Números.
Los números, como las calificaciones, son fríos y desapasionados. Un aprobado, un cinco, no refleja lo que uno ha estudiado, ni lo que se ha esforzado. Simplemente califica, la vaguería o el esfuerzo del calificado quedan aparte, él se queda con su cinco y allá se las componga. Los resultados en forma de números resultan muy útiles para los análisis, así podemos tener referenciada nuestra salud de acuerdo con unos parámetros, si tiene más de 37º de temperatura, le dirán que tiene fiebre y que hay que tratarlo. Si su índice de colesterol ha bajado le dirán que está más sano y si ha subido le dirán que se cuide. Dan en este caso los números una referencia de cómo está, no de como vive, la ausencia de fiebre no implica que no tenga que someterse a un tratamiento y que su índice de colesterol esté dentro de límites no significa que se cuide. Pero acudir a los números resulta muy útil.
No se resisten los líderes a utilizar los números y los índices para justificarse o autoalabarse. Uno se puede crear un índice que defina el grado de felicidad de una sociedad y felicitarse por ello si sale un resultado bueno. El problema está cuando uno se enfrenta a los ciudadanos y les tiene que explicar que tienen que ser fieles al índice y ser felices, descubren dirigentes y dirigidos que sería más necesario un índice de amargura que de felicidad. Quiero con esto decir que los números son referencias, pero no hay que darles un significado que no tienen.
Imagínense que yo les digo que tengo en el banco diez millones de euros, ustedes dirán, con razón, que soy rico. Pero resulta que no he dicho que pedí prestados 15 millones que no he pagado todavía, o sea, que tengo un pufo de cinco millones. ¿soy tan rico como di a entender? Indudablemente tengo un problema, el que me prestó el dinero también. Pero ambos nos ajustamos al criterio de rico, yo por lo que tengo el que me prestó por lo que le debo. En ambos casos los números no indican que nuestra situación es comprometida, a pesar de ser ricos.
También dependen los números del valor y la importancia que se den a los problemas. La okupación se considera un problema menor, casi residual, aunque hubiese 20464 viviendas okupadas el 21 de marzo de 2025 (según el diario 20 minutos), en 2024 eran 15289, hay quien eleva este número. Para uno de los propietarios de una vivienda que está ejerciendo de subvencionador del inquilino no resulta un problema menor. No se menciona que los suicidios sean un problema, aunque se relacione con la salud mental, el caso es que según el ministerio de sanidad hubo 1842 suicidios en 2024, se han tomado algunas medidas para prevenirlos. En el años 2023 se realizaron 101322 abortos (lo que el instituto nacional de estadística menciona interrupciones voluntarias de embarazo) y el número de nacimientos fue de 320656, hay quien considera este número la consolidación de un derecho, no se toman medidas para reducir este número que significa que en España, casi uno de cada cuatro embarazos terminasen en aborto. El ministerio de igualdad informa que han sido asesinadas 53 mujeres a manos de su pareja en 2023 (un total de 1238 desde el año 2003) y se considera un problema gravísimo, sobre todo para las asesinadas y sus familias.
No dudo que una mujer que ponga fin a su vida harta del maltrato pueda suponer una buena noticia, ya que engrosaría la cifra de suicidios que es un problema menos grave que el de las mujeres asesinadas que sería una menos y, por tanto, un éxito para las políticas de igualdad. Mientras que en Madrid unas 7000 víctimas del COVID dejan en evidencia una mala gestión, los restantes 143000 fallecidos por la misma enfermedad constatan una gestión impecable. No es cuestión de números sino de interpretaciones. Los números encuentran su acomodo.
Ante 53 asesinatos las autoridades claman ¡ Ni una más! Los consistorios se manifiestan en la puerta de los ayuntamientos a las doce con pancarta,minuto de silencio y absurdo aplauso final, no se clama que ni uno menos ante un suicidio, no hay una manifestación de las autoridades ante las casas ocupadas y no se autorizan manifestaciones ni rezos en las clínicas en que practican abortos, está en entredicho hasta la objeción de conciencia de los médicos. Todo ello demuestra la relatividad de los números. El problema es el que quieren los gobernantes y no los gobernados.
2 comentarios:
Hay muertos de primera y de segunda. Un beso
gracias
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