22 noviembre 2025

QUÉ SE JUZGA

 QUÉ SE JUZGA


    Creo que esta semana el tema estrella ha sido la condena del Fiscal General del Estado, el señor Álvaro García Ortiz. En algún programa se ha hecho mención de lo anómalo de que se haya publicado una parte de la sentencia, la condena, sin una argumentación de la misma que está pendiente y que seguramente pase desapercibida. Pero creo que no es necesaria ésa argumentación para desarrollar este artículo.

    Las figuras de la opinión pública han esgrimido argumentos a favor y en contra del fiscal, desde la ausencia de pruebas a la abundancia de indicios. A mí me ha parecido que no hay nada definitivo que implique a la persona pero si a la institución. Creo que está claro que hubo una filtración en la fiscalía que afectó a la intimidad de una persona que, eso si, era culpable. Y el Fiscal General es el responsable de esta institución, parece que ante ese fallo no ha tomado ninguna medida ni ha dado ninguna explicación, se ha limitado a decir que él no ha sido. Es una postura que no defiende mucho a la fiscalía. También resulta evidente la inflexibilidad de la fiscalía ante una persona que ha defraudado miles de euros frente a la flexibilidad demostrada ante otros que han defraudado millones, como pueden ser conocidos futbolistas y actores, o incluso con la benignidad demostrada al defender una amnistía de los que también han defraudado millones en un referéndum ilegal. Todo apunta a que la institución ha sido más Fiscalía General del Gobierno que del Estado y creo que aquí está la verdadera causa que se debería juzgar.

    No pueden evitar nuestros políticos felicitarse por nuestra justicia unos o criticar al sistema judicial otros. Pero pocos se han planteado de la situación de la justicia en España, no se da mucha importancia al hecho de que haya delincuentes con hasta setenta antecedentes penales en la calle, algo que viene a significar que la justicia está perdiendo la batalla contra el crimen y, lo que es peor, que la política lo invade y justifica todo. El caso del fiscal es también una cortina de humo que oculta una realidad.

    Desde esta perspectiva la función de las instituciones está cambiando, creo que están dejando de servir al Estado y pasando a servir al Gobierno (o a su partido). Podría referirme a la actuación del Tribunal Constitucional que parece haber seguido el dictado del Gobierno y la defensa del partido socialista al declarar la constitucionalidad de una amnistía o al anular las sentencias de los EREs. También podría referirme a la fiabilidad de un Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que siempre arrojan en cada sondeo un PSOE ganador hasta en el recuerdo de voto de las últimas elecciones. Hacia la misma tendencia se publican noticias sobre el Instituto Nacional de Estadística y el Banco de España. No es que las instituciones se estén corrompiendo, es que se están pudriendo.

    No se le da mucha importancia a este hecho. Aunque es posible que los de mi edad no tengamos muy claro lo que es una democracia si sabemos lo que no es. Somos un objetivo secundario, el objetivo principal son las próximas generaciones a los que se les puede aleccionar sobre como debe ser una democracia y que las instituciones están al servicio del que manda y no de los mandados. 

    Como en la novela Fareheit 451 es a ellos a los que se les enseñará que los bomberos están para quemar libros.

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