Los malos precedentes.
No sé si cuando conducen les pasa lo mismo que a mí. Generalmente comienzo el viaje respetando la velocidad, luego acelero un poco más para adelantar a otro coche que va un poco más lento. Posteriormente, como no hay mucho coche, me permito ir un poco más rápido. A mitad del viaje no hay parecido entre la velocidad indicada en el coche y la máxima señalada por cualquier señal de tráfico. Lo que era una excepción al principio se ha convertido en algo normal, pero la norma no se respeta. He sentado el precedente y como en este viaje no ha pasado nada, lo más seguro es que en el próximo tampoco pase. Ir a la velocidad que me apetezca será lo cotidiano.
Perdonen que recurra a las historias del abuelo y recuerde las entrevistas que realizaba en Macedonia hace ya unos años. Uno de los líderes, no importa en que bando militaba, que había perdido a once familiares me dijo que se tuvo que pasar noches sin dormir antes de disparar a otro hombre y que, cuando lo hizo, también se pasó unas cuantas noches sin dormir. “Pero el segundo fue más fácil - me dijo - y a partir del tercero fue algo normal”. A las personas nos cuesta dar el primer paso hacia lo reprobable, una vez que lo hemos dado, que hemos sentado el precedente, es sencillo terminar corriendo.
Nos cuenta La Razón que “El TC ultima el borrador de la sentencia que avalará la amnistía”, es este borrador consecuencia de una mentira: lo que antes del 23 de julio de 2023 era inconstitucional, tras esta fecha pasó a serlo. No sé sobre la constitucionalidad o no de esta esta afirmación, pero si sé que si lo uno es cierto (anterior o posterior al 23 de julio) lo otro es falso. Mal precedente. En el mismo medio Francisco Marhuenda hace una denuncia contra “Conde-Pumpido, el amo de la Constitución” en la que se acusa de querer hacer del Tribunal Constitucional la Constitución y a Cándido Conde-Pumpido la personificación del Tribunal Constitucional. Ahonda El Debate corroborando esta acusación cuando María Jamardo nos anuncia que “Conde-Pumpido destina 6 letrados del TC en exclusiva a la amnistía y deja para lo «ordinario» a menos de media plantilla”. Si comentábamos hace unos días la tendencia que tiene el líder a prevalecer sobre las instituciones, cuando no cargárselas, encontramos hoy dos pruebas de tal afirmación: Tezanos se está ventilando el CIS y Conde-Pumpido está corrompiendo al Tribunal Constitucional y haciendo de la Constitución papel mojado. Malos precedentes que hacen que la excepción empiece a ser norma.
Nos informa El Debate, en una noticia de agencias, que “El Gobierno justifica que suba 2.000 millones el gasto en Defensa sin el Congreso: «Es una modificación más»”, una medida que se toma sin consideración al Congreso y sin presupuestos. A la vez, el Gobierno no puede atender a su compromiso con una subida del 0,5% a los funcionarios porque no hay presupuestos. El mismo recurso, sin presupuestos no se puede ayudar a Valencia, pero si se pueden movilizar 14000 millones para hacer frente a los aranceles. Malos precedentes, la falta de presupuestos permite justificar la desatención de unos compromisos, pero otros nuevos compromisos excusan la falta de presupuestos y mantener aparte al congreso. La excepción de ningunear a las cortes es también regla.
Lo peor es que nosotros, la sociedad, lo admitimos como inevitable dando carta blanca a unos políticos que, no nos quepa duda, seguirán copiando tan malos precedentes y haciendo que esta anomalía que estamos viviendo sea cotidiana. Y todo es porque no pasa nada. Somos árbitros, no es necesario esperar a que un partido nos proponga que comulguemos con parte de un programa que no piensa cumplir. Hagamos nosotros nuestras propuestas, hablemos por nosotros y digamos basta de la mejor forma que podamos. Nos merecemos un respeto que no nos tienen, exijámoslo como mejor sepamos y podamos. Refléjenlo en sus redes sociales y en su vida cotidiana. Que los dirigentes cumplan con nosotros y no nosotros con ellos.
Ya se están poniendo en duda muchas cosas: presunción de inocencia, propiedad privada, libertad de expresión... todo lo preciso para quedar a merced de los que se denominan dirigentes. Son ellos los que viven de nosotros y de nuestras esperanzas y, aun así, quieren acabar con nuestros sueños y regular nuestras vidas. Digamos basta de la mejor forma que podamos.