13 noviembre 2006

EL PROBLEMA GLOBAL

http://www.elpais.es/articulo/elpporopi/20061113elpepiopi_1/Tes/Aguas/autonómicas
http://www.elpais.es/articulo/elpporopi/20061113elpepiopi_3/Tes/Energía/más/inteligente
http://www.elpais.es/articulo/elpporopi/20061113elpepiopi_2/Tes/Subdesarrollo/humano
http://www.elpais.es/vineta.html?autor=Forges&d_date=20061110&anchor=elpporopi
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Parece ser que en esta ocasión la página de opinión de El País ha decidido tratar un tema monográfico, sin nombrarlo, a través de tres opiniones de espíritu ecológico y humanista. Una lectura global de los tres artículos y una reflexión con la viñeta del genial Forges nos permitirá analizar cúal es el problema entre nuestro planeta y su inquilino: la humanidad.
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El primer comentario trata sobre el agua, líquido necesario, imprescindible, fundamental para la vida. Desigualmente repartido, consumido y malgastado. A pesar de que casi tres cuartas partes del mundo están sumergidas, sólo una ínfima parte es apta para el consumo. No obstante, hasta hace escasos cincuenta años, se le podía considerar un bien abundante y barato. Hoy, sin embargo, comienza a ser excaso y caro. Indudablemente algo ha cambiado.
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En la segunda columna se nos invita a consumir la energía más eficientemente, asegurándonos que el desarrollo de China e India pueden hacer insostenibles las emisiones de bióxido de carbono (CO2). A la vez se recuerda al Protocolo de Kyoto y la aplicación del mismo, propuesta por el G-8, de los que uno de sus miembros, el que más contamina, no es signatario. Tampoco se puede solicitar a países que buscan desarrollarse, como pueden ser Brasil, China e India, que sacrifiquen su desarrollo por la ecología. No lo hicimos nosotros ni lo estamos haciendo.
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En el tercer artículo de opinión se tratan las desigualdades. Es paradógico que haya más riqueza en el mundo y más pobreza en la Tierra, que las naciones ricas se alcen en la opulencia mientras los pobres se hunden en la miseria. Y es que parece que, al igual que en el mundo de la energía, para que el desarrollo y la economía sean posible tiene que haber ricos y pobres, sobre todo necesitados de un producto.
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El chiste de Forges parece indicarnos que cialquier tiempo pasado fue mejor.
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Malthus previno en el siglo XIX que mientras la población crecía en progresión geométrica, los recursos de la tierra lo hacían aritméticamente, o sea que llegaría un momento en que la Tierra no pudiese mantener a sus habitantes, pero Malthus olvidó, limitándose a los recursos, otros factores como pueden ser contaminación y movimientos migratorios.
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Como consecuencia del aumento de población, la contaminación crece geométricamente también, modificando los ciclos naturales de la naturaleza y su equilibrio. La sociedad ensucia más y genera más basura de la que se puede tratar o reciclar, ya que el tratamiento de residuos tiene un límite y su producción no. El derecho que todos los seres humanos tienen a no pasar frío o calor hace posible el acceso de mayor población a la calefacción o el aire acondicionado, lo que provoca un mayor consumo eléctrico, más emisiones de gases.
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Por movimientos migratorios hay que considerar, además del conocido y trágico nomadeo de habitantes de países pobres a ricos, el éxodo del campo a las ciudades. Éste ha provocado la ruptura de un equilibrio basado el el cuidado del entorno de los que vivían en él. El cuidado de los bosques para preservar la caza, de la tierra para asegurar las cosechas y del ganado para comerciar y comer hacían que el entorno se mantuviese límpio y se pudiesen prevenir desastres. Ahora el habitante de la ciudad no depende del campo y estima que, aunque el cuidado del entorno es necesario, no está especialmente involucrado en el mismo.
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Mayor población siempre será mayor consumo, huir de la escasez es supervivencia. Creo que las predicciones de Malthus se cumplirán algún día, pero hoy no es ese día. Hay que tomar medidas, no muy drásticas, pero globales. La primera de ellas no es tanto fomentar el ahorro como impedir el despilfarro. La segunda consiste en intentar restablecer el equilibrio perdido, la superpoblación es la que lo está rompiendo, hay que repararlo creando más zonas verdes y húmedas. Las ciudades deben ser los nuevos pulmones, plantar árboles en calles y azoteas que puedan absorver nuestras emisiones. Si somos capaces de construir oleoductos que atraviesan continentes, también podemos ser capaces de construir acueductos que lleven agua de desalinizadoras hasta donde sea necesario. No es barato, pero es posible, además aseguramos nuestra supervivencia.
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Restablecer el equilibrio natural es algo tan sencillo, y difícil, como saber cual es el equilibrio natural y dotar de infraestructura a la Tierra para mantenerlo.

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