27 junio 2007

RELIGIÓN Y DICTADURA (carta a Doña Elvira Lindo)

Doña Elvira Lindo nos obsequia hoy con una columna un tanto encendida en El País titulada "Obispos". En ella sugiere a los obispos americanos invitar a los obispos españoles y a estos últimos que aprendan de los sistemas utilizados por los del otro lado del Atlántico. Lo triste es que una autora que, en mi opinión, suele ser comedida en sus expresiones, ponderada en sus juicios y muy elegante escribiendo sólo haya hecho gala de esta última característica cuando ha tenido que hablar de la iglesia. Creo que, parafraseando a Cervantes, con Elvira se han topado. Va a resultar verdad lo que dijo Marx, que la religión es el opio del pueblo, y que como éste estupefaciente, su consumo relaje el ánimo y su falta lo excite.
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Pero no deja de ser paradógico que en el mundo de hoy, en una sociedad en que la libertad de expresión es uno de sus pilares, aparentemente sólo políticos y periodistas pueden expresarse con cierta libertad. Me refiero a que ellos tienen derecho de una réplica más o menos respetuosa en la que no se les impone el silencio. En el caso del señor Cañizares, Doña Elvira Lindo, le viene a decir que se calle, que no necesitamos para nada su opinión y que no tiene porqué darla. Es más, se permite el lujo de indicar que los asuntos religiosos son algo privado y en la intimidad deben quedar.
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Soy católico y no soy practicante porque hay posiciones que no comparto con la Iglesia. No se si eso me hace un mal católico, estoy seguro que si me hace un mal feligrés, pero no me hace menos creyente. También respeto las decisiones eclesiásticas aunque no me gusten. En este mundo nos movemos doña Elvira, denominar ahora a un musulman como infiel me parece una soberana tontería, y peor que eso, una falta de respeto. Un respeto que todos nos merecemos, independientemente de nuestra opinión, credo o raza. Si la libre expresión y la réplica es un derecho que todos tenemos el respeto es nuestra responsabilidad, la garantía de la convivencia.
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No sé su militancia e ideario, tampoco creo que sea muy importante para que la considere buena escritora. Es su decisión que su inclinación política sea algo público o privado. No seré yo quien le exija lo uno o lo otro. Tampoco sé su credo, la sigo considerando excelente escritora y no le exigiré que sea algo público o privado. En fin, que no me importa su militancia ni cómo la ejerza mientras no vulnere ningún derecho de las personas. Tampoco me importa la influencia del credo en la vida de cada persona, es su elección si quieren hacer apostolado o no. Y es mi decisión considerarlo propaganda o no. Creo que tengo derecho, como usted hace, en sugerir lo que podrían hacer. Me parece peor decir que deberían hacer y por supuesto, me parece muy mal hacer mención a lo que deben de hacer. Y esto último es lo que hace cuando dice que la fe es un asunto de uso privado y es que, señora, cada uno puede hacer con su fe lo que le plazca.
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Afortunadamente en España tenemos opciones para escoger la educación de nuestros hijos, la libertad de cátedra es otro de los derechos que asisten a los que imparten la enseñanza. De forma que hay opciones para unos y otros. Si uno lleva a su hijo a un colegio religioso debe tener, al menos, una pista del ideario de la institución de cara a la religión. Hablamos por tanto de lo que unos pueden considerar una imposición amparada en la Ley.
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Cuando hay un sector que es incapaz de explicar que no es una imposición sino algo necesario. Cuando parece que la Ley es más acorde con el ideario del Partido que detenta el Gobierno que con la necesidad de solucionar un problema social. Cuando la réplica no se basa en la razón sino en la descalificación. Creo que se caen en procedimientos dictatoriales, un despotismo ilustrado. Vamos, que te voy a hacer un favor aunque no quieras.

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