El proceso.
Hablaré hoy una vez más de España, y no sé cuánto tendrá de extrapolable esta situación con el resto del mundo. El caso es que la esposa y el hermano del Presidente del Gobierno el Fiscal General del Estado, dos ex secretarios de organización de su partido, uno de ellos ex-ministro, están sometidos a procesos judiciales. Hay sospechas y se esperan informes que involucren a la Presidente del Congreso y a un ministro relacionados con su gestión como presidentes autonómicos. La justicia es lenta y lo más probable es que no haya conclusiones hasta dentro de bastante tiempo que decepcionarán a la mayoría. Pero nos olvidamos de que, a la vez, asistimos a un proceso más amplio y profundo que nos afecta a todos. Creo que, en realidad, se está juzgando la catadura moral de nuestra sociedad.
Para ello es mejor utilizar lo que sabemos seguro, aquello de lo que no puede haber ninguna duda y ver cómo se está reaccionando ante ello.
De la esposa podemos decir que se le ha regalado una cátedra, no está siquiera licenciada, No es normal que un ciudadano de a pie invite al rector de una universidad a ir a su casa. Tampoco es muy normal que este acepte. Resulta extraño que tomando el té el ciudadano proponga al rector quiero ser codirectora de una cátedra y que éste diga encantado ahí esta, demasiado poder y servidumbre. Los añadidos a esta trama ya se conocen.
Tampoco es normal que a una persona le creen un puesto de trabajo ex-proceso y le coloquen sin darle explicaciones sobre qué se espera de él, tampoco es común que el beneficiado no sepa cuál es su dedicación y dónde tiene que trabajar.
Es extraño que las instituciones estén dispuestas a negociar con personajes (me acuden a la cabeza algún futbolista y alguna actriz) sus deudas y multas con la hacienda, se trata de millones, pero no tengan esta disposición con la pareja de un dirigente político que no le es grato, aunque se trate de miles.
Está claro que los secretarios de organización no han sido muy transparentes con sus cuentas, independientemente de lo ejemplar o no de su conducta, parece que había ingresos todavía más ocultos que sus gastos. No sabemos de la legalidad o no de su actividad unos pueden empeñarse en que no han cometido delitos y otros en que sí. Pero debemos admitir que la ejemplaridad que predican no se la han aplicado.
Y todo ello son pruebas irrefutables con las que la ética de nuestra sociedad tiene que determinar la culpabilidad o no de estas personas. No necesitan condena ni castigo. Somos nosotros los cidadanos los que tenemos que determinar si esto es correcto o no. Y sea el que sea nuestro veredicto sufriremos sus consecuencias
3 comentarios:
No importa si la justicia no funciona. Un beso
No se trata tanto de la aplicación de las leyes. La socidad debería saber qué es justo y actuar en consecuencia. Creo que en nuestra caso, el pecado va con la penitencia.
Un saludo
Este gobierno, no se nos olvide, llegó al poder bajo la bandera de la regeneración y parece que se les ha olvidado, a ellos y a sus socios a los que les resbala el fango bajo la disculpa de que tampoco parece que hayan robado tanto, como si hubiera un listón para medir ciertas cosas.
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