11 junio 2007

ATLÉTICO DE MADRID

Pues dentro de mi ánimo de hurgar por internet, el otro día pude bajarme la canción que conmemora el centenario del Atlético de Madrid, cantada por Joaquín Sabina. Equipo donde los haya y eterno aspirante a campeón al principio y superviviente al final. En mi muy humilde opinión la canción define perfectamente al equipo, e incluso hace que el oyente intuya porqué despierta éste club las simpatías en aquellos que no somos forofos del fútbol.
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En contra de lo que pueda parecer, no aprecio al Atleti como una alternativa a los grandes, los que podríamos decir “oficiales”, Madrid o Barcelona. Ese papel queda para el Valencia, el Sevilla, el Deportivo o el que surja como revelación la temporada en cuestión. A todos nos gustaría que el Atleti estuviese entre estos grupos y, de vez en cuando, así es. Tampoco van los tiros en eso de adherirse a un equipo que resalta sobre lo modesto y no llega a lo divino, algo por llamar la atención o evitar la eterna pregunta de qué hizo el Madrid o si ganó el Barcelona. Ése preguntar por un tercero que nos puede desencasillar a la vez que darnos cierto matiz diferencial. También, al preguntar por el Atleti, se nos puede incluir en esa magnífica hinchada que tiene; acostumbrada a sufrir, fiel a su equipo e imperturbable a los resultados. Esa afición que tiene el derecho de celebrar cada triunfo como si se hubiese logrado un campeonato.
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Es que el Atlético de Madrid se identifica con nuestras vidas, no es el equipo ganador, del que no se espera menos, como puede ser el Madrid o el Barcelona. No es un equipo en el que se depositen esperanzas como puede ser el Bilbao, el Sevilla o el Valencia. El Atleti es un equipo al que se fía a corto plazo, gusta que gane, su victoria entusiasma, pero se celebra como el que celebra un matrimonio civil, con los allegados y de la forma más discreta posible. Cada partido resulta una incógnita, algo parecido a la calificación de nuestro próximo examen; o si saldrá bien nuestro proyecto que, sin ser faraónico, lo nuestro nos cuesta; o si solucionaremos de alguna manera ese problema que no es tan importante pero perturba nuestros sueños.
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El Atlético de Madrid nos puede recordar a nosotros mismos, empezamos el mes con ilusiones renovadas, proyectos de inversiones y grandes planes de compras, pero lo terminamos alargando el sueldo y rogando llegar a fin de mes. Lo más parecido a cualquiera de sus ligas. Por eso asumo los resultados de éste equipo con la misma conciencia que asimilo mis errores y aciertos. No porque el Atleti sea el club de mi vida, sino porque mi vida sigue los mismos avatares que el Atleti.

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