El matrimonio, sea civil, eclesiástico, oficializado o no es una institución por la cual un hombre y una mujer (ahora una pareja) se funden en una unidad, que normalmente será la base de una familia. Me gusta el matrimonio, no porque sea conservador o innovador, sino porque es una característica de la raza humana, representa uno de los momentos claves en que el género humano deja de ser un animal más para convertirse en "homo sapiens". Es entre otras cosas un deseo no escrito de ir más allá de la cópula, del placer sexual, de unirse a otra persona y compartir el mayor tiempo posible con ella, poder hablar en un futuro de nuestra casa, nuestros hijos, nuestros nietos y, finalmente, rememorar nuestra vida.
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Creo que va más allá de la lógica, no se puede demostrar ni razonar por que amas a tu pareja, simplemente la amas, es guapa o no, a ti te lo parece. Tiene defectos que con el paso del tiempo se agravan o se pulen, pero ahí están, y sin embargo la sigues amando. Discusión tras reconciliación se mantiene la pareja unida. Y no sabés porqué, pero tu pareja ha llenado tu vida desde el momento que os conocisteis. Eso, en mi opinión, es matrimonio.
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Uno de los apoyos más grandes de esta insitución es la ilusión, la esperanza que uno pone en el otro, la confianza en que esa relación nunca finalizará y que resistirá los embates del futuro.
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El caso es que el artículo con que enlazamos nos informa que una pareja real ha establecido claúsulas en su matrimonio. Ya sea por influencia de la madre o no, se mata la ilusión. Se blinda un amor que necesita ser libre y se coloca una losa sobre la relación. El matrimonio debe ser resultado de una reflexión, no de un capricho. Esta reflexión debe dar como resultado algo permanente, darnos cuenta que nuestra pareja nos complementa, darnos cuenta de que la amamos para el resto de nuestra vida.
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