Emergencia espacial.
Debo confesar que hoy estoy un poco más inquieto que ayer y que, seguramente, lo estaré a cada día que pase hasta diciembre de 2032. Me dice Juan Scaliter en La Razón que “La NASA aumenta la posibilidad de impacto de 2024 YR4 a 4,3%, el más alto hasta la fecha”, el titular me causa una terrible desazón, tanta que antes de desayunarme, de leer el artículo y de ponerme a escribir me he cambiado e ido al supermercado a comprar papel higiénico, me sorprendió el COVID y el apagón y me prometí que el próximo fin del mundo no me pillaría sin papel, sin natillas y sin latas de fabada. Las natillas y las latas son partes de mi kit de supervivencia pero el papel no estaba incluido, un fallo inexplicable. Ya en casa y con papel higiénico asegurado hasta 2033, por si las moscas, he leído el resto del artículo en el que me dicen que posiblemente el impacto sea contra la Luna y que el asteroide, por su tamaño, sólo es un destructor de ciudades. O sea que por un cataclismo lunar he llenado mi casa de papel higiénico. El chiste fácil sería exclamar ¡Pa cagarse!
¿Y si la NASA se equivoca? La lógica indica que si la posibilidad de impacto, con la Luna, es de un 4,3%, la posibilidad de no impacto con ella es de un 95,7%, es mucho más alta la segunda que la primera, por lo que si la probabilidad de no colisionar con la Luna es tan alta, aumentan las posibilidades de chocar contra otro cuerpo celestial y el más cercano es... la Tierra, de forma hay razones para declarar una emergencia espacial, mucho más grave que la emergencia climática (otra que me pillaba sin papel higiénico).
Para sobrellevar la emergencia espacial, avalada por los expertos de la NASA, las mentes pensantes de la Fundación Pablo Iglesias han propuesto las siguientes medidas:
1. - Contemplar la emergencia climática con la necesaria perspectiva de género, la causa de la emergencia no puede ser el asteroide, ni su resultado un desastre o un apocalipsis, también hay que referirse a la roca y una destrucción consecuente. El machismo no puede ser el beneficiario de esta emergencia, ni los que comercian con el papel higiénico (al que habrá que denominar como bandas de higine).
2. - Una emergencia con justicia social, el fin del mundo debe ser igual para todos, para ello se prohibirán los viajes espaciales y se desalojarán las casas okupadas y habitadas, vivir el fin del mundo en la calle y sin ninguna propiedad nos llevará a afrontar el fin del mundo en la más absoluta igualdad, sin que nadie se quede atrás y sin que nadie pretenda tomar atajo, y asegurándose que cada ciudadano cuenta con el papel higiénico necesario..
3. - Haber logrado los objetivos de desarrollo sostenible marcados por la Agenda 2030, algo que debería estar ya logrado en 2032, habrá que tener en cuenta la gestión sostenible de la emergencia, aunque queda en evidencia que diez y siete objetivos son son suficientes y hay que añadir un decimoctavo: ODS 18: Papel higiénico para todos.
4. - Declaración global del estado de emergencia, necesario para la gestión social, implica la anulación de elecciones, procesos judiciales, y la subordinación de los poderes legislativo y judicial al ejecutivo de cada nación, encargado de la gestión de la emergencia. No obstante, atendiendo a la diversidad de las sociedades, se suministrará un pinganillo a cada ciudadano para que pueda asistir al desastre en el lenguaje que desee. Junto al pinganillo se hará la entrega de un rollo de papel higiénico, bandas de higiene a las feministas.
De esta forma lo que se preveía como un día feliz y sin preocupaciones se ha convertido en un desasosiego y, debo admitir, cierta ansiedad por ser partícipe de lo que se dice al final del artículo:”Este cuerpo rocoso pasa cerca de la Tierra cada cuatro años, por lo que los astrónomos tendrán otra oportunidad de observarlo de cerca en diciembre de 2028. Sabremos con mayor precisión la probabilidad de que el trozo de roca espacial impacte contra nuestro satélite y nos ofrezca un espectáculo increíble y una gran oportunidad para los científicos”. Esperemos que la probabilidad sea más precisa y que impacte mejor con la Luna que con la Tierra, admito que el espectáculo será menor en el primer caso, pero también las desgracias, con un poco de suerte podemos trasladar en 2032 a una comisión seleccionada de personajes a nuestro satélite para que asistan al espectáculo en primera línea, queda pendiente localizar el punto exacto al que enviarlos y acumular el papel higiénico que necesitarán.
Pero las probabilidades que se dan generan incertidumbres e intranquilidades. La única probabilidad segura es la del 100% y, aún con esas, hay veces que falla. Siempre podemos retorcer los números si la probabilidad de impacto es de 4,3% y preguntar que qué probabilidad hay de que sea el 4,3% y la contraria el 95,7%. También debo admitir que gran parte de este desasosiego está causado por la seguridad al 100% de haber malgastado mi dinero en papel higiénico.
1 comentario:
Muy bueno. :) No te preocupes. La semana que viene habrá otra catástrofe. Un beso
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