30 septiembre 2008

A VUELTAS CON LA EUTANASIA

Hoy elpais.com publica en sus páginas de opinión un artículo firmado por Luis Montes Mieza y Fernando Soler Grande, médicos del hospital Severo Ochoa de Madrid, y que lleva por nombre "La voluntad inequívoca de querer morir", es un artículo favorable a la eutanasia en el que se intenta, como ocurre con el aborto, que sea una aspiración social, anhelo de la izquierda y logro social.
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Aunque mi posición ante la eutanasia es de duda, no me parece excusa justificarla con una muerte digna, que siempre vendrá definida por la dignidad con que se ha vivido. Pero creo que la eutanasia y su legalización no va a dar una solución al sentido o sinsentido de nuestra vida, simplemente es una de las puertas que podemos usar cuando en el camino de nuestra vida, como decía Dante, nos encontramos con ese cartel que anuncia el final de nuestra existencia.
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Lo que si hace la eutanasia es dejar en evidencia los contrasentidos de la sociedad y también, porqué no decirlo, de nuestra formación moral. Tan sencillo como doloroso es querer terminar con una vida de dolor como continuarla, de la misma forma, resulta igualmente sencillo decir que tenemos el deber de vivir aunque ello sea una tortura. Creo que en ambos casos es querer compartir nuestra responsabilidad con el estado, como una forma de descargar nuestra culpa. Me resultaría difícil asistir a un suicidio sin sentirme verdugo, o acabar con una vida sin sentirme un asesino; también me resultaría difícil dejar vivir a alguien en con un sufrimiento que va a más sin sentirme un torturador. Si reflexionamos, defender o denegar la eutanasia resulta ponerse en una encrucijada. Una persona en coma, o terminal de alzeimer, nunca podrá suicidarse voluntariamente, aunque la sepamos muerta en vida. ¿La matamos cuando se le diagnostique el inicio de la enfermedad? ¿o mejor le dejamos que se suicide antes de que se le olvide? Aunque la pregunta pueda parecer una broma de mal gusto, puede dar nuestra respuesta, y es que la eutanasia define, más que una muerte digna, nuestra actitud ante la vida o la muerte. Algo así como preguntarle a un soldado, ante un ataque inminente y bárbaro, para quien guarda la última bala.
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Es nuestra forma de encarar el resto de nuestra vida, y sobre todo la consciencia de cómo va a ser el resto de nuestra existencia, lo que definirá nuestra opinión de la eutanasia en un momento determinado y nuestro partido por la misma.
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No obstante creo que lo coherente es ser partidario del aborto, la pena de muerte y la eutanasia. A fin de cuentas es exigir al estado que nos ahorre de cargas. También creo que dentro de esta coherencia es estar en contra del aborto, la eutanasia y la pena de muerte, una forma de pedir al estado que defienda la vida. Pero lo que me resulta un poco irónico, pavoroso y sobre todo, triste, es que el estado te diga que no fumes porque es peligroso y luego autorice que desconecten un pulmón artificial al que estás unido porque has fumado mucho. Es mejor mantener al estado aparte y no dar más carnaza a los políticos por una decisión que, a fin de cuentas, es sólo mía.
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Para terminar una pregunta a los partidarios de la eutanasia y de la pena de muerte. Imagínense un hijo puta cualquiera, por ejemplo De Juana Chaos, que nos sorprende con un cáncer de hígado terminal. ¿Le solicitarían la eutanasia?...
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Que responda cada uno.
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5 comentarios:

armando alonso dijo...

Antes que nada te felicito por tu gran artículo. El tema se las trae y tus razonamientos me parecen impecables.
Sobre el fondo de la cuestión, que tiene mucha miga, no tengo todavía formada una opinión. Las dudas me asaltan permanentemente. Y no son dudas de índole religiosa, muy respetables para quien las tenga.
Me parece oportuno recordar aquí y ahora un pensamiento que leí hace poco en los Ensayos de Michel de Montaigne:
"Dicen que el sabio vive tanto como debe, no tanto como puede; y que el mayor presente que nos ha hecho la Naturaleza y que nos priva de poder quejarnos de nuestra condición, es habernos dejado la posibilidad de tomar las de Villadiego. Solo ha inventado una entrada para la vida, mas cien mil salidas" (Libro 2º, capítulo III).
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Estupendo, Luis Fernando. Y dentro de las contradicciones, yo me pregunto, ¿por qué nuestro gran líder apoya la eutanasia y el aborto, pero se declara contrario a la pena de muerte? Quizá porque responde al ideario del buen progre, que no se cuestiona nada, porque están en posesión de la verdad absoluta.

Anónimo dijo...

Soy hijo de mi tiempo y como tal, amigo Lufer, en este tema me abordan un sinfín de dudas y contradicciones. En lo personal, yo aspiro a tener una muerte tranquila y sin dolores, aspiro, en fin, a "bien morir" de la misma forma en que se me ayudó a "bien nacer". Si yo fuera un enfermo terminal y viviera un infierno de martirio evitable, tengo por seguro que pediría la eutanasia, sobre todo si antes he podido caminar, hablar y disfrutar de la vida. Conociendo el "paraíso" no creo que me gustara estar en el "purgatorio". No sé si me explico.

Anónimo dijo...

Ya a la venta el libro "Morfina Roja"

Anónimo dijo...

Suena bien, me gusta leer tu blog, acaba de agregar a mis favoritos;)