11 diciembre 2006

CHILE SIN PINOCHET

Pinochet ha muerto con 91 años. El viejo dictador ha muerto consumido por una vida que, en su retiro, se había convertido en una fuga. Pese a que antes de abandonar su puesto como presidente se blindó jurídicamente, tanto en lo que se refiere a su persona como a posesiones, el paso del tiempo ha ido descubriendo resquicios que han hecho que los últimos años del dictador hayan sido más de acoso que de descanso. Ayer hubo muestras de júbilo y celebración por la muerte de un monstruo, un dictador, pero un hombre.
.
No sabemos la influencia que haya podido tener Pinochet en el Chile actual, quizás gracias a él la economía chilena mejoró lo suficiente y la sociedad alcanzó la madurez que hoy hacen de Chile una democracia sólida. Pero, éticamente, el fin no justifica los medios. La calidad que Pinochet pueda o no tener como gobernante queda completamente ensombrecida por el poco respeto que dispensó a los derechos humanos. Es decir, como en el caso de Juana Chaos, creo que ha perdido sus derechos, pero sigue siendo objeto de nuestros deberes.
.
Pinochet ha muerto sin que muchas de sus víctimas haya tenido la oportunidad de verle castigado por lo que hizo, afortunadamente tampoco va a tener la oportunidad de verle perdonado. La vida no es justa, el verdugo ha fallecido pero no por ello dejará de haber ejecuciones, de una forma u otra nos queda el resquemor de que nada ha cambiado en el mundo. En realidad, aunque Pinochet hubiese sido castigado y condenado, nada habría cambiado, las viudas seguirían siendo viudas, los huérfanos, huérfanos y las madres que perdieron a sus hijos seguirían llorando su ausencia. No ha sido posible hacer justicia. Habrá que seguir padeciendo el dolor de la ausencia, pero ya no hay que sufrir la impotencia. Lo que no se ha podido conseguir no nos debe remorder la conciencia. Chile es una democracia.
.
La muerte de Pinochet también ha dado la oportunidad, para muchos perdida, de demostrar que nuestra categoría como personas era mejor. Nunca seré menos verdugo si mato al verdugo. Seré tan torturador si torturo al torturador. El celebrar la muerte de un ser humano, por abyecto que fuese, nos deja al mismo nivel. No hacemos más que celebrar la oportunidad prohibida de hacer justicia. No hacemos más que hundirnos en nuestra miseria pensando que se va a conseguir algo con la muerte de otro, no hacemos más que justificar el proceder del dictador que también pensaba que iba a lograr algo de la muerte de los demás.
.
La vida es injusta, Pinochet a muerto y para muchos se ha perdido el alivio moral que significaría castigar a un anciano. Pero ahora que no está, para algunos se ha perdido la oportunidad de estar a la altura de las circunstancias, de demostrar que eran mejores.
.
Para hacerse una opnión
.

No hay comentarios: