27 enero 2007

PROFESIÓN O VOCACIÓN

Nos encontramos con algo impensable hace unos diez años, la Guardia Civil y el Ejército se manifestan, de diferente forma pero se manifestan. Una concentración de guardias civiles de uniforme en la Puerta del Sol y una catarata de cartas de protesta en referencia a las retribuciones que van a recibir por parte de los militares. No hay nada que prohiba darse un paseo por el centro de Madrid de uniforme, pero si hacer reivindicaciones a la vez que se hace patente la condición de militar. Tampoco está prohibido hacer un recurso, petición o protesta si se sigue el conducto reglamentario, éste parte del último soldado y puede llegar hasta el Rey, el Presidente del Gobierno no disfruta de la condición de militar. Lo que en ningún caso está permitido es asociarse. La condición de mililitar implica la pérdida de algunos derechos constitucionales, como ya se ha dicho, derecho de asociación, militancia en partidos políticos o hacer uso de la condición de militar en manifestaciones o reivindicaciones. Indudablemente algo está pasando y hay que hacer un análisis de los hechos.
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Básicamente el militar sólo tiene un derecho: el de cumplir las órdenes. Pero la obediencia debida no ampara los actos que son manifiestamente anti constitucionales. Los derechos y deberes de los militares están establecidos en las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas, en realidad constituyen un código de honor promovido a rango de decreto. Me refiero a que las Ordenanzas instan, por ejemplo, a "obrar siempre bien"; el seguir esta norma o no, entra más en el carácter moral que en el jurídico. Todavía entramos más en el caracter moral cuando descubrimos que lógicamente no vamos a condenar a nadie que no tenga un elevado espíritu militar. Las Ordenanzas se hicieron para una carrera vocacional más que para una profesión. Lo que podemos deducir de ellas es que cumpliendo un deber se ejerce un derecho y el hacer uso de un derecho implica un deber.
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Creo que unas fuerzas profesionales siempre serán una opción mejor que unas fuerzas de reemplazo. El hecho de haber reincidido en lo profesional tan a menudo y el hecho de que un ministro civil se encuentra al mando de una estructura militar con una normativa estricta en lo que se refiere a derechos y deberes, descubre que hay un planteamiento conciso para los intereses del estado: se es profesional para lo que interesa y se tiene vocación para lo que interesa. Es lo que no se alcanza a ver, como profesional se tiene un derecho a la asociación del que no se disfruta, como profesional se tiene derecho a la reivindicación colectiva del que no se disfruta, es más esta reivindicación colectiva puede llegar a ser un delito de sedición. Entonces por el hecho de ser militar se pueden negar estos derechos, no hay problema, se recurre a la vocación. También se recurre a la vocación para ordenar que se hagan ciertos sacrificios, a nadie le resulta agradable estar en Afganistán y menos cuando se tiene familia y es Navidad, los soldados que están allí no han tenido oportunidad de negociar en qué condiciones se les envía y a qué terminos se van a atener ambas partes. Simplemente han ido y allí están cumpliendo su deber. Esto es la vocación.
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En el caso de los salarios se sienten profesionales, pueden pedir explicaciones y si el sistema retributivo es justo nadie tiene porqué preocuparse. Ahora bien no se puede cometer el error de confundir lo profesional y lo vocacional, nadie discutirá que se le destine a un lugar u otro. Pero es lógico que se pidan explicaciones, máxime si se pueden considerar objeto de una injusticia.
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Otro de los puntos a los que se deben atender, y también refiriendonos a las Reales Ordenanzas, es la prohibición de asociaciones, no deben ser necesarias toda vez que dentro de las funciones del mando está la de velar por los subordinados. Es decir no se necesitan sindicatos, pero un jefe deberá reivindicar para sus subordinados lo que sea necesario ya sea para que cumplan su deber, ya sea para que sean tratados con equidad y justicia. El recurso a lo vocacional ha ahogado cualquier reivindicación, se viene a usar la fórmula "tiene usted razón (y por tanto derecho) pero nosotros no tenemos dinero", es decir se recurre a la vocación de los subordinados pero, en este sentido, sobre todo el superior político, pocas veces está dispuesto a ser un profesional y cumplir con sus deberes.
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La disciplina es la pieza fundamental de las Fuerzas Armadas, no sólo obliga a obedecer las órdenes, también a mandar con responsabilidad, no sólo obliga a la subordinación, también al respeto. Como todo en las Fuerzas Armadas, la disciplina consiste el ejercicio de una responsabilidad y el cumplimiento de un deber. Ahora la pregunta correcta no es si hay que autorizar asociaciones o no, si hay que arrestar o procesar. La pregunta es si todavía existe un conducto reglamentario, si la vida militar consiste más en el ejercicio de una profesión que en el desarrollo de una vocación. Si esta vocación impulsa a buscar el éxito profesional más que fortalecer a una entidad que hasta ahora siempre ha sido bien valorada por quien tiene que hacerlo: el pueblo español.
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