14 septiembre 2008

EL METRO Y SU FAUNA

El transporte metropolitano, el metro de toda la vida, vertebra el transporte de una ciudad. Presenta grandes ventajas: es rápido aunque pare en todas las estaciones y no está sujeto a los atascos de las horas punta y la proncipal es que no hay contacto con el maquinista, algo que no ocurre con el autobus, de forma que sobre el uno nos podemos imaginar lo que el otro generalmente nos confirma, (es que los autobuseros suelen ser bastante desagradables, puede que yo también lo fuese si me pasase el día conduciendo por Madrid).
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La gran desventaja es que uno lo ve todo negro mientras se traslada, no hay nada que ver que no sean las paredes del túnel, la otra es que cuando hay una avería te rompe los esquemas que habías dibujado. pero nada es perfecto..
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Algo que me llama la atención es la variedad de la fauna de todos los que somos usuarios, y perdonen que me refiera a fauna pero es así. Las tipologías son diferentes dependiendo de la hora del día, hay pasajeros anárquicos que esperan el tren en cualquier sitio y se acomodan como pueden en cualquier lado. Hay otros que parecen marcar el territorio, esperan subirse siempre por la misma puerta y vagón y casi me atrevería a decir que esperan tener libre el mismo asiento cada día.
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El hecho de seguir un horario hace que sin quererlo nos hagamos compañeros habituales de viaje, más bien manada que nomadea de su domicilio a su puesto de trabajo, y es que los compañeros hablan, discuten se cuentan algo, pero la segunda va de un lado a otro en silencio. Cada uno tiene sus costumbres adquiridas, sabes que en determinada estación una rubia cederá su asiento a una pariente que acaba de entrar al vagón. Sabes que en otra estación una pareja se despedirá dándose un beso y ella se quedará en el vagón mientras que el cogerá una salida determinada.
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Incluso te da tiempo a preguntarte todos los días cómo es posible que ese señor se siente se duerma y sea capaz de despertarse en el momento que el metro entra en la estación. En realidad comunicamos mucho más de lo que pensamos, cuando voy leyendo en el metro pregono mis gustos por la lectura y qué tipo de lectura. Y como ya dije una vez, a veces la música y el mundo encajan y parece que el uno baila mientras la otra suena.
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El caso es que la pregunta que me hago es que habiendo comunidado tanto y sabiendo tanto ¿cómo no somos capaces de darnos los buenos días, o tardes?
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Metro genera extraños compañeros de viaje. Yo soy usuario habitual del subterráneo madrileño y nunca deja de sorprenderme lo que ocurre en ese microcosmos. Viajar en Metro es una "aventura" apasionante. Una vez que entras nunca sabes con qué escenas o vivencias te vas a encontrar. Da para escribir varios libros.

colombine dijo...

no me extraña la estampa que retratas ..yo cuando voy a Madrid , aquí no tenemos ni estamos acostumbrados a vijar en metro..lo utilizo si no tengo más remedio , ..pero me produce cierta claustrofia ..que no puedo evitar...por eso lo primero que me prepara , es el plano de autobuses ...

Lo que ocurre es que cuando voy acompañada , ..la gente en general prefiere el metro al autobús...