06 junio 2007

MOVIMIENTO DE VELETA

El movimiento de veleta al que hay que referirse hoy es la súbita decisión en lo que se refiere al régimen carcelario que va a disfrutar el asesino De Juana Chaos. Se ha pasado del planteamiento de equiparle con una pulsera mientras permanece en su casa tras el alta médica a declarar con rotundidad que no va a cumplir lo que queda de condena en su domicilio. No dudo que el fin del alto el fuego haya tenido algo que ver en esta decisión. Pero no me gusta lo que significa: el implícito reconocimiento de que el Gobierno estaba haciendo algo mal, lo sabía y lo ocultó.
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La posibilidad de que De Juana estuviese disfrutando del privilegio de una prisión vigilada en su domicilio era, según los organismos oficiales algo legal y necesario hacerlo, ahora también resulta legal que finalice su condena fuera de su domicilio (lo ideal sería en la cárcel) y seguramente resulte necesario proceder de ésta forma. El que por fin se haya actuado conforme a lo que se debe de hacer sin buscar explicaciones ambiguas, amparándose más en la letra de la ley que en su espíritu, a lo mejor provoca que en adelante el gobierno se preocupe más de la administración de justicia que de la aplicación de las leyes.
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Pero lo triste es que el Gobierno, teniendo el apoyo de la ley antes y después de la ruptura de la tregua (e insisto que lo justo es que De Juana pase el resto de su condena en la cárcel) esté dando la impresión de proceder con un infantil “pues ahora te vas a enterar”. Con esta decisión con un poco de suerte pone las cosas, y al asesino, en su sitio, y es necesario que así sea, pero no puede evitar haber hecho el ridículo en lo que se confirma fue un acto de buena voluntad. Tampoco puede impedir dar una imagen de debilidad y de no haber estado a la altura de los acontecimientos. Y lo peor es que es incapaz de demostrar que actuó transparentemente y sin abusar de la confianza que los ciudadanos depositaron en él. Hay que recordar una vez más al Gobierno que el fin perseguido no justifica los medios. Consolémonos en que ciertas cosas vuelvan a estar en su sitio.
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También deseo un golpe de veleta en lo que se refiere a la voluntad de negociar (y pactar) de PSOE y PP para rehabilitar el Pacto Antiterrorista. Parece que ha habido más voluntad en hablar con ETA que con la oposición, pero en este asunto la intransigencia mantenida por ambos partidos ha sido la que ha marcado la tónica. Esperemos que nuestra clase política sea capaz de enmendar sus errores.

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