02 febrero 2025

PRESENTE Y FUTURO

 Presente y futuro.

 

Ilustración de Ricardo el 01-02-2025 en https://www.elmundo.es/opinion/2025/02/01/679cc4f0e4d4d816348b458f.html

Donald Trump está de moda, no hay medio que no lo publique en su portada. Sorprende, pero no debería hacerlo, que la acción del recién nombrado presidente sea la de un toro en una tienda de porcelana. Desde luego no es discreto. En la tercera de ABC.es Alejandro Zaera-Polo escribe un artículo que titula “El fin de las maneras en la era de Trump” en el que habla de testosterona y de la recuperación de la redención como alternativa a la cancelación, determina que, sin ser un santo, Trump es una consecuencia del movimiento “woke”, una reacción pendular. Pero lo que más me ha llamado la atención del artículo es el siguiente párrafo: “Benjamín Franklin, sin ir más lejos, fue un mujeriego, un ladrón, un falsificador y un libelista. Alexander Hamilton protagonizo el primer escándalo sexual de los Estados Unidos de América por su relación extramarital con Maria Reynolds, por cuyo marido fue extorsionado. Aaron Burr mato a Hamilton en duelo y fue un conspirador y un traidor. Y por supuesto, Jefferson tuvo como amante a una de sus esclavas negras… Mucha testosterona ―y sus correspondientes estrógenos, un interés por la materialidad de mundo y un desprecio olímpico por las maneras es lo que siempre ha caracterizado el 'ethos' americano y lo que parece impulsar la nueva era trumpiana. Lo mejor de Trump es que haya sido malo, porque nos redime a todos los que nos hemos negado siempre a ser buenos: su progresismo no está tanto en los contenidos como en su estilo canalla.  No le atribuiría el interés por la materialidad del mundo y el desprecio olímpico por las maneras en exclusividad a los americanos, es posible que sean menos elegantes, pero el desprecio por las maneras es mundial. En Larazón.es Daniel Lacalle firma un artículo titulado “Las órdenes ejecutivas de Trump que todos debemos agradecer” en el que enumera una serie de medidas tomadas por el presidente y por ello, según Don Daniel, los europeos y los españoles debemos estar agradecidos.

No dudo las decisiones de Trump pretendan hacer grande, otra vez, a los Estados Unidos y este eslogan no nos debe coger por sorpresa. Si fuese americano estaría del lado de Trump y, además, tendría la seguridad de que él estaba de mi lado. Pero no soy estadounidense y por eso tengo la certeza de que Trump puede no estar en mi bando aunque tenga mi apoyo, sobre todo porque está dispuesto a hacer a los demás más pequeños. Creo que está convencido de que Estados Unidos se ha hecho más pequeño debido a sus aliados y no a sus rivales. Por esta razón las relaciones que van a sufrir más modificaciones son las que tiene con los más próximos. Ya se ha puesto serio con México y Canadá, más que con China, y está sopesando cómo tratar a los países europeos. Para Trump la Unión Europea es irrelevante, de forma que hay que esperar un trato diferente para cada una de las naciones, miel sobre hojuelas, para él, si consigue sembrar un poco de cizaña. No nos equivoquemos, Trump no espera de sus aliados otra cosa que servilismo.

¿Cómo pasará a la historia? Pues depende de quien la escriba un estadounidense le tratará dentro de cien años con la condescendencia y admiración con que hoy se le trataría a Theodor Roosevelt (no confundir con Franklin D. Roosevelt) en su tierra y con indiferencia, cuando no antipatía por los historiadores no americanos. No creo que esta cuestión le importe mucho a Don Donald.

Y es que no es nuestra vida lo que legaremos al futuro, sino nuestras obras. Nuestras decisiones irán perdiendo transcendencia con el tiempo y, con toda probabilidad, lo más importante que hagamos pasará desapercibido para la mayoría. La educación de nuestros hijos y la forja de su carácter es, en mi opinión, lo más trascendental que podamos hacer, pocas veces lo haremos sin fallos, y siempre hay algo que podríamos haber hecho mejor. Nunca pasaremos a la historia por ello. Si por nuestras obras.

No figura Benjamín Franklin en la historia por lo que fue ( mujeriego, ladrón, falsificador y libelista) sino por científico y político. Mi abuela conoció a Pío Baroja cuando era niña, y lo recordaba como un señor malhumorado, huraño y enfadado con todo el mundo, y sin embargo escribía muy bien. Disfruto de sus novelas. Leonardo Da Vinci era un caradura y un poco vago a la hora de atender encargos, pero su legado es el de un genio. Camilo José Cela era también desvergonzado, incluso maleducado, pero nunca fue un inculto y ¡qué bien escribía! Picasso está considerado un genio, igual que Neruda, era un comunista con dinero, propiedades y mujeriego y pasarán a la historia como un magnífico pintor y un gran poeta. Charles Chaplin el que nos enternecía a la vez que nos hacía reir en las películas de Charlot tenía cierta debilidad por las jovencitas, algo parecido le pasaba a Lewis Carroll, el creador de “Alicia en el país de las maravillas”.

Somos nosotros, los simples humanos, los que nos empeñamos en hacer vidas ejemplares las de los autores de obras ejemplares. Y nos equivocamos. Disfrutemos de las obras y olvidemos lo accesorio. Y volviendo a Trump, me parece muy mal que halla tenido escarceos con  una actriz porno. Pero entiendo que no va a subir los aranceles por sus alegrías o disgustos extramatrimoniales.

Posiblemente estemos a punto de sufrir hechos históricos, el péndulo se mueve hacia el otro extremo.  Ya veremos que obras quedan.    

1 comentario:

Susana Moreno dijo...

Como decía un comentarista no vamos a elegir un cura o un marido, sino un presidente. Un beso