06 diciembre 2019

La inmigración

Panorama X


La inmigración es, según los españoles, el octavo problema de España en importancia. Pero por otra parte, considerando cómo les afecta, lo sitúan en el puesto trece. Como consecuencia podemos decir que la inmigración es un problema más humano que nacional o, incluso, social. No parece que, en teoría, los españoles tengan inconvenientes en que arriben personas de otros países.

Sin embargo la inmigración es un caballo de batalla político y siempre hay espacio para este tema en los medios de información. Tampoco es un asunto que se quiera abordar de una forma integral. La política de inmigración la queremos hacer una responsabilidad europea, pero pretendemos que nos guste, en este caso los estados de la Unión Europea son como la persona que para ir a cenar fuera de casa le da lo mismo ir a cualquier sitio, pero no les gusta ninguna de las propuestas que se les hace. Como no hay un acuerdo comunitario cada Estado improvisa de acuerdo con los gobernantes del momento, ahora acojo inmigrantes, ahora no.

Como en muchos otros casos, la inmigración sirve para afear las decisiones del gobierno de turno. Aunque nos olvidamos de que los españoles, hasta hace relativamente poco, eran los que buscaban trabajo en el extranjero. También nos olvidamos de que dependemos, en gran medida, de los extranjeros; los millones de turistas que nos visitan y hacen gasto lo prueban. La verdad es que no hay una política coordinada, ya no entre los europeos, sino entre las propias instituciones españolas.

Por otra parte, da la impresión de que queremos un compromiso pero no queremos comprometernos. Cuando un ayuntamiento exhibe una pancarta con el texto “Welcome refugies” ¿Qué intenta decir además de bienvenidos refugiados? ¿Quiere decir que todas las competencias de inmigración son suyas? ¿Significa que esta bienvenida se traduce en alojamiento y trabajo para cada refugiado que llegue a este municipio? ¿Tiene capacidad para darlos? ¿O es más bien un brindis al sol, una mera declaración de intenciones? No pretendo afear a la antigua alcaldesa Carmena su gesto, pero si me gustaría reflexionar en lo que estoy dispuesto a hacer yo, como persona, para que sea realidad esta bienvenida. Esto lo hago extensivo a los demás, los españoles también tenemos responsabilidad en este tema, no es solo un asunto para los políticos o nuestras instituciones.

También caemos en los eufemismos, llamamos a los inmigrantes refugiados, como pretendiendo agravar su situación, alguien me dirá que huyen de la miseria y que buscan un futuro mejor (pero eso han sido los emigrantes de toda la vida), los verdaderos refugiados que huyen en busca de seguridad no tienen necesidad de hacer un viaje de miles de kilómetros a España para ponerse a salvo. Entiendo que de Marruecos, país amigo, vienen inmigrantes, pero no refugiados - ¿o es que tenemos relaciones cordiales con un régimen opresor? - creo que los verdaderos refugiados que huyen del régimen marroquí están en, por ejemplo, Tinduf.

Pero creo que, a poco que profundicemos, descubriremos que el verdadero problema es de crimen organizado. Trasladar personas de África a Europa es un negocio. Estrictamente hablando, no vienen los pobres, sino los que pueden o podrán pagar su viaje. Es negocio, tráfico de personas; los inmigrantes son entonces una mercancía que, con sus bolsillos vacíos, ha perdido su valor y puede ser abandonada a su suerte.

¿Se lucha contra este tráfico como se debería? La respuesta la encontramos en los medios de comunicación, solo hay que comparar el número de noticias que informan de la captura de un clan de la droga con las que se publican sobre la detención de redes de tráfico de personas. Desde luego la solución no es dejar morir a los emigrantes en su travesía, creo  que es necesario controlar el flujo de inmigrantes desde su origen y anteponer lo que la inmigración tiene de solución a lo que tiene de problema. Creo que sería más barato captarlos allí, en sus lugares de origen, que esperar a que vengan. Pero de eso hay gente que entiende más que yo y para eso les pagan.  

03 diciembre 2019

Los problemas relacionados con la calidad del empleo


Panorama  IX



He aquí el tercer problema que más afecta a los españoles, pero que estos consideran que es el sexto problema de España, y es que uno lee “los problemas relacionados con la calidad del empleo” y puede hacer varias preguntas, todas ellas referidas a la “calidad del empleo”. ¿A qué nos referimos?¿A la precariedad?¿A la falta de seguridad?¿A falta de equipación?¿A una alta exigencia? Creo, pero es mi impresión, que se refiere a la remuneración, siempre  resulta inferior al esfuerzo que le dedicamos. Pensamos que se nos paga poco y que nuestros méritos son reconocidos pocas veces.

Creo que debemos hacer unas reflexiones sobre la remuneración de nuestro trabajo. En muchas ocasiones he visto, y admito haber tenido, la impresión de que trabajamos más que los demás, de que el único esfuerzo que se hace es el que nosotros hacemos o impulsamos. Pero es un error, Creo que los dirigentes de la gestión de personal hacen que el rendimiento laboral se base en la competitividad, aunque intentando que el compañerismo – la armonía dentro de la empresa – no resulte muy perjudicada. Esto conduce a un sistema que hace que minusvaloremos los méritos ajenos y sintamos, a la vez, los propios ignorados. En definitiva, el actual sistema hace que nunca nos sintamos debidamente valorados y, por ende, recompensados.

También hay que tener en cuenta que en la situación actual, con más de tres millones de personas en paro, la ley de la oferta y la demanda tenga como consecuencia que el trabajador se vea obligado a aceptar un sueldo a la baja, si sobrasen puestos de trabajo y los trabajadores fuesen necesarios los sueldos serían más altos.

A estas dos leyes (oferta y demanda y rendimiento basado en la competitividad) tenemos que unir una tercera ley no escrita, más bien cantada: “todos queremos más”. No sólo pretendemos que se nos valore en el trabajo y que tengamos un buen sueldo, es que en ocasiones queremos llegar a ser ricos. Y olvidamos que los ricos en la sociedad son la punta del iceberg, solo vemos a los que han conseguido ese estatus, pero no tenemos noticias de los muchos que lo han intentado y no lo han logrado. No nos engañemos todo premio (remuneración) se basa en el esfuerzo y en el sacrificio, incluso habría que añadir un factor riesgo. El esfuerzo y los sacrificios se hacen necesarios desde que somos muy jóvenes, cuántas veces hemos dejado de ir de copas o a divertirnos porque había que estudiar, cuántas veces hemos quitado horas al sueño para dedicarlas a un esfuerzo. No termina ahí, ¿acaso a un abogado le gusta defender la inocencia de un violador? Esa remuneración que puede significar la riqueza, la comodidad o la vida asegurada muchas veces implica vender el alma y traicionar convicciones y amigos. Cada uno sabrá qué está dispuesto a pagar y si vale la pena.

Me atrevería a decir que en España no existe un problema relacionado con la calidad del empleo, pero que los españoles si lo tienen. Los españoles somos descontentos por naturaleza y siempre encontraremos motivos para quejarnos, independientemente de los méritos o deméritos que hagamos. Es verdad, que nunca se nos pagará por soportar a nuestro jefe y sus manías, por tener que lidiar con las reivindicaciones e incompetencia de los subordinados, por atender las quejas del público, por ser esclavos de la burocracia, o la inaccesibilidad de nuestros dirigentes. No está en nuestro contrato de trabajo, pero es ley de vida. La clave de ello, entender un día que lo importante es llegar a ser feliz y no rico.