26 enero 2007

¿QUIEN DIJO MIEDO?

Don Alfonso Ussía es, sin ninguna duda, un gran escritor. Expone con claridad sus opiniones, con una elegancia que daría gusto compartirlas, y hace sus descripciones con una crudeza que no invita a discrepar con él. Por tanto espero que me perdone esta discrepancia, primero porque no creo que me conozca, segundo porque no creo que llegue a leer estas líneas y tercero porque creo que, además de un buen escritor, es un buen hombre que admite cualquier clase de opinión. Asegura que fue la cobardía del pueblo español la causa de que el señor Zapatero hubiese sido elegido en las últimas elecciones. Disculpe, pero discrepo, ya que no creo que fuese la cobardía de nuestro pueblo la causante.
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Creo que nuestro modo de ver las cosas es más negativo, no considero que nuestra sociedad resulte cobarde, quizás poco seria, pasional, indecisa o cómoda definirían mejor su carácter, pero no cobarde. Creo que dentro de nuestro carácter no queremos, ni quisimos, que un partido como el PSOE gane las elecciones, pero preferimos que las pierda el PP. Creo que esa es la diferencia, tendemos más al rechazo de las opciones que a la búsqueda de las soluciones. Digamos que nuestra sociedad tiene esa costumbre de responder a la pregunta "¿Dónde vamos?" con un "Donde tu quieras", cuando sugerimos el lugar que nos gustaría ir, por ejemplo "Parque del Capricho", surge el inconveniente que sin decir no, significa que no iremos: "Está muy lejos", así vamos desgranando una lista hasta que por fin surge el lugar deseado. Algo así pasó en las elecciones del 14 M: Preferimos que perdiera el PP.
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Otro rasgo que nos define es nuestro rechazo a cualqier forma de poder y al que la ejerce. En este sentido Don José María Aznar ejerció de presidente, no mostró ninguna duda en cuanto a la toma de decisiones, fuesen correctas o no, era presidente para eso, y quedó claro quien mandaba en España. No importa que tanto España como los españoles lograsen subir un peldaño en cuanto a consideración y estatus. La figura de un presidente con autoridad, sea bueno o malo, no gusta a los españoles.
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Enfrente estaba el señor Zapatero, dando la representación de un colega que denuncia todo lo malo y algo de lo bueno. El amiguito que cuenta y escucha las historias con esa sonrisa que no transmite nada, alguien que sin ser simpático cae bien, como ya he dicho: un colega (no un amigo). Esta apariencia es lo que nos gusta a los españoles, y además que se enfrenta al poder establecido. Siempre hemos apoyado a David, incluso cuando tenemos que ejercer el papel de Goliat, así se explica que el apoyo a Zapatero no haya caido en picado, porque el colega ha resultado ser indeciso, sorprendido, ha ido a remolque de la situación, ha hecho más enemigos que amigos y de lo que menos dispone es de respeto, y por extensión esa falta de respeto llega al país del que es presidente del Gobierno.Algo que también nos gusta, ya que resulta una excelente excusa para protestar.
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Pero los españoles no somos cobardes, somos ácidos, nos gusta ser independientes y por ende asociales, quizas por eso votamos socialista. Nos gusta reirnos de todo, y sobre todo de nosotros mismos. No dejamos de ser quijotes. El realista, práctico y prgmático Sancho Panza siempre será el escudero, mientras que el caballero seguirá viendo una situación destorsionada en la que los problemas secundarios adquieren un papel princiapal. No somos cobardes, pero nos puede el negativismo, preferimos el sacrificio, aunque sea vano, mientras otro pierda. No reconocemos como negocio un beneficio mutuo, el verdadero negocio en España resulta que otro salga más malparado que nosotros. Pero no somos cobardes.
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