Cabezonería.
Hay veces que confundimos los conceptos o no estamos de acuerdo con lo que perciben los demás. Hay quien piensa ser orgulloso cuando los demás piensan que es soberbio. Hay quien está convencido de ser tenaz mientras el resto del mundo lo tacha de cabezota. Hay aparatos que no funcionan y la tenacidad (o la cabezonería) de conectarlo todos los días esperando que funcione sólo sirve para demostrar la paciencia. El ser humano es especialmente tozudo en aplicar fórmulas que no funcionan esperando que con el cambio de variables resulten acertadas. En este caso la persistencia no prueba la tenacidad sino la tozudez del cabezota.
Escribe Claudia Cid en ElDebate.com un artículo que titula “ Más de 330 candidatos por piso: así ha dinamitado el control de precios la oferta de vivienda en Cataluña” en él se dan datos de cómo ha subido el mercado de alquiler y del aumento de solicitantes de alquiler por casa, llega a la conclusión de que la ley de vivienda no está funcionando. Como el que no se consuela es porque no quiere, es cierto que hay más demanda de alquileres que oferta sin embargo, dirán los defensores de la ley, el que consigue alquilar un piso en una zona declarada tensionada paga menos. Pero la vivienda sigue siendo un problema para los españoles. Hay que tener en cuenta que la solución para los políticos no es la misma que para los ciudadanos. Si el político puede obtener algún rédito de un problema de la población, éste se mantendrá. Un derivado del problema de la vivienda y de su ley es el de la okupación, un singular caso en el que un propietario se ve obligado a mantener al que le usurpa la propiedad, supone un extraño modelo de justicia en el que se unen perjuicio, al propietario por serlo, y prejuicio, el propietario va sobrado de posibles. Habría que preguntarse si mantener la ley de la vivienda, aun cuando no esté dando el resultado esperado, es una cabezonería o el resultado de un cálculo político del que solo se estén beneficiando los okupas.
Publica ABC.es un artículo de Bruno Pérez titulado “El impuesto silencioso con el que el Gobierno ha diezmado la subida de las nóminas y las pensiones” en él se explica que con los sueldos y las pensiones también han subido los impuestos y que gran parte de ese aumento irá a las arcas del Estado. Es, después de todo, la filosofía del socialismo: un estado recaudador y que reparte la riqueza. Pero el propio estado entra en el reparto, la riqueza se reparte entre ciudadanos e instituciones y parece que éstas se llevan la mejor tajada. Esta filosofía nos explica que los indicadores económicos sean buenos, pero que no se transmitan a los vecinos de a pie. No existe una correspondencia entre institución y ciudadanos, el estado puede endeudarse, las personas no. El estado no paga las deudas de las personas, pero las personas tienen que pagar las deudas del estado. No hay correspondencia. Y hay cabezonería en mantener este equilibrio hasta el límite. Una especie de soborno, aumento tu sueldo, prestaciones y servicios a la vez que aumento tus impuestos y mi deuda, que vas a pagar tú. El socialismo se apunta el tanto de lo que ha subido y se calla la carga que te ha impuesto. Mantenerse en el qué bien lo hago, pero me callo lo que te cuesta es una cabezonería política.
Pero la gran cabezonada es la inexplicable necesidad de mantenerse en el poder, olvidando que también es la exigencia de ser responsable. Estamos asistiendo a un espectáculo en el que el que ocupa el cargo en el poder no se hace responsable, no gobierna y manda lo que otros disponen y le permiten, debilitando al estado ( contrario a las ideas socialistas) para continuar, que no afianzarse, en el poder que están ejerciendo otros por él. A la cabezonería se le une la irresponsabilidad.
4 comentarios:
Es como una garrapata. No sé quita màs que con fuego o con aceite. Un beso
Uno de los problemas es quién y en base a qué intereses decide el reparto de lo que se recauda y aquí comienzan los desencuentros.
Las garrapatas son más responsables.
Un saludo.
En mi opinión, cada uno distribuye mejor lo que es suyo. Desgraciadamente sólo intervenimos en el pago, pero no en el reparto de lo pagado.
Un saludo.
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