Pero la red de compromisos (¿y necesidad de fidelidades?) de los partidos se ha extendido y cada vez es más necesario colocar más gestores que necesitarán más asesores y que tendrán más compromisos que atender. Creo que ello explica el engorde del funcionariado y la mala relación entre volumen de la administración y sus resultados. Añadimos otro factor, el jerárquico, desde el momento que uno hace una solicitud (no sabemos cuánto ha tenido que esperar para hacerlo) hasta que llega el momento de que la persona adecuada decida pasará un tiempo, y otro pasará hasta que le llegue la comunicación. La digitalización permite el seguimiento del proceso y la información se restringe a dos palabras: en trámite. En la administración pasa lo mismo que en un banco, sólo hay un cajero, eso si hay caja, hay mucha gente en unas mesas que atienden citas que usted debería haber solicitado y en otras oficinas a las que usted no tiene acceso otros funcionarios (como otros administradores en los bancos) se dedican a los asuntos de su ministerio, que no son los suyos.
3 comentarios:
Dios nos libre de la administración. Un beso
Mi padre era funcionario en 1975 y me cuesta pensar que en esa época sólo hubiera 800 mil funcionarios, entre otras cosas porque los regímenes autoritarios suelen engordar esas cifras.
Dicho esto, creo que hay que distinguir entre funcionario y burócrata y muchas veces se meten en el mismo saco. Un médico puede ser funcionario y lo que yo me encontré ayer era una burócrata: Fui al Registro de la propiedad a pedir una nota simple. Ayer era lunes y me dijo que rellena un impreso y que volviera el jueves a recoger la nota (Larra se quedó corto).
Ante mi extrañeza (le dije que en otras ocasiones me la habían dado en el acto), mis súplicas y mis quejas, tiró de ordenador y en minutos tres, me dio la nota simple....
Efectivamente, un funcionario es, en teoría, todo el qye realiza una función pública. Ello abarca desde un chófer del ministerio, un conductor de autobus o de metro (si son industrias públicas), también hay mucho burócrata (y oficinista) que no tienen porqué ser funcionarios.
Los funcionarios no están exentos de que entre sus filas haya vagos y trabajadores, gente flexible o rígida. Teniendo en cuenta que trabajan para otro, hay muchas cosas que dependen de sus ganas y voluntad.
Un saludo
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